¿Recuerdan a la llamita que invitaba a una feria?
Hace años las vacaciones de invierno solían ser muy esperadas por grandes, medianos y chicos, pues todos tenían un punto de encuentro y de sana diversión; era una feria en la cual una curiosa llamita te daba la bienvenida. Era la Feria del Hogar, ni más ni menos.
Ubicada en la avenida La Marina, en el distrito de San Miguel, nace primero la “Feria Internacional del Pacífico”, que fue inaugurada en 1959, durante el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. Su creador, Gosta Lettersten, convirtió una idea de negocio en una gran oportunidad comercial.
En un inicio, las atracciones de esta feria eran poco llamativas, pues solo se concentraban en la exhibición y venta de maquinaria para la industria y electrodomésticos, dirigida por industriales y comerciantes internacionales. Sin embargo la situación cambiaría cuando, en 1966 y con el eslogan “Te llama la llama”, nace la Feria del Hogar como un anexo de la Feria Internacional del Pacífico y con una oferta orientada netamente a la familia.
De todo y para todos
La Feria del Hogar tuvo su máximo apogeo en la década del 80. Muchos niños y adolescentes, que hoy son padres de familia, recuerdan con nostalgia lo que algún día fue pasar las vacaciones de Fiestas Patrias recorriendo las instalaciones del recinto ferial; era el premio que recibían por haberse esforzado durante el primer semestre del año escolar. Un clásico de medio año.
Pabellones inmensos, llenos de coloridos decorados y curiosas denominaciones (Artefacta, Decora-ilumina, Recrea-didacta, Artesanía, Moda-belleza, Bienes intermedios, Degustación, Seguridad, Servicios y Telemática), ofrecían enseres para el hogar de última generación, así como libros, juguetes, ropa, calzado, en verdad, había de todo y para todos los gustos.
La diversión estaba asegurada, pues no había competencia para ese monstruo. Los circos y los pocos cines que había no eran suficientes para entretener a los millones de limeños de esos años. Además, ningún lugar ofrecía comercio, juegos mecánicos nunca antes vistos (montañas rusas, tagada, zipper), salones recreativos (auditorios de cine y teatro) y conciertos masivos por el precio de una sola entrada.
Cuando la euforia se desbordo
Entre las décadas del 80 y 90, la realización de conciertos masivos en el Perú era muy limitada, nuestra ciudad capital contaba con pocos lugares acondicionados para este tipo de eventos, y por ello el acceso resultaba bastante costoso.
De ahí que el “Gran Estelar” de la Feria del Hogar se convirtiera en el escenario ideal para muchos cantantes o grupos de moda. Algunos iniciaron sus carreras promocionales allí (Ricky Martín, Marc Anthony, Roberto Blades, Maná, Shakira) y otros consagraron su estatus de grandes artistas (Celia Cruz, Óscar de León, Charly García, Héctor Lavoe, El Gran Combo, Gian Marco).
Sin duda una gran plaza, reconocida a nivel internacional. Sin embargo, este escenario perdió bríos cuando, en 1997, nuestra añorada feria se vio envuelta en una tragedia.
Precisamente, el “Gran Estelar” fue testigo junto a miles de fans de un desborde de euforia e histeria colectiva, además de malas previsiones de seguridad, con fatales consecuencias: cinco jóvenes fallecidos por aplastamiento y asfixia.
Los organizadores de la feria anunciaron con bombos y platillos a un dúo venezolano de moda, los adolescentes “Servando y Florentino”, éxito de boleterías fijo, pero no tomaron las mínimas medidas de seguridad para controlar los desmanes producidos por el exceso de público asistente.
Ya en otras oportunidades la feria había rebasado su capacidad de audiencia, así lo registran las presentaciones exitosas de Celia Cruz en 1984, “El cantante de los cantantes”, Héctor Lavoe en 1986, y de la naciente agrupación rockera Maná en 1993.
Cuestión de mala suerte, dicen algunos, o exceso de confianza por las buenas experiencias anteriores. Pero recordemos que el recinto ferial, según palabras de los mismos propietarios, tenía una capacidad total de 100 mil personas al día, pero su “Gran Estelar” solo podía albergar a 10 ó 12 mil personas…
No es difícil deducir que aquel fatídico día, gran parte de esa diferencia –90 mil u 88 mil restantes- también quiso concentrarse en el Estelar, con los resultados negativos ya conocidos.
El principio del fin
Estos hechos marcaron definitivamente el destino de la Feria del Hogar. La concurrencia ya no sería la misma en adelante. Las entradas únicas desaparecerían y se segmentarían por atracciones, mellando esto su gancho inicial.
También otras ferias le salieron al paso, como la “Feria de La Molina”, con buena acogida pero de corta duración (solo tuvo dos ediciones en 1996 y 1997) y la “Feria Lima Outlet” en el 2002, cuya programación fue suspendida, por el incendio ocurrido en la discoteca Utopía, en el mismo distrito (Surco), donde se realizaba.
Sumados estos acontecimientos al desarrollo moderno de Lima (más centros comerciales, parques de diversiones y lugares para conciertos durante todo el año), hicieron que nuestra querida Feria del Hogar dijera adiós en el 2003.
Ahora solo quedan los recuerdos de un lugar que servía para reunir a la familia y a los amigos, y donde comprar un algodón de azúcar, un colorido globo o una esponjosa almohada, era suficiente para provocar una alegría a nuestros seres queridos.
Definitivamente, el mes de julio y San Miguel no son lo mismo sin la Feria del Hogar, pero quedan las historias y las anécdotas de lo que un día fue.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio