Días felices
EL EVANGELIO SEGÚN FONZ
Fonzie, amigo, ¿dónde estás?
¿Aún caminarás con paso ganador? ¿Habrás enriquecido tu superpoblada agenda telefónica o ya te plantaste, jugador veterano? ¿Cuánto tiempo demorarás hoy en peinar esas canas que sumaste con clase? Fonzie, campeón de sangre italiana, hoy debes ser un sobreviviente, por una vida inmediata y sin descanso. Porque siempre te arriesgaste para enseñarnos lo que “ellas buscan”. Porque para ser como tú no era suficiente una ceñida casaca de cuero. No era importante la vestimenta, la diferencia estaba en la piel.
Fonzie, salvavidas preciso, nunca abandonaste al pecoso y sano de Richard Cunningham, ni a los chiflados y torpes de Ralph Malph y Warren ‘Potsie’ Weber. Siempre con ellos, Fonz, amigo persistente. Tu contrato afectivo con Richie era más que un ejemplo, era un pretexto para conmoverse siempre. Sabías, como Julio Ramón Ribeyro, que “cada amigo es dueño de su gaveta escondida de nuestro ser, de la cual solo él tiene la llave e ido el amigo la gaveta queda para siempre cerrada”.
Arriesgado, sabio, práctico, faltoso, breve y filósofo de la calle (pero con estilo); Arthur Herbert Fonzarelli no solo salía en la pantalla para hacernos reír, también era una escuela de buenas artes de la seducción que hoy debe sobrepasar las cinco décadas. Desde 1974 a 1984 apareció como figura estelar en “Días Felices”, esa serie que trató de escenificar la vida estadounidense en los finales de los años cincuenta e inicios de los sesenta. Allí aparecía nuestro Fonzie, héroe de la esquina, Chapulín Colorado con sazón de barrio y casaca. Patinaste sobre hielo cuando no sabías, bailaste “kasatchok” sin haber practicado (ni dormido), saltaste a todos los autos del estacionamiento de Arnold’s en tu guerrera moto. Y sigues con nosotros hasta ahora, algunos te llaman Henry Winkler, pero te condenaste a ser Fonzie para siempre. Forever and ever. He-heeeey!!!!
“Días felices” podía ser una lección con dos cucharadas de risa. Era una teleserie fresca y con la pauta marcada para todas las producciones que emularon el formato en los años siguientes. Quizá sea injusto, pero siento que el futuro pudo haber reciclado a cualquier de estos personajes menos a dos: a Fonzie y al zanahoria de Richard Cunningham. Esa antítesis, esa relación conflictiva que enriquece cualquier comedia de situaciones fue el motor infalible de esa clásico que sigue viéndose hasta hoy (a horas de la mañana, en Frecuencia Latina).
No me pongo rojo al aceptar, que de esta ambivalencia, yo tuve más de Richie que de Fonzie. Un simple chancón con ligera picardía para poner chaplines que siempre quiso parar con los más faites. Un soplo en el examen de matemáticas me salvó de varias en la secundaria, mi Fonzie era el ‘Chino’ Eduardo, avispado y especialista en artes marciales que me cuidaba a su manera (siempre me dejaba solo en los instantes más calientes). El ‘Chino’ tuvo enamorada cuando el resto recién ensayábamos el primer baile. Siempre lanzado, siempre criollazo a pesar de su look de Noppo. Era la ley del más fuerte en el salón, con él nunca, ni loco. Y era mi mejor amigo.
¿Qué fue de Richie y de Fonzie? Pues ambos se dedicaron al cine y al guión con distinta suerte. Henry Winkler (el ídolo, el Fonz) no ha repetido los días mejores que tuvo con “Días Felices” –serie con la cual ganó dos Globos de Oro por sus buenas actuaciones–, mientras que Ron Howard (el buen Richie) sí se elevó al máximo con su Oscar a Mejor Director por “Una mente brillante” en el 2002.
Fonzie, galán de la cuadra, maestro al aire libre, te presentaste diez años con la moraleja caminando. Tu vida jironeada fue una parábola. Aún te quedan años para presentarte otra vez, decirle “exactamundo” a la señora y al señor “C” y poner la balada más fresa en la ‘rocola’ de Arnold’s. De pronto, te imagino haciendo el verdadero ‘click’, el que nunca patentaste. La conquista repentina con tronar de dedos y con música a placer.
Que suene ‘Put your head on my shoulder” de Paul Anka
Y de repente un abrazo.
[Escuchen y hagan el 'click' que Fonzie nos enseñó]
¿Te gustaba la serie “Días felices”? ¿Con qué personaje te quedas? ¿Con Richie o con Fonzie? ¿Cuál te pareció el capítulo más memorable? ¿Alguna canción nostálgica de la banda sonora de esta serie? ¿Cuál de las frases de Fonzie te gustó más?
La palabra es de ustedes
[El intro de "Días felices". Fue cambiando temporada tras temporada, pero la tonada siempre fue la misma]
[Escena inmejorable. Está en inglés, pero la imagen habla por sí sola. Fonzie y Richie, dos grandes]
[Fonzie alguna vez lloró. Aquí lo hace cuando Richie se accidenta y termina en coma]
[En la última temporada de la serie, Richie regresa un poco confundido y hasta golpea al Fonz. Ya más calmado, emprende su verdadero camino. Fonzie también lo despidió quebrándose]
EL NOSTÁLGICO DE LA SEMANA
[El uruguayo Sergio Fachelli y esta balada con una verdad monumental. "Quiéreme tal como soy", una invocación a la terquedad y al super-yo. Para los egos más aturdidos… "quiéreme tal como soy y si no, sigue adelante, nunca encontrarás amor, más amigo, más amante…". Yeah.]
LO MÁS CURSI
[Samir Giha le dedicó esta innovadora composición a la ex Miss Perú, Karina Calmet. Fueron un amor de telenovela pero acabó con una infidelidad sin libreto. Para todos los "gatitos enamorados", su canción "Si hubiéramos hablado". ¿Alguien tendrá piedad para explicarme qué diablos significa "pequeño de repente"?]
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