Queríamos tanto al fútbol
RÉQUIEM POR EL BALOMPIÉ QUE ALGUNA VEZ TUVIMOS
Soy de la generación que se avergonzó con la selección de Pepe y que quiso tirarle tomates a Popovic. No sé lo que es cantar el himno de mi país en un partido mundialista. A mí me lo contaron. Nunca pensé estar cerca de cumplir 30 años y saber que otra Copa del Mundo es imposible. Nunca me imaginé que si el 97 conocí el dolor con el 4-0 en Santiago diez años después todo sería peor. La FIFA nos suspendió y si nada se arregla (es decir, si Woodman y Burga no llegan aunque sea a un acuerdo) solo nos quedará recordar que hubo un día en el cual el fútbol, a pesar de tantos golpes y corazones rotos, era un amor sincero en el Perú. Por eso me molesta tocar fondo con esta pésima noticia. Porque alguna vez grité los goles del Chorri y soñé con ese inicio de eliminatorias del 2000 (Te amo Perú). Ahora ni soñar podemos. Desde ayer hemos dejado de existir. En el fútbol peruano todos se equivocan y nadie paga. Aquí la pelota sí se mancha.Una vez comenté que no pensaba escribir sobre fútbol en este blog porque el vicio del hincha peruano es recordar lo que no fuimos. La victoria que más celebramos fue un empate (2-2 con Argentina en la Bombonera, año 69) y nos ufanamos de una historia que siempre tiene finales extraños (el 6-0 con Argentina en el 78 y esa sorprendente caída de la selección peruana en el 82). Pero esta mañana todo es distinto, se consumó el peor de los días del fútbol local. Mutilaron nuestro presente y exterminaron el tiempo futuro. Siento que de momento solo nos queda el pasado, la nostalgia pelotera. No somos nada (ahora sí). ¿Algún día lo fuimos?
No había nacido cuando el Perú clasificó a México 70 en La Bombonera, ni siquiera estaba en proyecto cuando Cubillas le anotó a Escocia en el 78. Mientras yo recién caminaba, José Velásquez se mandaba la mejor de las corridas en el Centenario, aquel 81. Lloré como el niño que era al sentir el dolor de Franco Navarro después que Camino salió a matarlo (y casi lo mató). A los cinco años mi padre (sobreviviente de la tragedia del Estadio Nacional de 1964) me llevó por primera vez a un estadio y cometió el peor de los errores. Quería hacerme hincha de su equipo, el mismo que jugaba esa tarde contra uno de sus rivales de siempre. Pero justo esa tarde, un defensor, conocido por debilidades tan carnívoras como las de Hannibal Lecter, quiso salir a cortar jamón con la pierna derecha del delantero que jugaba en “el otro equipo”. Le rompió la pierna. Vi esa plancha asesina desde muy cerca, tenía que darle la contra al viejo. Casi nunca volvimos a hablar de fútbol.
Uno de mis primeros recuerdos futboleros aparece cuando en casa compraron toda la colección de El Gráfico y Los Mundiales, que salió en 1986, en vísperas del Mundial de México. Me leí todas las crónicas, me aprendí resultados y nombres de jugadores. Encontré no solo el mejor de los pasatiempos. Sino que me sumergí en un mar abierto del cual nunca pude salir. Conocí la pasión y el orgullo cuando los tuyos son más (o cuando fuimos los mejores). Perú ya había sido eliminado de México 86 después de un repechaje ante Chile que pocos ubican. La imagen de la eliminación no es el blooper de Acasuzo sino el gol de Gareca en el Monumental de River. Cada quien recuerda a su manera, y para millones mucho mejor es decir que nos sacó Argentina (porque al año siguiente Maradona, en corrida memorable, en la mejor jugada de todos los tiempos, fue un puño apretado gritando por su país, viva el fútbol). Pero no, a nosotros nos sacó Chile.
