No es justo
Foto: Enrique Cúneo
Un triunfo en casa frente al Áncash es algo que debería ser normal. Pero el resultado, más que injusto para los de verde que llegaron a Matute a plantarse con orden y con ganas, es injusto para nosotros, los que de locales tenemos que marcar claras diferencias. Esta es una crónica sobre la injusticia. Para los que gustan de las estadísticas y valoran los resultados, estamos terceros, a dos puntos del primer lugar y ayer ganamos tres puntos. En cambio, para los que queremos ver un equipo con ideas y emociones, una defensa sólida y solvente, un mediocampo creativo y una delantera con gol, el partido de ayer resulta, antes que nada, preocupante. Porque no es justo que se gane a un rival de mucha menor jerarquía –futbolísticamente hablando y con el respeto que se merece el Áncash- con un penal, gestado tras un contragolpe.
No es justo porque fuimos locales. No es justo porque debimos arrollar y sí se puede hacerlo en este campeonato, como lo ha demostrado el Vallejo apabullando a un Melgar (5 a 1) que venía de ganarle claramente a Cristal. O como hizo el mismo Cristal –hoy venido a menos- en las tres primeras fechas. Nosotros no hemos ganado claramente hasta ahora.
No es justo sobre todo para la gente –poca o mucha- que llegó a la cancha, porque nunca se dejó de alentar: los de sur, los de oriente. Tampoco es justo que Montaño no encuentre las ideas ni que cuando Quinteros lo reemplaza, tampoco lo haga. Y no es justo que ninguno de los sistemas nos funcione, porque ayer fue un 3 – 5 – 1 – 1 que tampoco dio resultados. Y no es justo que Alianza Lima se salve del empate por un penal errado por el Áncash o por un tiro de fuera del área que dio en el palo.
Y ahora que lo pienso, creo que tampoco es justo que Reimond Manco estacione su deportivísimo Toyota blanco afuera de occidente, cuando se le hubiera necesitado en la cancha. Independientemente de lo poco que puede haber conseguido con el equipo o en su actual participación en el extranjero, Manco significaba una esperanza, tanto para la tribuna como para la táctica. No es justo que se vayan tan jóvenes. No es justo que Pizarro, Guerrero y Farfán metan tantos goles en la Bundesliga, cuando hace tan poco vistieron la blanquiazul, cuando acá las gargantas están preparadas siempre, pero las usamos poco.
Lo de ayer en la cancha no le hace justicia a nuestra historia o, si se quiere, no le hace justicia a nuestras expectativas de estilo y nivel futbolístico que Alianza merece. Lo de hoy en la tabla le hace justicia a la expectativa de que todo va a mejorar pronto. Los jugadores y el comando técnico tienen la palabra.