El hexágono de la muerte
La ciudad de Lima está en constante mutación. Las calles y el transporte público han cambiado de acuerdo con las necesidades de una población que crece sin cesar. Las autoridades ediles y sus obras viales le añaden más caos a las congestionadas vías limeñas. En esta ocasión, tomamos como ejemplo la metamorfosis del óvalo Balta en el tradicional distrito de Barranco.
En 1977, las páginas de El Comercio daban cuenta de que la zona ubicada frente al cine Balta se había convertido en una trampa mortal para los peatones que debían torear a los enormes “bussings” que transitaban por la zona.
El cruce formado por seis arterias, entre ellas las avenidas Piérola, República de Panamá y Bolognesi, no tenía semáforos. Los barranquinos denominaron a esta zona como El Hexágono de la Muerte, pues en casi un año se produjeron 24 accidentes de tránsito que cobraron la vida de seis peatones y dejaron a otras personas inválidas.
Los vecinos y las autoridades municipales formaron la comisión Pro Semáforo para lograr que el Ministerio de Transportes tome cartas en el asunto. Inclusive estaban dispuestos a colaborar económicamente para la adquisición de los añorados postes tricolores.
La solución que funcionó para los vecinos de los años 70 no fue suficiente para las nuevas generaciones. Años más tarde, la zona se convirtió en un punto de congestión al ser la única vía de acceso a los distritos del sur. Para aliviar este caos se construyó el óvalo Balta, el cual fue inaugurado en abril de 1985.
Durante las décadas de 1980 y 1990 decenas de escolares de los colegios San Luis, Rázuri, San Julián y Santa Rosa abarrotaban los paraderos del óvalo.
Este año 2010, el óvalo Balta hubiera cumplido sus bodas de plata. El verdor de sus jardines fue reemplazado por el asfalto y una estación de El Metropolitano. Las obras no solo cambiaron el sentido del tránsito de las avenidas del distrito, sino también la vida de sus vecinos.
Desde el 2008, año en que se iniciaron las obras, los barranquinos están en pie de lucha por preservar la tranquilidad de sus calles. En febrero de este año, un grupo de ellos se atrincheró en la vía pública para impedir la construcción de la estación Balta. (Ver ECME100210a8.pdf)
Por su parte, Pro transporte, autoridad edil encargada del proyecto, interpuso una demanda penal contra el alcalde Antonio Mezarina, seis vecinos y un trabajador edil por los presuntos delitos de daños a la propiedad y disturbios. (Ver ECME160310a8.pdf)
Lo cierto es que Barranco ha sido divido en dos partes y cruzarlo es complicado para propios y extraños. Así como los barranquinos enfrentan este problema hay otros distritos de la capital que están padeciendo una transformación en aras de un progreso que no termina de llegar.
(Lili Córdova Tábori)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio
Fotos color: Lino Chipana/ Percy Ramirez