Muerte súbita cardíaca
La persona se levanta como de costumbre, se baña, se cepilla los dientes, toma su desayuno, se despide de la familia y se va a trabajar. En plena reunión de trabajo o en algún momento del día, bruscamente, la persona cae inconsciente sin presentar ningún síntoma y ya no despierta jamás; está muerta. Acaba de sufrir una muerte súbita cardíaca.
Para la enorme sorpresa de todos los peruanos, eso acaba de suceder con el Jefe del Estado Mayor del Ejército Peruano, General EP Abilio Fox Calle. El fallecido militar tenía solo 56 años de edad. ¿Qué es la muerte súbita cardíaca?
Para entender que es un paro cardíaco y una muerte súbita cardíaca hay que primero entender un par de conceptos de anatomía y funcionamiento del corazón.
En primer lugar hay que entender que el corazón es una bomba que está bombeando, sangre fresca por las arterias a una frecuencia de 60 a 80 veces por minuto. Esa sangre fresca, rica en oxígeno y alimentos sirve para alimentar todos los órganos y tejidos del cuerpo y la presión que hace la bomba cardíaca para lanzar la sangre es lo que se llama presión arterial.
Pero alguna vez se ha preguntado amable lector ¿quién alimenta al propio corazón? En otras palabras, si el corazón bombea sangre fresca a todo el cuerpo, ¿quién le bombea sangre fresca al propio corazón? La respuesta es que es el propio corazón quien se bombea su propia sangre, y lo hace a través de un delicado sistema arterial llamado de las arterias coronarias, el cual nace justo a la salida del gran tubo arterial llamado arteria aorta.
Obviamente, estas arterias coronarias deben estar siempre limpias y permeables, porque una obstrucción de ellas va a hacer que el propio corazón no reciba sangre fresca. Cuando se obstruye una o más arterias coronarias se puede producir un infarto o ataque cardíaco. La principal causa de obstrucción arterial es la arteriosclerosis o depósito de grasas y colesterol en las arterias por la falta de ejercicio y las comidas con mucha grasa animal.
La cosa ocurre entonces de la siguiente manera. El corazón bombea sangre (late) 60 a 80 veces por minuto y gracias a ese bombeo, la sangre fresca llega a todo el cuerpo, incluido el propio corazón.
En segundo lugar hay que entender que el corazón tiene su propio sistema eléctrico, independiente del cerebro. Este sistema eléctrico, que se inicia en la parte alta del corazón (aurícula derecha), se distribuye como un sistema de cables eléctricos dentro del músculo cardíaco, haciéndolo latir rítmicamente, como dijimos, de 60 a 80 veces por minuto.
Para que un corazón lata de forma saludable se requieren entonces dos elementos importantes: un sistema coronario sano que le esté constantemente alimentando sangre fresca al músculo cardíaco y un sistema eléctrico rápido y sin interrupciones que garantice que el corazón tenga la chispa eléctrica que lo haga latir.
En la muerte súbita cardíaca fallan los dos.
Generalmente primero falla la parte circulatoria: se produce una grave obstrucción de una o más arterias coronarias. La obstrucción de la arteria coronaria que baja por la parte delantera izquierda del corazón, conocida con el lúgubre apelativo de “arteria de las viudas” es una causa frecuente de muerte súbita cardíaca. Al cortarse bruscamente la entrada de sangre fresca al propio corazón, el delicado sistema eléctrico se queda sin sangre y empiezan a producirse cortocircuitos eléctricos (médicamente llamados arritmias cardiacas), las cuales hacen que el corazón lata muy desordenadamente o que simplemente deje de latir. Al dejar de latir el corazón, no llega sangre al cerebro y la persona pierde la conciencia y cae fulminada como por un rayo. Las autopsias revelan que 90% de las víctimas tienen dos arterias coronarias obstruidas y la gran mayoría de los fallecidos no había presentado historia de enfermedad previa del corazón.
Se calcula que cada año se produce cerca de 300.000 paros cardíacos fuera de un hospital en los Estados Unidos. La gran mayoría fallece por falta de atención médica; calculándose que el cerebro va a morir si no recibe sangre por 4 a 6 minutos.
De acuerdo a la Asociación Americana del Corazón, no todos los casos de muerte súbita cardíaca deben morir, calculándose que la posibilidad de muerte aumenta en 7 a 10% por cada minuto que pasa sin que el paciente reciba atención. Cuatro son los elementos esenciales de atención de una persona que tiene un paro cardíaco súbito:
1. Llamar al sistema de emergencia médica (911 en EE.UU.)
2. Iniciar procedimientos de reanimación cardiopulmonar inmediata.
3. Desfibrilación cardíaca de emergencia (muchos lugares públicos –incluidos hoteles, aeropuertos y centros comerciales en EE.UU., Europa y Asia– tienen desfibriladores externos automáticos).
4. Tratamiento médico de urgencia, obviamente administrado por los paramédicos o médicos en la emergencia.
Se calcula que si los desfibriladores externos automáticos se colocaran en lugares públicos transitados por adultos mayores de 50 años, cada año podría salvarse 522 vidas por un paro cardíaco en los Estados Unidos. Desde que en el 2003 un médico muriera en pleno pasadizo del hospital John Hopkins en Baltimore, se colocaron 23 desfibriladores en los pasadizos más transitados del hospital y 10 más en el campo universitario cercano.
¿Será que los principales hoteles en el Perú deberían considerar el tener un desfibrilador externo automático? ¿Habría podido salvarse el General Fox si el Hotel Los Delfines hubiera contado con un desfibrilador externo automático? ¿Tendrá el Aeropuerto Jorge Chávez un desfibrilador externo automático?
Ya en el aspecto preventivo personal, alimentarse adecuadamente (comer de todo en platos pequeños y preferir alimentos vegetales a los de origen animal), hacer 30 minutos de ejercicio diario, no fumar cigarrillos y ver al médico una vez al año para un chequeo completo pueden quizás ayudarnos a evitar esta, para la familia, traumática ocurrencia.