Julio Simeón: la dulce voz de Los Shapis
Han pasado 31 años y la voz de Julio Simeón Salguerán no se apaga y sale victorioso de las pruebas que le ha tocado enfrentar en los últimos años. ‘Chapulín, el dulce’ prepara la celebración del aniversario del grupo, alista maletas rumbo a Bolivia y espera se de luz verde a `Chicha´ el proyecto cinematográfico que viene trabajando con José María `Chema´ Salcedo.
Chapulín es un hombre a prueba de balas. Lo sucedido en estos últimos años lo reafirma. Nada ha sido capaz de bajarlo de un escenario, ni la muerte de su hermana en Argentina el año pasado, ni el problema de salud que lo aqueja y hace verlo irreconocible.
Rápidamente la pregunta salta a la vista: ¿dónde está el gordito bonachón de Los Shapis? La respuesta es sencilla, un problema en la columna vertebral, exactamente en el sacro, zona encargada de soportar todo el peso del cuerpo, hizo que perdiera inevitablemente los 55 kilogramos sobrantes.
A pura dieta y bajo un estricto control médico lo logró. Era todo un reto para el cantante de “El aguajal”, como recuerda: “El doctor me dijo: ‘Tu imagen o tu salud’”. La decisión fue tomada después de sus dos caídas en pleno escenario: “La primera fue en un festival en Chile y la segunda en Ayacucho, justo cuando estaba dando la vueltita”.
Su pequeño cuerpo no aguantó los 105 kilos que cargaba y empezó a cobrarle la factura. Pasaron tres meses y encontró a otra persona en el espejo, sus ánimos se vinieron abajo, y la idea de tirar la toalla surgió. Sin embargo, cuando ya se rumoreaba sobre su delicado estado de salud, hizo de tripas corazón y continuó.
“Decían que tenía sida o cáncer. Escuchar eso me dio más fuerzas para seguir adelante, boté el bastón y comencé con las terapias para la columna, y aquí me ves”, relata con voz desafiante.
Hoy, este gran hombre de 52 años se muestra alegre, bromista y con el mismo carisma que cautivó a su público en los años ochenta y que hizo de Los Shapis, junto con Jaime Moreyra, una de las primeras agrupaciones en tocar chicha, ese género musical que tiene sus raíces en la nostalgia del huaino, pero que se hizo masiva en una Lima provinciana.
De Chupaca para todo el mundo
Junto con Los Shapis (nombre elegido en honor a una danza de la fiesta de la Cruz de Mayo en Chupaca), Chapulín dio la vuelta al mundo desde el 14 de febrero de 1981. Fue el tema `El aguajal´ el que los hizo populares en Lima y en cualquier escenario que pisaran.
Desde entonces, la lluvia de actuaciones se hizo imparable. Chapulín recuerda con mucho orgullo su presentación en Francia: “Fuimos los primeros en salir del país a representar al Perú en el Festival Mundial de la Juventud. Participaron más de 40 países y fuimos llevando el fenómeno chicha”.
Después vendría una serie de multitudinarios conciertos en el Estadio Nacional y en el de Alianza Lima.
En 1987 saltaron a la pantalla grande con `Los Shapis en el mundo de los pobres´. La película fue dirigida por Juan Carlos Torrico y compartió roles con la vedette Amparo Brambilla.
Cómo olvidar su paso en 1983 por el Festival de la Cumbia Peruana realizado en el Campo de Marte y donde compartieron escenario con Chacalón, Los Mirlos, Los Destellos, etc. Cuando un popular Ronco Gámez los dejó participar con solo dos canciones y terminaron con más de cinco, a pedido del público.
Chapulín cuenta que todas sus canciones son vivencias del pueblo. La identificación que tiene con la gente al bailar o cantar es inmediata; y sucede lo mismo en cualquier escenario. Su presentación en el 2008, en la discoteca Vocé de Lince, lo confirma.
A pocos días de su aniversario, las energías de Chapulín, junto a Los Shapis, siguen intactas, con ganas de seguir deleitando a su público, que con mucho gusto seguirá embriagándose con su rica chicha.
(María Fernández Arribasplata)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio