Al colegio no voy más
O DIEZ COSAS QUE NUNCA REPETIRÍA CADA QUINCENA DE MARZO
El uniforme estaba allí: repetitivo y gris; formal e innecesario. Durante once años, cada quincena de marzo, se consumaba el reencuentro con esas obligaciones adolescentes que siempre me sonaron a un vals desfasado. A los doce años, o trece, se imponía el insomnio, esa sana expectativa de una edad que aún tenía espacio para la ilusión. El primer día de clases era una prueba de supervivencia, un desfile de modas, un afán de mostrar, una inquietud, una duda: todo resuelto con la charla del tutor y con la hora del recreo. Cada temporada escolar que comenzaba era como buscar dentro de un canto previsible una remota voz que te sorprenda.
Y eso casi nunca ocurría.De todos modos, a pesar del más íntimo de los afectos a un colegio que me soportó durante once años, a pesar de los amigos que siguen hasta hoy, a pesar de todo eso, nunca me olvidaré de ese decálogo que tiene tanta vigencia. Ese listado que, cual pedagogo de vanguardia, intenté escribir en los últimos meses de 1996, cuando nos fuimos de la escuela para no volver: las diez cosas que nunca me gustaría repetir en un tiempo escolar.
Lamento si me ahogo en un mar de decepciones con tanta objeción al status quo, pero debo hacerlo por el bien de los muchachos. Pensar en el pasado también es deslizar el deseo de que la historia mejore en sus constantes repeticiones. Qué viva mi colegio (y el tuyo también). Pero, vale también, solidarizarnos en esta semana de inicio de clases con esos pobres muchachos que tienen que levantarse todos los días a las ocho de la mañana para reposar en un sitio donde no tienen ni voz ni voto.
Vamos con nuestra lista.
1. “Súbele la basta a tu uniforme”
No pues. ¿Alguien me puede explicar la utilidad del uniforme? ¿Por qué esa debilidad por unificar? ¿Por qué el anticuerpo hacia la variedad? Cuando comencé a estudiar aún existía el uniforme estándar color panza de burro peruano del Perú. Perdonen la tristeza. Esa chompa ploma impresentable que después mejoró con su versión al estilo “secundaria estadounidense”, es decir, la chompa con botones y con el escudo del colegio. ¿Por qué uniformar? Me parece detestable el mal gusto de los colegios por elegir sus uniformes y, peor, por censurar los diseños provocadores de algunos alumnos y, sobre todo, alumnas. Si algo recuerdo con ganas de apretar Delete, es el uniforme de colegio. No pasa (o no va).
2. “Saqué 16 en la presentación del cuaderno”
Conozco pocas manifestaciones tan carentes de intelectualidad como “la nota del cuaderno”. Es como si te pusieran nota por ordenar bien tus ideas. ¿Las grandes genialidades del mundo científico nacieron de un cuaderno pulcro? La verdad, lo dudo. Siempre califiqué mal en este “criterio de evaluación”. Nunca le encontré gracia y hasta hoy siento desprecio por esos docentes que pueden jalar de año a un adolescente simplemente porque tiene “fea letra”. ¿A ustedes les calificaban el cuaderno? Quisiera leer esas historias y no sentir que soy el único.
3. “La instrucción premilitar”
Aquí sí me pongo sabroso (y más). Haré una confesión: siempre invité pretextos para no hacer los berracos cursos de IPM. Como si mi vida no tuviera opción de soportarse o convivir con lo marcial y castrense. Ese afán por imponer la ley del más fuerte, de humillar, de hacer 200 ranas porque tu cara no le gusta al profesor de Educación Física. No sé si estas clases se mantienen en los colegios peruanos, pero es lo primero que eliminaría. Nunca me cayeron bien los instructores y sentí que estas sesiones cumplían la función inversa en un centro de estudios: en vez de aportar, embrutecen a nuestros afiebrados muchachos de todos los tiempos. Otro error de la currícula. Gravísimo, a mi juicio.
4. “Cero en conducta”
Otro ítem de evaluación fallido. Nunca olvidaré la ligera discusión que tuvo mi querido viejo con el papá de un amigo.
–Mi hijo sale bien en sus cursos, en conducta nomás le falta un poco. (Dijo el mío).
–Ah no, maestro, mi hijo saca 20 en conducta y eso es lo único que me importa. (Respondió el otro).
Cuando tienes entre 10 a 14 años, no sé si sea un demérito que tengas notas bajas en conducta. Sobre todo cuando en algunos colegios del ayer, ustedes recuerden, te bajaban puntos solo por llevar la camisa del uniforme con dos botones menos. ¿Cuál era el criterio? ¿C astigar al dinámico y premiar al sumiso? No sé si comparten mi teoría, pero si algún día tengo hijos prefiero su 18 o 20 en Matemática que 20 en conducta. Una mente que se alborota puede, según he leído, desarrollarse más rápidamente. ¿Y a ti te jalaron alguna vez en conducta? A mí sí.
5. “El cuaderno de control”
Otro elemento inútil de mi periodo escolar. Era como una cadena que te amarraba y que te condicionaba a una vida alegre o triste en las horas post-clases. No sé si en estos tiempos la situación cambió, pero ese nivel de impersonalidad de “la libreta de control” creo que merece ser desechado por diálogos más directos. Digamos NO, también, a los penosos cuadernos de control.