El destino casi invierte mi insana obsesión con el fútbol. Me tocó el equipo de Pepe, es decir lo peor de lo peor. Cualquiera hubiera escapado de esa fiebre pelotera pero yo, con 40 grados de fanatismo, compraba mis álbumes de los mundiales de Navarrete o Pannini y veía casi todos los partidos del mundial 90, el primero que se consagra de imborrable dentro de mi VHS personal, la memoria misma. Driblee apagones, clases de quinto grado y aprendí un poco de italiano con el mejor himno mundialista de la historia (Un’ estate italiana).
La FIFA nos dejó casi sin fútbol y ahora todos se señalan. Nadie cede. No somos un país futbolero, o un país fanático como Argentina, Uruguay o Brasil. Pero igual duele que nos condenen a “no estar”, a que nos saquen a patadas de la fiesta. Antes al menos existíamos, nuestro nombre estaba siempre en la lista de invitados. Si el 20 de diciembre nos terminan de suspender, el fútbol peruano será un ánima, un cadáver al cual solo quedará rezarle y decir que algún día lejano fue bueno (o casi bueno). Como el día en el que ‘Cachito’ Ramírez hizo dos goles en el arco de Cejas, como aquella inmejorable primera fase en Argentina 78 o la gira por Europa antes de España 82 (con triunfo ante la Francia de Platini en el mismísimo Parque de los Príncipes).
Hago un mínimo esfuerzo y recuerdo que vi el gol de Barbadillo a Fillol. También regreso a ese año 97 cuando me quedé afónico por dos semanas después del gol de Carty a Uruguay o el de Pereda a Colombia. Qué lejos estamos ahora. Me molesta por los niños, porque ellos también tendrán que coleccionar álbumes con fotos de selecciones ajenas. Porque si yo esperaba los goles de Maradona ellos tendrán que aguardar los de Messi o Cristiano Ronaldo. Llegaré a los 30 años y ya perdí ese sueño de niño de ver algún día a mi país en el primer orden del balompié. Me (nos) robaron la ilusión. Nunca el Perú. Nunca el “somos libres”. Hoy, mucho menos. No recuerdo tantos autogoles en arco propio. Burga y Woodman lo lograron. Prefiero no imaginarme lo que será vivir sin fútbol. La Copa está rota. Ahora solo me queda levantarla del suelo y brindar por lo que tuve porque ya no tengo nada.
¿En los peores días del fútbol peruano te animas a contarnos tu mejor recuerdo futbolero? ¿Ahora que no tenemos presente crees que tuvimos pasado? ¿A cuál de las generaciones futboleras perteneces? ¿De quién es la culpa de que cada ciclo que pase estemos peor?
[El principal triunfo del fútbol peruano fue un empate. Quizá sea mejor comenzar de cero para dejar de repetir esta imagen. Perú en la Bombonera, 1969, los dos goles de Cachito]
[No tengo la canción con el video, pero al menos esto sirve para recordar uno de las mejores melodías futboleras que recuerde. ¿Cuándo Perú en un Mundial? ¿Cuando Dios mío? Perú... España 82]
[Algunos goles del Chorri Palacios. De lo último bueno que tuvimos, de lo último que festejamos de verdad]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
Para matizar este post (algo tristón) lo que prometimos. Un breve repaso a los goles más gritados en la infancia de este blogger “fana”. Seguro ustedes tendrán muchos otros. Pero yo pondré estos tres que dan la hora.
[Puesto 1: Diego Armando Maradona ante Inglaterra. Inmejorable, solo para cerrar los ojos y decirle gracias por tanto fútbol]
[Puesto 2: Freddy Rincón ante Alemania en 1990. El gol más festejado en Colombia (chequeen esa locución)]
[Puesto 3: Claudio Paul Caniggia ante Brasil en el Mundial 90. Gran pase de Maradona. Como fondo musical el himno de Italia 90. No fue el mejor campeonato mundial pero sí el primero que viví al cien por ciento]