Candy no tiene Ángel
DIATRIBA Y ELOGIO PARA DOS NIÑAS RUBIAS
Traviesa, accesible, faltosa, chica termo, amiga de todos, con el insano encanto de las niñas buenas. Así era Candy White, muchacha rubia, encantadora, pero demasiado adorable para ser verdad. Nunca me inspiró confianza su afán de salvar a todos, de siempre aparecerse y ser una luz en tu camino. Me alteraba ese mensaje subliminal a la muchachada proclamado desde el inicio de cada capítulo (“si me buscas tú a mí, me podrás encontrar”). ¿Qué quería Candy? ¿Acaso que todos se enamoren de ella (tal cual pasó)? ¿Por qué Candy? ¿Por qué?Candy Candy, perdón por repetir, te robó el corazón. Pero siento que la escritora de la serie (con el desacreditado nombre de Keiko) quiso formar esa ambivalencia para alimentar el drama. Quizá Candy no era de cascos ligeros pero siempre fue una posibilidad. No solo para Anthony o para Terry sino para los otros. Todos la miraban a pesar de estar con otras, todos pensaban en ella, incluso antes de morir decían su nombre (el aéreo Stear, por ejemplo). Candy debió ser más explícita para liberarse de las culpas, a diario pronunciaba que era tu amiga. Lo que le faltó precisar era amiga para qué.
En cada capítulo, confirmé que el destino que tanto buscaba Candy era encontrar un lugar donde la quieran. Por eso su corazón errante tropezó y se detuvo en las estaciones equivocadas. Pagó por fatal, fue sentenciada por inestabilidad crónica. Creada a finales de los años setenta, Candy Candy alimentó la explosión de los anime japoneses. Porque a esta niña rubia sus detractores podrán decirle forajida o casquivana, pero nadie podrá negar que su nombre sí es una marca.
Candy nunca podría ser vista por un paciente que sigue tratamiento con ansiolíticos, tampoco por esquizofrénicos. A puro dolor, todo mal, nunca saldrán las cosas como quieres. Nunca, y no llores. Tan penosa era su colección de separaciones que en Italia pidieron un final alternativo. Un país apasionado, como el italiano, no soportaba que Candy y el arrebatadísimo Terry Grandchester (qué apellido tan gracioso, a mí me suena a Illan Chester) se separaran para no verse más.
¿Por qué todos se entregaban a la devoción por esta muchacha del mal? Me parece que el olfato de Archie, Stear, hasta del malcriadazo de Neill, aterrizaban en lo mismo: Candy era buena (y estaba buena) pero había espacio para la exploración, para el riesgo. Todos querían “jugar” con Candy. Todos querían una encerrona en el Hogar de Pony (si alguien le pone este nombre a un local nocturno anota un golazo).
Por todo, y por muchas cosas más, yo prefiero a Ángel, la niña de las flores. Díganme “contreras”, desatinado, erróneo o pastrulo pero sí: Ángel corazón. Por su simpleza, porque era tierna sin necesidad de melcocha, porque a diferencia de Candy White sabía lo que buscaba (la flor de las siete colores).
En esa carrera imparable de los anime japoneses allá por los años setenta y ochenta, Ángel le tomó la posta a Candy. “La niña de las flores” comenzó a ser televisada en 1979 en Japón después del final de Candy Candy (y en el mismo canal Ashai TV). Era la sucesora y para mí ganó. Duró menos pero no importa. Ángel era tan dulce y bella, era más inteligente, menos complicada, fiel a un amor y era amiga de los animales. Una diosa.
Prefiero a Ángel, también, porque podía reírme con ese perro lornaza (Rope) o con ese mapache adorable (Boris) que siempre estaba en el momento y lugar equivocado para sacar de quicio a Malina. Además, con su canción de entrada (otra vez con el capitán Memo) te apoderaba en su mundo de fantasía, en el lenguaje de las flores, para sacar lo bueno de la gente con ejemplos de amor.
Otros dirán que soy muy duro con Candy y acepto el debate. Más allá de mis acusaciones por perturbación, siento que Candy es un lugar común, una telenovela venezolana en dibujos. Duró más que otro anime y hasta hoy se emiten repeticiones para que al mundo le siga doliendo todo.
“¿Por qué lloras? Eres mucho más linda cuando te ríes que cuando lloras”, le dijo Albert, el primero de sus príncipes, el que la adoptó. “¡Prométeme que serás feliz, Candy!”, le imploró Terry cuando se despidió porque había otra mujer que lo necesitaba más. ¿Corín Tellado o Delia Fiallo habrán visto Candy? Porque esas frases en algún otro lugar las he escuchado. Hasta podría afirmar que las dije. Y todo por tu culpa.
