Los cirujanos taurinos de todo el mundo se reunieron en Lima
Durante la Feria del Señor de los Milagros, se celebró en nuestra ciudad el Congreso Internacional de Cirugía Taurina ‘Andrés León Martínez’; los médicos compartieron experiencias y casos; disfrutaron de su afición en diversas sesiones y amenas actividades.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
El papel de los médicos taurinos y los notables progresos de la cirugía que aplican, son hoy indispensables en cualquier festejo taurino. Aun así, una cornada grave puede ser mortal, pero sin ellos en la plaza, los toreros estarían desamparados. Durante la última semana de la Feria del Señor de los Milagros se realizó en Lima el congreso médico bianual de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, que este año tomó el nombre y se celebró en honor de quien ha sido el Jefe de los Servicios Médicos de Acho durante las últimas tres décadas, el doctor Andrés León Martínez. El doctor León Martínez es además, Presidente Honorario Vitalicio de dicha sociedad médica, en mérito a su prolongada trayectoria, su carácter, gran capacidad profesional y organizativa, además de sus cualidades personales y gran sensibilidad por sus pacientes. El evento fue un completo éxito.
LOS ASISTENTES
Vinieron a Lima médicos de los siete países en los que se celebran corridas de toros: España, Francia, México, Ecuador, Colombia, Venezuela y Perú. El congreso fue una brillante oportunidad para que los cirujanos de todo el mundo actualizasen sus conocimientos, compartiesen sus experiencias y discutiesen los casos que han tratado a lo largo del último bienio. De esa forma y gracias a los trabajos que luego se difundirán entre todos los médicos taurinos del mundo, los toreros saben que si actúan en una plaza con una enfermería bien equipada, tienen −dentro del riesgo natural que implica el toreo− las mejores probabilidades de sobrevivir a una cornada. Hace un tiempo, los matadores peruanos exigieron y lograron que en toda corrida formal en provincias se picasen los toros; ello obligó a que los organizadores de dichos festejos contratasen, sin falta, cuadra de caballos y picadores. Hoy –sin más demora− deben exigir que haya en toda plaza médicos cirujanos con preparación suficiente y una enfermería en condiciones. Y si no hay enfermería en la plaza, al menos un centro quirúrgico móvil. Si no lo hacen, un eventual percance mortal –que Dios no quiera suceda− recaería sobre su conciencia, con todo lo que ello implicase para la tauromaquia en el Perú.
LAS PONENCIAS
El congreso estuvo presidido por el Presidente del Capítulo Peruano de Cirugía Taurina, doctor Jaime del Castillo. Los médicos peruanos presentaron diez ponencias, referidas a casos de cornadas y otras lesiones. Asistieron 46 residentes y estudiantes peruanos de medicina. Hubo además, diversas exposiciones referidas a cirugía, traumatología, anestesiología y hematología, entre otras especialidades, a cargo de los médicos extranjeros. Los cirujanos mexicanos Carlos Hernández y Jorge Uribe expusieron cómo se trataron dos graves cornadas, que en su momento ocuparon primeras planas; la de José Tomás en Aguascalientes y la de Juan Luis Silis en el cuello, con desgarro de la arteria carótida, en Pachuca. Hubo también conferencias referidas a temas históricos, como la del doctor León Martínez, acerca de las atenciones médicas en Acho desde su inauguración e inclusive una que se ocupó del entorno urbano de Acho y de las mejoras que deberían hacerse en la plaza para conmemorar sus 250 años.
LAS ACTIVIDADES
Los médicos y sus esposas fueron invitados por Alfredo Galdós a un tentadero en Santa Rosa, donde disfrutaron del toreo de Joaquín Galdós. Luego, a un almuerzo en casa del doctor José Álvarez Blas, desde donde se dirigieron a Acho, a la última corrida de feria, festejo en honor a los cirujanos taurinos. Allí, Joselito Adame brindó uno de sus toros a los doctores León, Del Castillo, Uribe y Hernández. Adame obtuvo aquella tarde el trofeo que los médicos pusieron en juego.
El próximo congreso internacional se realizará en 2016 en Úbeda, España, presidido por el médico de la plaza de Jaén, doctor Rafael Fuentes Martos. Se eligió como nuevo Secretario General de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina al doctor Jorge Uribe, de México. En la enfermería de Acho, se retiraron, tras el congreso, los doctores Andrés León, Jaime Del Castillo, Pedro Gutiérrez, Jorge Castillo, José Álvarez y Nolasco Román, asumiendo la jefatura el doctor César Baltazar Mateo.
Manzanares, torero de Lima
OMAR CHEHADE M., Congresista de la República
España está de luto y Lima taurina también al conocerse el repentino fallecimiento del diestro alicantino José María Dols Abellán, más conocido como José Mari Manzanares quien obtuvo cuatro Escapularios en la historia de Acho.
Me hice aficionado a las corridas de toros de muy adolescente, allá por la década del ochenta, saboreando las mágicas faenas de Manzanares, acompañando al torero hasta el día de su despedida de Lima el domingo 9 de noviembre de 1996 cuando la afición en Acho lo ovacionó en pie y hasta las lágrimas cuando el maestro después de una espléndida tarde dio su última vuelta al ruedo en el Perú.
José Mari fue un artista excepcional en los ruedos, llevaba el estilo del clásico matador Antonio Ordoñez, pues con la muleta bordaba el toreo de manera plástica levantando los tendidos hasta el paroxismo.
Una tarde de noviembre de 1988 lo vi torear desplegando un arte que solo un artista como Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci pudieron hacer con sus obras, producto de lo cual cortó dos orejas, obteniendo por ello su cuarto y último trofeo en nuestra capital: el Escapulario. Pocas veces como esa tarde había aplaudido tanto a una persona para después llegar la celebración en el Hotel Sheraton donde Manzanares danzó como un gran bailarín al compás del flamenco y los pasodobles de Paco de Lucía.
Pudo ser el torero más grande de la historia, más que Manolete, Belmonte, Dominguín u Ordoñez, pero era un tanto irregular, sin embargo, creo que fue el mejor de los últimos cuarenta años. Con pases inolvidables, largos derechazos y suaves naturales, además de los trincherazos que levantaban a la afición de Lima quien lo convirtió en hijo predilecto de la ciudad, en su engreído, en el torero de toreros.
Al morir José Mari deja un legado imperecedero, primero a su hijo quien lleva el mismo nombre y quien por momentos hace recordar en sus faenas al padre contando con una carrera en notable ascenso, pero fundamentalmente a Enrique Ponce, su principal discípulo, quien incluso en Lima lo ha llegado a superar al obtener el record de cinco escapularios del Señor de los Milagros y quien despliega un arte monumental cada vez que se viste de luces.
El anteaño cuando asistí al norte de Lima invitado a un tentadero en la hacienda de Rafael Puga, le comentaba a Ponce que sólo él me hacía acordar a Manzanares padre, Enrique asintió y me dijo: “Manzanares es mi espejo en el toreo”.
Hace pocos días nos congeló la noticia de la partida del gran Jose Mari quien se fue en silencio de su finca española de Cáceres, por eso el último domingo en que triunfó Ponce nuevamente en Acho, antes de la faena miró al cielo y con montera en mano brindó su arte a su maestro Manzanares. En ese momento lloramos todos los aficionados presentes. ¡Descansa en paz Torero de Lima!