El colesterol
Cada vez que escucho la palabra colesterol, inmediatamente escucho también la frase “no es bueno” y la verdad es que esto me trae a la memoria mis clases de bioquímica en la universidad, en la que me enseñaron precisamente lo contrario. Todas las personas conocen algo sobre el colesterol, pero la gran mayoría no domina el tema pues no es un algo que resulte fácil de entender. Explicar su origen, su formación, su metabolismo y por qué se le ha satanizado durante tantos años involucra muchas veces usar un lenguaje algo técnico, por esta razón en esta entrega voy a tratar de darles una explicación muy simple, partiendo de lo general a lo particular.En la naturaleza hay dos tipos de grasas (también llamadas lípidos): las de origen animal y las de origen vegetal. A las primeras se les llama también grasas saturadas ya que en su estructura química todas las posibilidades de combinarse están copadas, y a las segundas se les llama grasas insaturadas porque estructura química tiene la capacidad de combinarse con otras sustancias. La importancia de esto radica en que las primeras, al no combinarse con otras sustancias, si se consumen en exceso, se depositan en las paredes de los vasos sanguíneos, mientras que las segundas, por su capacidad de combinación, pueden ser utilizadas por nuestro cuerpo para producir una serie de sustancias útiles y así casi no se convierten en un problema para nuestros vasos.
El colesterol es una grasa saturada de origen animal (no existe colesterol en las grasas de origen vegetal) cuyo nombre proviene del griego Kole (bilis) y stereos (sólido) porque se le halló por primera vez en los cálculos de la vesícula biliar. Normalmente se le encuentra en altas concentraciones en ciertos órganos como el hígado, el páncreas y el sistema nervioso.
Existen dos fuentes de colesterol en los humanos:
La dieta con la que recibimos aproximadamente un tercio del colesterol total a través del consumo de productos de origen animal: carnes rojas, vísceras (sobre todo hígado), yema de huevo, lácteos, mariscos, entre otros.
La fuente endógena, que es la que forma nuestro propio cuerpo. Abarca las dos terceras partes del total a partir de una serie de reacciones químicas que al final sirven para mantener nuestros niveles de colesterol. Como veremos más adelante, el colesterol tiene una gran cantidad de funciones importantes. Todas las células de nuestro cuerpo tienen la propiedad de formarlo.
El colesterol es imprescindible para la vida, ya que sin él, muchas funciones no serían posibles:
No podríamos formar las membranas que envuelven a nuestras células.
No produciríamos una hormona importantísima llamada cortisol (cortisona), cuya presencia es muy importante para el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y lípidos, y para regular el balance de agua y de minerales.
No tendríamos vitamina D, que nos ayuda a la absorción del calcio.
No tendríamos hormonas sexuales (Testosterona, Progesterona y Estrógenos).
No tendríamos sales biliares, tan importantes para nuestra digestión ya que conforman la bilis que se fabrica en nuestro hígado.
Si tiene tantas propiedades, ¿por qué nos hacemos problemas? La confusión surge cuando no tenemos la información suficiente. El colesterol es una grasa, y como tal, no es soluble en agua, por lo que necesita de un medio que facilite su “solubilidad” en la sangre. Para esto existen unas proteínas que lo atrapan y gracias a ellas es que el colesterol viaja en primera clase por todas nuestras arterias, por eso es que a estas proteínas se les llama lipoproteínas (porque se unen a este lípido) y dependiendo de su tamaño o densidad se clasifican en tres grandes grupos: las de alta densidad o HDL ( del inglés High Density Lipoprotein), las de baja densidad o LDL(del inglés Low Density Lipoprotein) y las de muy baja densidad o VLDL (Very Low Density Lipoprotein).
A estas lipoproteínas se les ha llamado erróneamente colesterol bueno o colesterol malo, y en realidad no es así. Lo que sucede es que algunas de estas lipoproteínas, por su baja densidad (LDL y VLDL), depositen fácilmente el colesterol que va ligado a ellas en las paredes de las arterias, lo cual no es bueno, mientras que la otra – por su alta densidad (HDL)- no solo no lo deposita, sino que a veces lo retira de las paredes de las arterias lo cual resulta beneficioso.
En realidad, lo que hace bueno o malo al colesterol es el cuidado en sus niveles de consumo y en nuestros estilos de vida: sedentarismo, tabaquismo, exceso de licor, poca fibra en nuestra dieta y exceso de ingesta de productos ricos en grasa animal son algunas características que debemos eliminar de nuestros hábitos.
El simple hecho de hacer ejercicio y evitar el exceso de carnes rojas y consumir alimentos ricos en fibra mejora muchísimo los niveles de HDL y reducen los de LDL y VLDL y colesterol total. Espero que de ahora en adelante no se asusten y sigan adelante.
José Recoba
*Estimados lectores: Desde el 16 de junio del 2008, el autor del blog “Cuida tu salud” es el doctor Elmer Huerta. Este post escrito por José Recoba seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.