Raven III

Luego de la agridulce experiencia con Atlantic, Raven retornó a los sellos más pequeños, en concreto firmó con el sello Combat aunque tampoco les fue muy bien (les prometieron muchas cosas y les cumplieron otras). Felizmente editaron un disco de buena recordación como Nothing Exceds like Excess, cuyo título es realmente elocuente acerca del sentido de este trabajo. Debe ser el disco en el que se vieron más retroinfluidos por sus discípulos del speed/thrash metal que años atrás se vierona influidos por ellos. Quizás lo más recordado de este periodo es su aparición en el Ultimate Revenge 2, al lado de la vanguardia del under norteamericano de entonces Forbidden, Faith or Fear, Death y Dark Angel. La verdad era algo extraño ver a un grupo que un año antes giraba con Twisted Sister o Kiss, junto a grupos de la Bay Area. Lo mejor que sacaron de esta época fue su retorno a los escenarios europeos (Atlantic jamás los apoyó en ello).

Sin embargo fue Arquitect of Fear su verdadera vuelta, ya con el sello Steamhammer, que supo entenderles mejor. Efectivamente este álbum solo se editó en Europa y fue grande por esos lados, (y fue con ese disco con el que conocí a la banda con mayor profundidad). Se trata de uno de sus mejores discos, en los que se conjuga a la vez su energía y poder a la vez que su madurez compositiva. No solo están lejos de su patinada con The Pack is Back sino incluso que superan en agresividad y fuerza sus clásicos Rock until you Drop, Whiped Out y All for One. Es que simplemente están llevando al heavy a sus últimas consecuencias: el speed metal, este es el Painkiller de Raven y forma parte del ápice
que alcanzó el metal en 1990, justo antes del inicio de su crisis en esa década.

El disco fue muy bien recibido y obtuvo muy buenas críticas, las merece, pues se trata de un trabajo superior a lo que habían realizado antes. Pero el clima musical mundial ya estaba cambiando. Tuvieron una gira por Europa y otra a Japón. Esto los ocupó hasta 1992. Luego la banda se reasentó en los Estados Unidos, pero para entonces ya todos tenían ojos solo para Pantera. La debacle paralela del thrash y el glam, los dejó en un mundo muy cambiado. Luego el ascenso de Nirvana y el grunge, así como el predominio del death y luego del black en la escena metal, hiceron que Raven tuviese que adaptarse al nuevo medio y editaron en 1994, de nuevo con SPV Steamhammer, un muy comprometedor Glow, en el que se siente la influencia de los años 90 con fuerza. Vocales arrastradas al final de los versos, eliminación de casi todas las partes speedicas, afinación en re, en lugar de mi, casi todo el repertorio alternativo. Sin embargo el resultado es superior al de The Pack is Back, probablemente porque la influencia que se siente acá más es la de los Alice in Chains, la más metálica de las bandas grunge (y una de las musicalmente más solventes sin lugar a dudas). Incluso, lo más noventero está del inicio al tema 6, a partir del 7 es posible oír algo más heavy clásico. El disco funcionó muy bien en Japón. Sin embargo fue casi completamente ignorado en el resto del mundo.

1997 significó un nuevo trabajo, el Everything Louder, que nuevamente en su carrera marca un retorno a su sonido más clásico aunque aún se perciben algunas huellas, aquí y allá, de su anterior trabajo. Al menos el sonido es otra vez el de la NWOBHM, aunque a los temas quizás les falte algo de fuerza. Me quedo con No Pain no Gain y Hungry. Este disco no lo oí en su época, así que no sé qué tan bien (o mal) habrá sido recibido por los fans, al menos yo de aquel año no me acuerdo de ningún comentario.

One for All de 1999 es mucho más tradicional, casi todo rastro del grunge ha quedado superado y se acerca más a discos como Stay Hard o Life’s a Bitch. Pero quizás lo que falla un poco son los temas, demasiado formulísticos y nada arriesgados. El disco es valioso sobre todo por su apego al speed/heavy metal por el que fueran tan reconocidos. Me quedo con Get Your Motor Running y el gran solo de guitarra en Top of the World, que por unos segundos nos hace volver a los 80.