W.A.S.P. cada vez más cerca
La llegada de W.A.S.P. al Perú es una de las más importantes del metal internacional en nuestro medio. La banda formada en Los Angeles a inicios de los años 80 fue parte de la vanguardia de agrupaciones metaleras que arrasó el mundo en aquella década convertida en objeto pop de veneración. Su artífice, Blackie Lawless (Steven Duren), venía trabajando en la música desde los años 70, pasando por nombres hoy legendarios como New York Dolls (aunque brevemente) o creando sus propios proyectos (Killer Kane, Sister, Circus Circus), con otros músicos que sería luego relevantes en el panorama del heavy de la época, tales como Nikki Sixx o Randy Piper.
Pero en 1982 las condiciones estaban dadas para que eclosionaran con éxito una serie de bandas de este corte. Se ha caracterizado en la prensa local a WASP como una banda de glam metal. Creo que no hay peor adscripción para ellos. WASP solo rozó los sonidos glam en un disco, Inside the electric circus, y porque era lo que estaba pegando en ese momento en las radios de su país y el mundo occidental (1986). Pero ellos ya eran una banda posicionada desde su disco debut, el homónimo WASP del 84 que se encuentra completamente dentro de las coordenadas del heavy metal al igual que su sucesor The last command y todos los discos que vendrían después hasta los del siglo XXI. Se podría decir que lo de glam es por el aspecto o look de la banda, pero cualquiera que vea las revistas de la época notará que WASP no lucía glam para nada. Parecían los Misfits del metal.
El espectáculo de WASP siempre se enmarcó en el horror show o el shock rock, deudor directo de Arthur Brown y Alice Cooper, con referencias al Kiss de los 70. No hay en su propuesta elementos glam determinantes, salvo que se les vea como parodia de estos. Es cierto, es un horror a lo película de Halloween de los 80, pero eso es parte de la cultura popular de la época. De glam poco y nada. WASP siempre fue una banda de heavy metal estadounidense, sin relación con Poison o Bon Jovi, sino más bien, por su sonido más cerca de Lizzy Borden, Malice o Armored Saint.
Dante Bonutto, reconocido periodista musical vinculado al metal y en esa época parte de Kerrang, describió por primera vez a WASP en aquella revista como “una de las bandas de trash rock más exageradas, escandalosas y atronadoras que jamás haya surgido del sistema de alcantarillado de Los Ángeles.” Todo lo relacionado con la banda era escandaloso de una forma todavía novedosa. Sus infames conciertos que incluía una caja llena de pedazos de carne cruda, y una selección de intestinos animales que debían arrojarse por el escenario, eran espectáculos extremos que por primera vez alcanzaban la difusión masiva que permitía la televisión de los 80. De estas presentaciones nos queda el testimonio del Live at the Liceum, London, editado en el 85, pero que no incluye todo lo que hacían en sus shows de esa época.

Primera portada de Blackie Lawless en Kerrang, 1984
Cuando poco después la banda alcanzó tal proyección que se convirtió en portada de Kerrang (#65), está tuvo que ser retirada de muchos escaparates porque la gente se escandalizaba de la crudeza visceral que mostraba. El primer tema que se volvió popular fue Animal… Fuck like a Beast, que fue leído entonces como una llamada al sexo desenfrenado. A las sociedades siempre les ha aterrorizado la sexualidad de los jóvenes, y esta actitud desaforada no fue pasada por alto. El PMRC, aquella organización facistoide presidida por varias esposas de congresistas (las llamadas “esposas de Washington” que tenían a la cabeza a Tipper Gore) en parte nació por los extremos a los que llegaba el escándalo producido por WASP. El tema no se incluyó en el disco (fue editado como sencillo por Music for Nations junto con Show no mercy como lado B, solo a finales de los 90 el tema se integró al disco como track inicial en las reediciones remasterizadas).

Reedición de Snapper Musica, del 2003 que incluye Animal Fuck like a beast como parte del disco y no como bonus track
Lo que ayudó a WASP, que practicaba un estilo sonoro y visual más fuerte que la mayoría de otras propuestas comerciales del hard rock y el heavy metal (léase Ratt, Mötley Crüe, Quiet Riot), fuera conocido, fue su agudo sentido de la oportunidad. Hay que contextualizar. Se vivía el inicio de la era Reagan en Estados Unidos marcado por un neoconservadurismo que contrastaba con los liberales años 60 y 70 que no habían terminado hace mucho. Las faldas se alargaban, los desnudos se contenían, las iglesias electrónicas de Jimmy Swagart y Pat Robertson resonaban más en los medios y pocos años después el Sida sería el nuevo pánico social. Circulaba en la sociedad la leyenda urbana de que existía un culto satánico en el que padres sacrificaban a sus hijos a Satanás. Jamás hubo la más mínima evidencia de ello. Fue el Pizza Gate de los 80. En ese clima mental de temor social y conservadurismo oficial, el heavy metal era la forma que tuvieron los jóvenes para rebelarse y WASP lo entendió inmediatamente. Lanzaron la fórmula del escándalo moral en el momento en que nadie siquiera se había acercado tanto. Sexo y violencia, aunque en clave de Halloween, era lo que ofrecían y una gran parte de jóvenes en el mundo reaccionó como se esperaba. Era la música que tus padres no querían que oyeras.
Ahora W.A.S.P. capitaneada por el inacabable Blackie Lawless por fin toca en nuestro país. En recientes entrevistas, el frontman señaló que años de intensos shows en los que se trepaba a su icónico micrófono y que saltaba en todas direcciones, a la par del natural desgaste por la edad, le pasaron factura. Recuperado de dos operaciones a la espalda que lo tuvieron de para por buen tiempo (y dando shows sentado en algunas ocasiones) otra vez está de pie y con fuerza para poder seguir deleitado con sus clásicos de los años 80, su enorme capacidad escénica y con una de los shows más emblemáticos del heavy metal.
Las entradas se pueden comprar en este enlace
W.A.S.P. 1984 Live at the Lyceum. London

:quality(75)/2.blogs.elcomercio.pe/service/img/headbangers/autor.jpg)
