Muñecos bravos (a Barney dile no)
APANADO AL DINOSAURIO MORADO… MUÑECOS LOS DE MIS TIEMPOS….
Martín se disfrazó por última vez en el verano de 1997. Le habían pedido ser el pescado de una pasta dental durante 12 horas diarias. Lima quemaba por el Fenómeno del Niño y Martín, con las dos piernas convertidas en una y con algunas ampollas en el cuerpo, sintió que era el momento de retirarse. Antes había sido Abelardo de Plaza Sésamo, un Cabezón de Yola, Goofy, Elmo y Trompita, pero nunca más mutó. Hoy, ya convertido en un eficaz auditor, mi amigo puede presumir de ser un especialista en muñecología, esa ciencia que estudia a esos extraños seres humanizados y que se reinventan en cada fiesta infantil. Hace 3 años, Martín se excedió de llamadas al extranjero desde su celular y para pagar la deuda pensó en regresar a esos trajes enormes y a esos bailes de porfiado. La agencia para la cual había trabajado durante más de diez años le lanzó la propuesta.
-Necesitamos un Barney para una fiesta infantil- le dijeron.
-Mejor vendo un riñón- se arrebató.Por alguna extraña razón, para Martín era casi un atentado contra su orgullo de “muñeco viejo” el disfrazarse de ese extrañísimo dinosaurio morado (o púrpura, o como sea). “Prefiero disfrazarme de Baby Sinclair (no la mamá) que de Barney”, me dijo. Podían pedirle que sea Alberto o Enrique, o Archibaldo o hasta Winnie Pooh. Pero Barney nunca, de ninguna manera ¿Será que Martín tiene razón? ¿Será que en realidad nadie quiere a Barney y que los muñecos de nuestros tiempos fueron mejores? Si fuera niño, creo que Barney o me daría miedo o me aburriría por ser tan taradito. No baila, no canta bien, no tiene “una historia”, es absurdo y para colmo tiene el show más caro. No a Barney y sí a Abelardo, o a Quesauro, o a Glufo, o al Loro Lorenzo o al Triki Trak. ¿Tú te disfrazarías de Barney?
Mi favorito siempre me confundió con su nombre original. La memoria me sopla que en Estados Unidos se llamaba Big Bird y que en Latinoamérica fue primero Montoya y después Abelardo. Si alguien conoce con exactitud la evolución del nombre de mi muñeco favorito mucho agradeceré una pronta respuesta. Veo cómo abusan del pobre Pollo de Pios Chicken y me pregunto si con Martín y algunos más podemos formar una patrulla salvadora que rescate a nuestros niños de ese raro mutante púrpura que de adorable no tiene nada. ¿Y si lo agarramos a patadas igual?
Hace unos meses le dediqué unas cariñosas líneas a Barney y unos cuantos lectores me querían linchar. Pero eran pocos. Nosotros somos más. En casa tuve durante 4 años mi gigante muñeco de Abelardo, o Montoya, o Big Bird. Tengo una foto semidesnudo a los 2 años, que aún no me animo a publicar, donde aparezco dándole la mano a mi querida ave humana de Plaza Sésamo. Me acompañó hasta después del Mundial México 86, cuando mi hermano (creo que algo de mí no le perdona eso) se rebeló ante toda mi familia en un Año Nuevo. No solo se fue de campamento sin permiso sino que se llevó a Abelardo (ya sin ojos y desgastado) para que sirva de molde para el muñeco del año viejo. ¿Alguien tiene a un Barney por allí para recibir el 2010?
Quizá sea por esa dolorosa y traumática pérdida que no me detuve más en curiosos personajes como Gonzo o Miss Piggy. Tuve alguna debilidad con Vampirrata y coleccioné el álbum de Topo Giggio pero quienes más me llamaron la atención fueron esos muñecos que aparecían en vivo y en directo, ergo: los de los programas televisivos. ¿Alguno de ustedes se acuerda de Quesauro de “De 2 a 4″? ¿Te pareció extraña la desaparición del dinosaurio Bernardo de Video Match? ¿Dónde estarán Donato y Rigoberto de Almendra?
Que esta patética remembranza sirva no solo para la memoria de estos muñecos que nos alegraron por tanto tiempo sino también para esos señores (o señoras) que soportaron todo tipo de temperaturas. ¿Pistacho de la Paquita Peruana puede ser considerado un “muñeco”? ¿La media del show de July es comparable con el Loro Lorenzo de Chiquiticosas? ¿Sabían que el Loro Lorenzo ingresó a alguna máquina extraña de mutaciones y se transformó en Nicolasa?
Regreso a la violenta escena de Pios Chicken, hago play a algún video del dinosaurio Bernardo de Tinelli y me pregunto por qué algunos muñecos despiertan la pasión por el golpe. Como lo definiría un periodista que escribe bien paja, esa podría ser la llamada “maldita ternura”. Que todos la tienen (tú también). Eso quizá me pasa con Barney. Su insoportable voz y su figura imponente despierta casi al niño malo y cruel, a ese Chucky diabólico que todos tuvimos y que alguna vez abandonamos.
No tengo hijos, pero el día que los tenga dejaré que ese instinto me guíe para filtrar a los muñecos que acompañarán en casa. De momento, Barney ya está descartado. Hace poco vi un enorme Abelardo en un nuevo centro comercial. Miré hacia todos lados esperando que mi hermano no aparezca con sus ganas de encenderlo todo. Quizá lo compre para ti que llegarás no sé cuando ni dónde. Jugarás con Plaza Sésamo, bailarás con Parchis, te reirás con el Chavo. Yo me encargaré. Tú no jugarás con Barney, hijo mío que todavía no naces. Te voy a amar mucho como para hacerte eso.
¿Cuál es tu muñeco favorito? ¿Estás a favor o en contra de los muñecos de ahora (llámese Barney)? ¿Crees que las nuevas generaciones merecen lo que tienen o los ayudamos con una dosis del pasado?
La palabra es de ustedes
[Esta versión de Plaza Sésamo es la más antigua que he encontrado, inicios de los noventa. Si tienen versiones mejores avisen]
[Los geniales Beto y Enrique (Ernie y Bert). Está en inglés porque en español solo ubiqué doblajes tontos que distorsionan todo]
DOS DE LA MISMA
La canción original se llama “Maracas”, más conocida como “cuando teníamos 16”. Las voces son de Joan Sebastian y Alberto Vásquez. La adaptación noventera es del grupo mexicano Panda. Ustedes escojan
Versión original
Versión de Panda
TAMBIÉN VIEEEENEEEEE….
MÁS NOSTALGIA
Puedes seguirnos por el grupo del facebook que funcionó muy bien para la reunión de aniversario o en el Twitter donde ya hemos unido a más de 400 seguidores (vamos todavía). Hasta la próxima semana (o quizá antes, estén atentos)