El Valle Perdido del Río Omo
Las mujeres de la tribu Mursi son mundialmente conocidas por cortarse el labio inferior e insertar un plato de barro que va incrementándose en tamaño con la edad y constituye un signo de belleza y prestigio para su tribu. Las chicas de la foto viven junto con los otros miembros de su tribu (aproximadamente 7.500) en el valle del Rio Omo. El Valle del Rio Omo es una de las regiones más variadas del mundo desde un punto de vista antropológico. Una docena de tribus diferentes viven en la zona sur del Valle del Río Omo cerca de la frontera con Kenia y Sudán del Sur. Conocer y fotografiar a estas tribus es una experiencia inolvidable pero requiere muchos sacrificios tanto en comodidad como desde un punto de vista ético. Te guste o no estas participando en un safari humano. A ti de evaluar si puedes vivir con eso.
Jinka es la única “ciudad” de la zona donde conseguir un mínimo de comodidades y el mejor lugar para comenzar el recorrido. Se encuentra a 650KM al sur de Addis Abeba por una ruta que puede tardar entre 8 y 15 horas en carro (4 x 4 necesaria) en función de las condiciones de la carretera. Para llegar ahí reservamos un vuelo de ida a Jinka y contratamos a un chofer para que nos esperara alla a la llegada del avión y asi evitar de hacer la misma larga ruta dos veces. El avión era muy pequeño y me daba la impresión de volar en una licuadora. La pista de aterrizaje de Jinka, cuando no recibe vuelos, es usada como cancha de futbol.
A las afueras de Jinka se pueden visitar aldeas de los Ari. Una tribu bastante sedentarizada viviendo en pintorescas casas y bastante más sonrientes con los turistas que muchas de las otras tribus.
Para programar un viaje a la región es importante tener en cuenta los días en que se celebran los mercados en diferentes localidades. Los principales y más pintorescos mercados en la zona son el de Key Afer los jueves y el de Turmi los lunes y jueves y Dimeka los sábados. Jinka también tiene un mercado los sábados.
El mercado de Key Afar los días jueves reúne a miles de personas pertenecientes a las tribus Banna, y Hammer.
Resulta interesante observar gente ataviada en trajes tribales tomando una cerveza artesanal en un bar moderno.
Los Mursi, son la tribu más belicosa de la región. Nuestra visita se limitó a ver el exterior de una aldea pagando un precio de entrada y sacándole unas fotos apuradas a unas mujeres bajo la mirada amenazante de unos hombres con sus kalashnikovs. La lluvia no ayudaba.
Pasamos dos noches acampando en el Parque Nacional de Mago donde se puede observar fauna salvaje así como mágicos atardeceres. Es obligatorio contratar a un guardia con escopeta para protección contra los animales. El nuestro se durmió al lado de un árbol y no se dio cuenta que los mandriles se robaron la mitad de nuestra comida.
Las mujeres Karo se adornan la piel con cicatrices auto infligidas para simbolizar diferentes etapas de la vida (pubertad, matrimonio, maternidad)
Los Karo son también conocidos por sus elaboradas pinturas corporales.
Los Dassanech son agro pastoralistas, que viven en aldeas más elaboradas que las otras tribus. Unas semanas después de mi visita, ésta aldea tuvo que ser evacuada a causa de terribles inundaciones.
Llegar al pequeño pueblo de Turmi después de varias horas me daba la impresión de ser Mad Max llegando a Truequelandia. El pequeño pueblo cobra vida los lunes y los jueves con su impresionante mercado que congrega sobretodo gente de la tribu Hammer.
Pasamos en total unos 8 días en el Valle del Río Omo. Me gustaría volver y contratar una excursión que me lleve a pueblos más recónditos donde pueda ver a las tribus en su elemento más natural y sin la influencia del turismo, pero eso tarda mucho más tiempo. A pesar de lo fascinante que resulta la zona, después de una semana las condiciones básicas del viaje (baños, alojamiento y comida) comienzan a cansar y tienes ansias de llegar a pueblos un poco más modernos. Las lluvias comenzaron a hacer intransitable la ruta y nuestra 4 x 4 se quedó atollada por un buen momento.
Mucha gente critica este tipo de viajes como “safaris humanos”. Si bien comprendo ese punto de vista, creo que el turismo es una de las pocas formas en las cuales estas personas podrán progresar y valorar sus tradiciones. Entre tanto la modernidad comienza a infiltrarse poco a poco en el valle en la forma de un gigantesco proyecto hidroeléctrico y de agresivos misioneros evangélicos que poco a poco ponen en peligro de extinción este reservorio de diversidad humana y cultural. Les escribo esto por computadora , desde mi casa y la comodidad de mi vida occidental así que tienen razón en llamarme egoísta e hipócrita por el hecho de que esto me entristesca.
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