Ok, tú mandas
La siempre recordada y querida serie “¿Quién manda a quién?”. Sus personajes en un impredecible “ayer y hoy” que merece ser repasado. Tony Danza, la gran Alyssa Milano, la persistente Juditn Light (Angela) y el sorprendente Danny Pintauro. ¿Mona? Imposible que falte. ¿Qué fue de ellos?
Cuando aún veía la TV con devoción de apóstol incondicional, cuando mis días transcurrían al ritmo de los capítulos de una serie televisiva, siempre esperé lo mismo. En mi palpitante mente colapsada por las más afiebradas ideas escribía guiones paralelos para todo lo que consumía en mis tardes-noches de fervoroso chico-zapping. Mis finales tan perfectos como accidentados nunca se cumplían hasta que me encontré con Tony Micelli y Angela Bauer. “¿Quién manda a quién?” se llamaba aquella producción y yo fui muy feliz viendo cómo se cumplían mis deseos imposibles a través de la pantalla. La jefa se enamoraba del amo de llaves y se daban los besos que yo esperaba, en el momento que yo esperaba y en el lugar donde yo lo imaginaba. Suficiente. El guionista sabía quién mandaba en esa serie. Ni Tony ni Angela. Mandaba el público. Y el público era yo.
Tony Danza nunca dejó de bailar. Y el baile que yo más esperé también se hizo realidad. Con Angela bien juntos, vestidos de gala los dos, sin casarse pero con el aura matrimonial a su alrededor. ¿Recuerdan ese capítulo? Esperé muchos besos en TV como buen adolescente apresurado y urgente que fui, y siempre apagué el televisor pensando en que la cámara lenta no funciona cuando los latidos se aceleran. Hay que correr y cerrar los ojos. Pero los guionistas de esas series ochenteras eran mezquinos, creían que era suficiente con poco. Tantas veces Kevin se quedó solo abrazando a Winnie o Zack Morris regresando a casa sin haber bailado con la diosa Kelly. En “¿Quién manda a quién?” todo era más evidente, simple y atractivo. Hasta con las calientes historias de la octogenaria Mona se cumplía eso de “piensa mal y acertarás”. Este sitcom no ocultaba nada y a mí eso me gustaba mucho.
Tenía menos de 10 años cuando por primera vez vi “¿Quién manda a quién?”. Esas aficiones televisivas eran una suerte de lazo afectivo (y de consumo) entre mi hermano mayor y yo. Hicimos muchas cosas juntos como jugar fútbol, pelearnos en el Monopolio, preparar tortilla por las tardes o escuchar a Los Beatles, pero nuestra relación se hizo más fuerte comentando “el capítulo del día”. Él, mi hermano, era casi un adulto y yo un púber pendenciero que me resistía a reconocer mis tempranas debilidades por las representantes del otro género. A Rafo, mi brother forever and ever, le daba mucha risa cuando me ponía rojo cada vez que salía a escena Samantha Micelli. De inmediato, yo miraba hacia otro lado y me ponía tan rojo como camiseta del Manchester United (o del Liverpool o del papá Cienciano o del Hijos de Acosvinchos).
Claro que me gustaba la hija de Tony, a pesar que la vestían como si fuera un boy scout. Con Alyssa Milano tuve una misma mirada profética tan acertada como aquella que apareció cuando vi por primera vez el comercial de las galletas Chomp con la gitanilla Milene Vásquez. Ambas hicieron el pacto privilegiado de la belleza sin fecha de caducidad: lindas para siempre. De Sammy Micelli se comentaron muchas cosas a mediados de los noventas, pero ella misma apareció en cuerpo y alma para demostrar que su vigencia no necesitaba de repetidos desnudos ni escándalos no aptos para menores. La Milano no nació para ser una estrella fugaz, su constelación pagó renta infinita para el brillo permanente en cielo y tierra.
[Alyssa Milano después estuvo en series como “Melrose Place” y “Charmed”. Tiene casi 40 años pero su sangre italiano le ha regalado el instinto de la conservación”]
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[Tony Danza no dejó nunca la TV y hasta hace poco tuvo un show de entrevistas con su nombre. Eso sí, con 59 años ya no hay opción de disimular la trascendencia del tiempo. Si no, veamos esta foto]
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Pocas series de televisión tienen la cantidad de ideal de personajes como para ser disfrutados todos hasta ser convertidos en memorables, en individuos televisivos transformados en objetos de culto. Hoy todo es más excesivo, los argumentos de las series hay que descifrarlos como si fueran jeroglifos y la frescura es un bien esquivo. En “¿Quién manda a quién?” o “Who´s the boss?” a Tony y a Angela solo se sumaban Samantha, la abuela que todos hubieran querido tener Mona y el sobreprotegido Jonathan. Suficiente. Enough. Say no more, man. No hace falta más señor guionista de “Al fondo hay sitio”.
