Recuerditos en su salsa
A propósito de la partida del genial Joe Arroyo, un repaso a la salsa ochentera que siempre suena los sábados a la hora de cerrar la fiesta. Otra, otra noche, otra
Siempre quise ser un indiscutible bailador de salsa. En mi casa todos se movían con el pasito tun-tun, mi árbol genealógico creció desde los viejos eslabones de la guaracha hasta llegar a la Charanga Habanera. Miraba con envidia insana la desfachatez que tenían mis padres y hermanos a la hora de bailar, apenas sonaba Niche o Rubén Blades me perdía en la ansiedad por superar a todos en la pista. Pero tenía solo ocho años. A esas edad aún no eres dueño de la composición estética de tus movimientos. Así que en la filmación de las Bodas de Plata de mis viejos, yo aparezco en una penosa manifestación rítmica, mis contorneos más parecían inoportunas convulsiones. Lo peor de todo era que yo asumía que era bueno, que a pesar de ser un niño estaba listo para participar en las maratones salseras de la Teletón de Ricardo Belmont. Qué iluso, las ganas de mis hermanos por verme entregado a la rumba eran las mismas de los parroquianos de los circos. Pero un día ese show de mal gusto se acabó. Pasaron los años hasta que te conocí en Cali pachanguero y contigo aprendí.
Digamos que soy un salsero moderado por los ataques sufridos en su niñez espontánea. Tanto hicieron joda con mis pasos de un lado para otro con exagerdo movimiento de cabeza (como si quisiera trapear el suelo con mi cabellera), que me dejaron la duda eterna sobre mi calidad para las coreografías. Hasta que una hermosa caleña hizo su mejor obra en mí, me llevó de la mano a unas improvisadas clases de salón y redescubrió en mí al bailarín que tanto habían humillado. A pesar de eso, ya con los galones acumulados en tierras donde bailan salsa hasta cuando lavan la ropa, igual disimulo y me hago el tercio cuando alguna salsita suena. Quizá es falsa timidez por la desconfianza de los otros que de niño me consagraron de desorejado, quizá es la autosuficiencia que sabe que mejor es guardarse y que el talento real solo se muestra en días especiales.
Aunque no sé qué brillo instalaste en mí, amazona macondiana, no sé cómo me reiventaste después de probar tu bandeja paisa. La cosa es que ahora suena una salsa y al recordar todos los pasos que aprendimos juntos, algo de mí empieza a moverse solo. Tengo que controlar a ese monstruo que desea saltar a la pista y buscar una pareja ideal para darle vueltas como trompo de barrio.
No amiga, no me saques a bailar que te puedes arrepentir. No me conoces. Puedo ser la versión florklórica de Jim Carrey en “La Máscara” y apoderarme del escenario con pasos festivos y exagerados. Porque la salsa me gusta desde chiquito pero ahora que una de las Juanas (así le digo de broma hasta ahora) me regaló sus poderes rítmicos siento que tiene que ser muy especial el instante para que eleve mi ‘KI’ a la máxima potencia como Gokú. En algún momento los usaré, por eso flaca, quizá sea mejor que no te arriesgues.
Siempre fui un rockero predestinado, siempre con Beatles, siempre con Calamaro. Los rincones de la salsa llegaron después pero no muy tarde. Ni siquiera había terminado la primaria y ya me sabía las mejores de Lavoe y bailaba todo lo que Niche sacaba al mercado.
Era aquí el momento de seguir con los recuerdos salseros de Joe Arroyo y de Tito Nieves pero el tiempo ha sido cruel. Son las cuatro de la tarde y debo comenzar a alistarme porque esta noche, a las siete en punto, presento el libro de “El Joven Nostálgico” en la Feria del Libro 2011. La cita es en el Parque Los Próceres de Jesús María, en el auditorio César Vallejo. Capitán Memo (el libro viene con un CD de él nos acompañará con un par de canciones). Raúl Tola también estará. Así que si están en Lima aún tienen tiempo de salir para la Feria y acompañarme en este día especial.
¿De qué se trata el libro? Son los mejores posts de estos tres años de blog desde la carta abierta a Chespirito hasta el texto que le dediqué a mi Winnie Cooper personal. Hay más de 20 posts ampliados y reeditados en formato de Trapper Keeper con el CD con las mejores canciones de Capitán Memo. El costo será de 35 soles y estará en la FIL 2011 hasta el martes y después en todas las librerías de la capital. Así que ya saben. Prometo terminar este post mañana, después de la presentación.
¡¡¡¡¡¡VAMOS TODAVÍA!!!!!!!
¿Y cuál es tu salsa favorita de los ochentas? ¿Cuál era tu canción favorita de Joe Arroyo o de esos tiempos en los cuales “La Noche sonaba en todas las emisoras?
LA PALABRA ES DE USTEDES
VAMOS CON LOS VIDEOS
[Mi canción favorita del gran Joe Arroyo: "Las Cajas". La escucho y vuelvo a tener diez años. Qué buenos tiempos]
["Entrega" del grupo Niche. Una canción hermosa, muy pionera en el luego manoseado género de la salsa sensual. ¿Bailas?]
["Mis amores" de José Alberto 'El Canario'. Otro himno salsero de esos tiempos ochenteros]
[Esta canción es un clásico "La chica de Chicago" de "La misma gente". Para muchos es una canción de letra malísima y para la papelera de reciclaje pero el ritmo es pegajoso. Y claro tiene ese efecto retro que la hace entrañable]
[Para mí esta canción también es especial porque la tocaron en el matrimonio de mi hermana mayor. "I'll Always Love You" de Tito Nieves. Quizá no esté en el ranking top de salsas ochenteras pero para tiene un feeling particular]