Revisión Discográfica de Raven parte II
El salto a los Estados Unidos parecía prometedor, solo que por allá las bandas verdaderamente veloces y fuertes conformaban una subcultura bastante más subte que en Inglaterra y Europa en general, el hard rock era lo que había primado, y las bandas de heavy metal más exitosas emblemáticas del país, como Manowar o Queensryche, eran mucho más populares al otro lado del Atlántico que en la Unión. Contemplando esta perspectiva Raven dio el salto al Nuevo Mundo, el mercado allá es tan inmenso que no deja de ser una tentación, sobre todo en los 80, cuando el mundo se rendía al heavy metal. En 1984, a través de Megaforce, Raven editó un disco en vivo Live at Inferno, pero lo que fue más grande, al menos para ellos en ese momento fue firmar por fin con un sello transnacional como Atlantic, sin embargo esto a la larga no beneficiaría demasiado su carrera de cara al éxito.
Stay Hard de 1985 fue la inauguración de la banda de Newcasttle en Atlantic. El disco aunque es un poco menos rápido que los anteriores, conserva bastante bien la esencia del grupo, aun podemos encontrar excelentes riffs y solos interesantes, aunque hay una mayor presencia de partes melódicas en los temas. En la época a muchos no les gustó esta tendencia, se sentía como un giro en la dirección equivocada (era fresco aún el recuerdo del cambio padecido por Def Leppard algunos años antes, justamente tratando de alcanzar el mercado estadounidense, o al menos así fue interpretado). Muchos querían un All for One parte II, lo que tampoco habría sido una buena idea. Sin embargo, oído desde la perspectiva actual, se trata de un disco de genuino heavy metal, solo que algo más melódico, incluso con alguna mayor variedad que los discos previos. Tenemos temas típicamente Raven como On and On o la reactaulización de Hard Ride (aparecida en el debut de 1981), algunos más melódicos como la apertura Stay Hard o Restless Child, y también un tema absolutamente zeppeliniano como nunca se les había oído antes como Pray for the Sun. El disco tuvo éxito de ventas en Estados Unidos y cumplió con el fin de enganchar a la audiencia con la banda.
Lamentablemente, en 1986, siguió el The Pack is Back, un disco en el que la banda se aparta de sus raíces, aunque para nada se trata de un disco de glam ni de hard rock, sin embargo suena huero y poco consistente. Demasiado melódico, demasiados teclados y demasiados vientos (sí, hay trompetas) mal utilizados (eso no necesariamente es malo, por aquella época también Lizzy Borden experimentaría con instrumentos clásicos y vientos y el resultado nos daría el excelente Master of Disguise). En este caso el resultado, más allá de algunas partes en algunos temas, fue decepcionante y poco contundente. En su camino a la fama Raven dio un traspiés tan grande que sus consecuencias siguieron gravitando sobre el destino de la banda. Incluso su imagen se tornó ridícula, al exagerar hasta lo rocambolesco el concepto de athletic rock. Hasta la portada del disco es realmente mala (en general todas las que puso Atlantic fueron mediocres) y de las que contribuye a presentar una imagen poco inteligente de los headbangers. Al poco tiempo lanzaron un EP, el excelente Mad, lo que sirvió para la gira con Twisted Sister que resultó un desastre y tuvo que suspenderse en solo tres fechas. Aunque la banda obtuvo mucha prensa en los Estados Unidos gracias a Atlantic, el disco no convenció a nadie y no les reportó muchos nuevos fans.
Afortunadamente un año después hubo un Life’s a Bitch que sirvió de retorno a su viejo sonido pero retroalimentado con más velocidad y la misma contundencia de sus trabajos previos. Sin embargo fue demasiado fuerte para los estándares de Atlantic que simplemente no sabía qué hacer con un producto como ese. Lo importante es que la banda sentó las bases de una inequívoca restauración de su sonido. Canciones como Pick your Window, Never Forgive, la homónima Life’s a Bitch son excelentes muestras de speed/heavy metal imperecedero. La banda sin embargo no fue apoyada por el sello, que apenas hizo publicidad al disco y lo dejó languidecer en el virtual anonimato en una época en la que el metal se movía por los medios más grandes y públicos. Las ventas, fueron buenas pero no lo suficiente para un sello como Atlantic, no había una balada que se pudiera radiar y que encandilara adolescentes poperas (Raven no hace eso) y los demás temas ya eran muy fuertes. Simplemente el público de lo duro andaba ya con Slayer, Metallica y Exodus, el público clásico tenía a Purpple, Judas Priest y Iron Maiden y el resto tenía a Ratt y Cinderella: no había un lugar para Raven en esos niveles así que terminaron pasando a engrosar el interesante y a menudo aguerrido cuerpo intermedio del metal.
La excursión de la banda por el gran sello no fue del todo negativa, pero a la larga gravitó en su relativo relegamiento de las grandes ligas ocupadas por Maiden, Ozzy, Priest y Queensrÿche, un poco que les hizo perder el tiempo. Aunque por lo menos se hicieron conocidos en Estados Unidos. Otro saldo de este periodo es la salida de su baterista tradicional Rob “Waco” Hunbter de la banda, quien al parecer no estaba tan disgustado con el giro dado por la banda, y la llegada del gran Joe Hasselvander. La banda aún daría de qué hablar por varios años y lucharía por alcanzar un nivel más alto en la jerarquía del metal.
La acceptiana On and On del Stay Hard
Un ejemplo de cómo no usar instrumentos de vientos en una canción de heavy metal.