Durante los años ochenta la escena aún era patriarcal. Era la herencia del formato de “Los Picapiedra”. Allí también encontramos una dosis de innovación en “¿Quién manda a quién?”. Digamos que un saludo entrelíneas a la liberación femenina. Mujer manda y varón obedece, aunque allí las fuerzas se encontraron y nació la mejor hija del deseo: la pasión. Un amor que nace del desencuentro conmueve y se inscribe con tinta indeleble en el libro de lo eterno. Por eso nadie quería que Angela y Tony se separen, por eso nadie quería apagar el fuego verdadero de su primer beso.
Hasta eso nos regaló el guionista de “¿Quién manda a quién?”. Acabo de averiguar que era un tal Martin Cohan, ese escritor estadounidense que nos entregó el final perfecto. No el beso de matrimonio arriba en el altar de novela mexicana o venezolana (o peruana) sino el boomerang oportuno del cariño que tropieza para después volver. Tony regresa al hogar de los Bauer en ese último episodio para comenzar todo de cero y en esa “nueva serie” el final podrías escribirlo tú mismo. Nunca pudimos saber si ese amor accidentado y preciso duró lo que debió durar. Lo que todos aprendimos, a pesar de la edad, es que la exactitud del complemento a veces se encuentra sobre la superficie empedrada del amor más imperfecto. Como bien dice el poeta: fueron felices hasta que la suerte los separe.
[Angela Bauer, es decir la actriz Judith Light, tuvo su aparición más mediática hace poco en la versión estadounidense de Betty la Fea]
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“¿Quién manda a quién?” nos enseñó que existe la eternidad. Si no miren a Mona que hoy sigue apareciendo en series de televisión con la misma vitalidad de siempre. Katherine Helmond fue el ingrediente que le regaló el sabor exquisito a esta serie. Sin ella no hubiera sido igual. Una actriz de comedia estupenda que con sensualidad de otoño y discurso coqueto se ganó todos los corazones.
¿Hemos terminado? Pues no ¿quién nos falta? Así es, el buen Jonathan Bauer hizo más noticia después del final de la serie. Podríamos decir que en la serie fue cubierto por la sombra de lo prescindible. No recuerdo muchos capítulos en los que su presencia haya sido relevante. En todo caso, y a diferencia de los otros papeles, creo que Jonathan Bauer pudo ser cualquier niño, no necesariamente el hoy excéntrico Danny Pintauro. Homosexual en constante manifiesto y defensor de los derechos gays, Pintauro se confesó hace más de 10 años y desde allí alterna apariciones en páginas web donde el frikismo y el exceso ya son medidos según el gusto de cada uno. ¿Ustedes entienden no?
¿Quién manda a quién? Buena pregunta, ni Angela ni Tony la quisieran responder y a veces alcanza con un empate. Claro, si hay que entrar a una zona de definiciones mejor es decir que manda el otro. Como la noche de domingo que una muchacha con audacia y desenfreno me increpó con un almanaque en la mano por mi inconstancia. “¿Cuándo vas a postear Pedro Eduardo? Ya es casi un mes. Quiero ver ese texto right now”. Y aquí estamos de nuevo. ¿Quién manda a quién? No sé (o mejor dicho sí) pero es lindo tener una Angela Bauer y decir “como usted diga”. Pero eso sí, no lo hagas todos los días. Acuérdate cuando Tony se rebeló en la cocina. Un beso, linda palabra, también puede ser tu mejor grito de libertad.
¿Qué recuerdos tienes de la serie “¿Quién manda a quién?”? ¿Cuál fue para ti el mejor capítulo? ¿Quién mandaba a quién? ¿Tu personaje favorito?
LA PALABRA ES DE USTEDES (VAMOS TODAVÍA!!!)
VAMOS CON LOS VIDEOS…
[El intro de "¿Quién manda a quién?". Inolvidable]
[Judith Light en la versión estadounidense de Betty la Fea. No es muy difícil de reconocerla. El tiempo con ella no ha sido cruel]
[El encuentro de Tony Danza y Alyssa Milano después de muchos años. El bailecito que hacen ambos es imperdible]
[¿Tony y Angela se amaron para siempre? Quizá con esta escena en el programa-show de Danza podamos comprobarlo. Veamos]
[AVISOS PARROQUIALES]
1. Sobre la frecuencia menor de los posts solo me queda decirles que haré un nuevo esfuerzo por ser tan constante como antes. Me ha costado, pero ya casi tengo todo reordenado como en los viejos tiempos. Si siguen allí prometo muchos posts más hasta que se acabe la botella de aceite.
2. El martes 7 de diciembre se presenta Capitán Memo en la discoteca Vocé. ¿Les parece bien si nos juntamos para ir al concierto? Si es así, pongámonos de acuerdo a ver cómo nos arreglamos.
3. SI quieres sugerir temas o tienes algún hallazgo nostálgico puedes unirte al grupo del blog en el Facebook o escribirme a mi cuenta de Twitter. Por ambas vías estaremos en contacto. Un abrazo para todos.