Sé que Candy apabullaría a Ángel en cualquier duelo, a pesar de que quizá sean primas (ya esa es mi alucinación), no tengo dudas de ello. Por ser mediática, por llegar primero. A Candy hay que agradecerle que abriera las puertas para los incontables dibujos animados japoneses que extrañamos hoy. De Ángel pocos como yo se acordarán que aparecía por las mañanas en Panamericana Televisión a mediados de los años ochenta.
Pobre Anthony que no se salvó de la alteración de un caballo hiperactivo, pobre Stear que fue acribillado en su avión de guerra, pobre Terry que tuvo que ser rescatado de bar en bar para no caer más. Pobre Candy. Pobre Annie. Pobre Patty. Pobres todos. A este dibujo le faltó un antidepresivo, un Prozac o un Rivotril y así evitar tanto desencanto
Me quedo con la llave mágica de Ángel, la niña de las flores. Alegre y viajera. Un príncipe dejó su reino por casarse por ella porque valía la pena. Ángel no te escondas cual flor de siete colores y ven con nosotros.
Llena eres de gracia, Ángel, mi fervor es contigo.
¿Prefirías a la archipedida Candy o das la sorpresa con Ángel, la niña de las flores? ¿Cuál capítulo de Candy te marcó hasta hoy? ¿Recuerdas alguna buena escena de Ángel? ¿Quién era más mala, Eliza o Malina? ¿Te viste completa Candy? Para las chicas: ¿Anthony o Terry? Para los chicos ¿Tú también te templaste de Candy?
Vamos señoras y señores, los leo.
[A continuación la entrada de Candy Candy. A pesar de los mensajes subliminales que este blogger-noico encuentra, es inevitable reconocer que esta canción ya no la olvidaremos jamás]
[El intro de Angel, la niña de las flores. Díganme si acaso es posible no enternecerse con la canción de Capitán Memo. Una top ten de intros, sin duda alguna]
[La canción de Candy y de Terry GrandCHESTER. Un genial piano, el maestro se llama Takeo Watanabe]
Nota del blogger: Prácticamente me tomé todo enero por un viaje supercomentado a Venezuela y otros temas que merecían urgente solución. Estamos febrero 2009 y arrancamos con la verdadera nostalgia, con fuerza y hartas ganas. Gracias a los lectores que se han mantenido fieles con su F5 interminable. Para mí este blog es muy importante así que he venido a recuperarlo. Ahí vamos (de nuevo).
Otrosidigo: “El Joven Nostálgico” ya tiene su grupo en el facebook para los adictos a esta página. La idea, y la prioridad, es interactuar en esta página pero un lazo más vale la pena. Ahí va la dirección para que se unan: http://www.facebook.com/group.php?gid=41906902077
ACTUALIZACIÓN: CON ESTE POST HEMOS LLEGADO A LOS 4000 COMENTARIOS, OTRO MOTIVO PARA CELEBRAR. GRACIAS POR EL BUEN RECIBIMIENTO, PERO ANOCHE TUVE SEVEROS PROBLEMAS CON MI SERVIDOR Y NO PUDE GUARDAR MIS RESPUESTAS A LOS PRIMEROS COMENTARIOS. YA SOLUCIONÉ TODO PERO SOLO CON LOS ÚLTIMOS MENSAJES QUE LLEGARON. ESTA NOCHE ME PONGO AL DÍA CON LOS DEMÁS, SE ME QUEDARON COMO 50 RESPUESTAS EN EL TINTERO. COSAS DE LA TECNOLOGÍA. UN ABRAZO. PC
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
Esta vez hemos traído al cantante holandés Tony Roland y una invocación honesta que mucho quisieran imitar. Roland (¿será primo de Freddy Roland?) le dice a su amigo “Help, ayúdame”. Tremenda canción, como para bailarla en blanco y negro (como Kike, el antiguo).
NUEVA SECCIÓN 2009: “LO MÁS CURSI”
Todos tienen su rincón amelcochado, su bobby cruz, su corazón partío. Así que para todos aquellos que quieren escuchar la balada más rosa, les dejamos esta sección. El roche será mío, ustedes hagan clic nomás. Comenzamos con la espléndida Biby Gaytán (ya tendrá su post) y “El primer adiós” (1992). Pueden tirar tomates o cantar. Elijan.