Muévelo, muévelo
YO QUIERO BAILAR REGGAE
Te mueres de ganas por bailar. Quieres hacerlo pero prefieres difuminarte en las profundidades de tu asiento. Algo detiene esa conversión al contorsionismo y a la inevitable explosión del sandungueo. Llámalo pudor si quieres. Vas a bailar, tú lo sabes. La canción comienza a sonar, te inquietas, tus pies alteran el orden de las cosas, los hombros parpadean. No es el metalúrgico Daddy Yankee, mucho menos el agrio Don Omar. Es Vico C con “Bomba para fincar” y con eso decides salir de la banca de suplentes del ritmo y del sabor. Para moverte tal cual lo hacías ayer. ¿Cómo se bailaba el reggaeton de mis tiempos? Con exceso e incomprendido virtuosismo. Pero sin tocar.Mírala o míralo, no hagas contacto, haz la diferencia. Sobre la pista tu tarea es convencer al otro, las extremidades necesitan tomar la palabra. Apodérate. Undostrés, undostrés. Cuando Wisin y Yandel, o Calle 13, se dejan escuchar tu cuerpo se sale del compás y se delata como fiel expositor de la vieja ola de El General o de Los Pericos. Te meneas como sabes hacerlo. Para el baile no hay que adaptarse a los tiempos. Ese reggaeton que se consagró como canción del verano y que se repetirá a fin de año, tuvo sus raíces en esa percusión noventera marcada a paso casi militar, con dosis de reggae, calypso, tex-mex, ska y merengue hip hop (¿alguien se acuerda de Liza M y su Everybody dancing now? Sí te acuerdas).
Si tienes entre 20 o 35 (o más) sabes que estas canciones, impresentables casi todas, causan un extraño y delirante efecto en tus oídos. Te despiertan, te pasan corriente. Hoy, en esas “reuniones tranquilas” es desesperante ese espectáculo con todos sentados en sillones inmensos, hablando de la crisis de la bolsa, de Rómulo Ratón o de los feriados del APEC. Nadie da el primer paso. Tan fácil que era antes. ¿Y si el promedio de edad es de 30 (o poco menos)? ¿Y si nadie se ha percatado que lo que realmente falta es un disco de Ledesma (“Ansias”) o Nando Boom (“No, mariflor”)?
Hace una semana recibí un correo electrónico, era de Giani Arellano: el hombre más viejo del mundo. Un compañero de la Universidad que vive la cronología de los canes. Cuando lo conocí hace menos de 10 años, en Integrado de Letras, tenía 24 años (o 23). Diez años después debería cumplir máximo 35. Su correo es para invitar a sus “cuarenta años”. En fin. Igual, se le quiere mucho al nunca tan bien homenajeado “Pechito” y por eso todo el salón irá a la fiesta. Una suerte de reencuentro diez años después de haber ingresado a San Marcos. Esa noche estará prohibido conversar sobre “cómo nos ha tratado la vida”. Pamplinas. Esa noche el que no baila, muere. Esa noche el mp3 se hará presente con “Rica y apretadita”, “María” y “Mal bicho”. Mañana les mandaré un mail a todos prometiéndoles esa música que atentará contra la quietud: “preocuparse no deben, yo las grabo”.
Nadie me quita lo bailado. Antes no encontraba objeciones para bailar hasta abajo y hacer trencito. Lo hacíamos todos, los mismos que hoy preferimos ir a un lugar “sin mucha bulla para poder conversar”. Hoy prefiero observar y esperar “el momento”. Pero es inútil negarlo, si escucho “Boricua” o “Maravillosa” de Los Pericos dudo sobre si tengo que mantener las buenas maneras o si debo recuperar en la pista los pasos perdidos.
¿Bailas? ¿No? Bien que quieres. Vas a bailar. Bailar hasta abajo. Porque bailar hasta abajo es un sello, un signo de aprobación, la prueba del disfrute, la marca registrada del cortejo, es el “sajiro”, la posibilidad, la sugerencia, su número de celular y el tuyo, su correo de hotmail. No sé si bailar hasta abajo sea tan relevante para los muchachos de hoy. Creo que ya no. Sus fricciones convierten a los contorneos noventeros en un torpe plato de entrada que ya nadie quiere comer.
Sin ser especialista en ese género, es más en mi reproductor personal no tengo ninguna de estas canciones, por aquellos años noventa distinguía al reggaeton con más batería y en español representado por El General o Nando Boom y ese reaggae con mayores raíces (más Jamaica) y en inglés con el Doctor Alban como voz referencial. ¿Cómo se bailaba el reggae de mis tiempos? Creo que habían más variantes, más baile “de autor”, cada quien elegía sus formas. Cuando escucho “Go Pato” no dejo de pensar en algunos “faites” del barrio que salían a bailar dando saltos lentos, al estilo de los chimpancés. Con eso bastaba. Por eso nunca niegues esos años que los pasaste meneándote. No te hagas el inmóvil porque a las dos de la mañana siempre llegará “Bomba para fincar” para explotarte en el rostro. Será muy fácil descubrirte. Así que muévelo como quieras (y cuando quieras).
¿Cuál es tu canción de reggae o reggaeton noventero favorita? ¿El General o Vico C? ¿Ninguno de los anteriores? ¿Crees que una fiesta con estas canciones tiene garantizado el éxito? ¿El reggae o reggaeton noventero ha pasado de moda o siempre se reinventará? ¿Bailas?
[La canción emblema de esa época que comenzó con la década del noventa: “Muévelo” de El General]
[“Rica y apretadita”, a mí me daba mucha risa cuando las chicas se la cantaban al compañero de baile eventual. Podía ser el novio, el amigo, amigovio, ex, lo que sea, igual le recitaban la letra en medio del meneo]
[Vico C y su "Bomba para fincar". A este cantante sí lo rescato de esta pintoresca lista. Su música sí me vacila]
[Go Pato, el super hit de 1992. Fue la “más más” de su temporada. ¿Se acuerdan no?]
[Este video es de una fiesta familiar (o de amigos) que encontré en YouTube. Lo cuelgo por dos cosas: es la única versión de “María” de Vico C (mi favorita de este género a pesar de ser rockero a la N potencia) que encontré y porque muestra casi todo lo que escribo en este post. Es muy gracioso, véanlo (y si alguno de los que salen en este video quieren que lo remueva me avisa y lo saco, no hay problema)]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
[Una de las primeras versiones de Miguel Bosé cantando un poema: “Amiga”, primeros años de los ochenta. Para mi lectora favorita (oooook?). Pueden cantar]
[Aviso parroquial: Para los que esperaban el post de los goles más memorables, les pido un par de semanas más porque no encuentro los videos indispensables. Vamos a ver cómo le damos vuelta a eso]