6. “Me saqué 18 en OBE”
Quizá soy demasiado duro, pero ¿quién inventó el curso de OBE o el de Educación Cívica? ¿Rescataste algo de los cinco años que llevaste Formación Laboral? Siempre pensé que estos cursos eran como el relleno, las ganas de sumar las horas de estancia en el colegio y devolverte a casa con un listado de herramientas que demorarás toda una tarde en encontrar. ¿Qué cursos habrán inventado ahora? OBE (Orientación para el Bienestar del Educando)… ¿Qué te pueden enseñar en OBE? En las clases de Formación Laboral aprendí a estampar polos y a tejer posavasos de yute. ¿Por qué nos hicieron eso? Según entiendo, en los últimos años la currícula ha exterminado a estos cursos inútiles. Bien por eso.
7. “¿Te gusta mi Traper Keeper?”
Qué lamentable. Siento que la esencia del eterno aprendizaje cae en rincones barnizados con el absurdo, cada vez que me acuerdo de los útiles escolares que uno compraba solo con afán de competencia. Mi lonchera con los Transformers, mi Traper Keeper de Zack Morris, mis lapiceros con olores a frutas, mi tajador en forma de avión, mi borrador con aromas naturales, mi cuaderno cinco colores, todo con la huérfana intención de ser aceptado en un salón de clases por tus excentricidades académicas. Los libros Coquito, los Escuela Nueva, las láminas de Navarrete, si no tenías todo lo que aparecía en tu listado de útiles (en papel periódico) pues era tu primera invitación al más cruel de los anonimatos. Si quieres que te conozcamos, dinos lo que tienes. Así era antes. ¿De qué fuimos capaces?
8. “La primavera, la sangre altera”
Bailé en los once años de vida escolar. Desde mi cabello parado en “Luna de Miel” de Virus (año 1986) hasta “María” de Ricky Martin (año 1996). Fui un muerte en Thriller, un charro moderno con “Que te la pongo” de Garibaldi, un bailarín de merengue con suceso (gran performance con “Sopa de Tamarindo” de Kinito Méndez en 1995). Vale cualquier expresión cultural en estos tiempos de colegio, pero sí me opongo a ese afán de obligar a “los más perfiles bajos” a subirse al escenario. Solo basta ser espectador en uno de estos eventos para reconocer que son honestamente prescindibles.
9. “Y la reina es…”
Jamás dejaría que mis amigos vuelvan a elegir a una reina de la primavera. Es la insana manera de elevar el ego de las ganadoras anuales. Era como un vale para caminar por los pasillos escolares con paso triunfal. ¿Una niña de ocho años puede asumir que para sus amiguitos ella es la más bonita. Qué miedo. Para cada ganadora de este ramo de rosas o corona, la vida no volvía a ser igual. Por eso borraría este eventillo de la vida escolar: no une a las personas, las aleja al depositar los orgullos en el agujero negro de las vanidades.
10. “Si no pagas no das examen”
Si algún día tengo voz y voto en algún Ministerio de Educación, aplicaría un castigo draconiano para aquellos directores o coordinadores académicos que no dejen dar exámenes bimestrales a los alumnos morosos. Esa abusiva modalidad de buscarlos a los salones y sacarlos afuera porque sus padres no pagaron me genera algo muy parecido a la rabia. Todos tienen derecho a cobrar pero así no. He escuchado miles de historias así y me pregunto si por eso tenemos tanta escasez en la vida intelectual. Ese sistema que yo vulneraría hasta las raíces, avala estas cobranzas y más abusos. Creo que en todos lados lo siguen ejecutando. En fin.
(…)
Me he llegado un correo de un reencuentro de promociones de mi colegio (que cumple 50 años) para dentro de tres meses. Por supuesto que iré. Solo espero que al publicar mi querido y viejo decálogo en este pequeño blog, no tenga problemas para entrar. Espero que el “auxiliar” de turno me deje.
¿Seguirá el buen Tyson?
Ojalá que no, porque ese moreno quimboso se vengará de mí y me llevará a algún rincón del patio para hacer las ranas que tanto me negué por cinco años. Ojalá no me pase eso. Antes que tanta formalidad, antes que tanta columna-cubrir, prefiero aprenderme otra vez los 10 Mandamientos en la clase de Religión. Porque yo siempre santifico las fiestas.
¿Cuál es tu principal recuerdo (bueno o malo) del colegio? ¿Estás de acuerdo con nuestras insanas diatribas? ¿Sacabas 20 en conducta? ¿Te gustaba IPM u OBE? ¿Cuál es tu mejor anécdota de esos 11 años maravillosos? ¿Recuerdas algún primer día de clases? ¿También tuviste Traper Keeper o forraste tus cuadernos con revistas Bravo?
La palabra es de ustedes
[Así es, me gusta mucho Leusemia desde años sanmarquinos. No podía dejar de poner esta canción en el post escolar. Perdón si alguien se ofende. Suban el volumen]
[Y ahora que nos pusimos en plan de protesta. Mi canción favorita de Los Prisioneros. Vale saltar y empujar. La escuché a los 12 años y siempre la tarareo. Dedicado para los que sacaban diploma en conducta]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
[Hace una semana, un karaoke de despedida me hizo acordar de este brasileño. Se llama Nilton Cesar y su canción se llama "La enamorada que soñé". Muy buena, algo amelcochada, pero tiene su swing. Nostálgico setentero. Como debe ser]
LO MÁS CURSI
[Lorenzo Antonio y este cántico de eterna espera. No se burlen del muchacho, nadie está libre de tanta fidelidad. ¿Ustedes cuántas rosas han acumulado? Esta canción ya debe tener sus 25 años por lo menos. Años después, este músico se dedicó a las rancheras o algo así]