Delicatessen de Nanka
Hacía buen tiempo que no iba por Nanka pero mi gusto por el turrón de doña Pepa y las provocadoras imágenes que aparecían en mi Instagram hizo que me diera una vuelta por su local en San Isidro. Por supuesto fue motivo para conocer algunos platos de su cocina, todo ello bajo la cálida y cordial atención de Lucía Valdivia quien es jefa de marca y está al frente de las relaciones públicas y comunicaciones de este carismático restaurante.
Conocer un proyecto desde su nacimiento es un lujo y un honor. Así conocí este espacio en sus inicios instalado en La Molina, parada obligada en las rutas por la Semana del Chilcano y lugar frecuente para los “molineros”. Los recordados Lorena y Jason lideraban el lugar con gran talento y alegría con una propuesta de cocina orgánica y sostenible; pioneros en esa época allá por el año 2011.
Hoy el amor de la familia Valdivia mantiene viva la marca Nanka con la misma filosofía de sus creadores pero bajo la tutela de Juan Carlos y Lucía Valdivia –padre e hija- acompañados de un equipo de profesionales gastronómicos dedicados a lo suyo, en su local en San Isidro, amplio, con ambientes de techos altos, donde resaltan la madera y las plantas que transmiten modernidad y confort.
Empezamos la aventura con cócteles aperitivos. Caí en la tentación del Capitán, bien logrado y con vermút elaborado en casa por Richard de la Cruz, bartender y jefe de barra. Fue ideal para acompañar los rollitos vietnamitas con langostinos, verduras frescas y hongos shitake. Seguimos con un plato para resaltar pues no lo encontrarán en otro restaurante en Lima: alpaca tonato, inspirado en el clásico italiano. Las láminas de nuestro auquénido son suaves y tiernas con el sabor de la salsa; finalizamos las entradas con el carpaccio fresco sobre una camita de chips crujientes.
Los fondos fueron arroz con pato acevichado, con una salsa muy particular que le da frescor. Luego llegó la trucha al panko, entera y abierta, sobre un tabulé de quinua tricolor, con mayonesa de huacatay muy buena! Este plato fue nuestro favorito. Llegó el momento esperado para probar el turrón de doña Pepa, se presenta en tres porciones con salsas diferentes (lúcuma, chirimoya y flor de Jamaica) para jugar con los sabores. La delicadeza del turrón nos sorprendió, la masa no es pesada, más bien ligera y en lugar de grageas emplean granos andinos crujientes como quinua y cañihua así como diversas frutas deshidratadas: higos, damascos, aguaymantos, además de almendras y pecanas. No añaden azúcar en la preparación sino alulosa, un endulzante empleado en la comida saludable.
Fue muy grata la experiencia y mientras aún seguimos con los sabores del turrón, en Nanka ya se están preparando para lanzar el panetón para las fiestas de fin de año.