Cuando Villa El Salvador recibió su Príncipe.
El 15 de mayo de 1987 Villa El Salvador ganó con justicia el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Fue concedido por ser “La práctica ejemplar para organizar un tipo de ciudad solidaria y económicamente productiva”. Han pasado 25 años, y de la mano de uno de sus protagonistas, Michel Azcueta, entonces alcalde de Villa El Salvador, recordaremos estos extraordinarios momentos.
Michel Azcueta tiene muy bien atesoradas las fotografías de la premiación en Oviedo, España. Saca la primera, una en blanco y negro, donde están Juan Carlos y Sofía, los reyes de España con menos años encima, estrechando su mano.
En agradecimiento él sonríe, y no era para menos, pues en ese preciso momento recibía el premio para todo el pueblo de Villa El Salvador.
“Nos dieron 17.500 dólares, un diploma, justo el que tengo bajo el brazo, y una escultura de Joan Miró” recuerda entusiasmado.
En otras fotografías aparece una morena muy sonriente era María Elena Moyano, quien fue representando a las mujeres del distrito, junto al secretario general de la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (Cuaves) Roel Barranzuela.
Azcueta cuenta que el dinero fue utilizado para la construcción de la primera Casa de la Juventud y la escultura se encuentra en la Municipalidad de Villa El Salvador, como uno de los más importantes galardones de esta ciudad del sur de Lima.
En aquella oportunidad, la fundación del Premio Príncipe de Asturias entregaba por segunda vez este premio. En 1986 se la llevó Chile, y esta segunda definitivamente tenía que ser nuestra.
“La Comisión Internacional de Derechos Humanos propuso nuestra candidatura, y desde los primeros meses de 1987 empezaron a votar, todo estaba muy reñido”. Azcueta recuerda que lo más interesante de esta premiación fue cuando la fundación decide por única vez en la historia de los premios que tenía que ser un voto por país.
Es decir todos los países de América Latina y España junto a Portugal y Filipinas daban un voto por el mejor. Dentro de los 12 candidatos estaba la presidenta de Filipinas Corazón Aquino, con quien se tuvo final de infarto. Los primeros países en apoyarnos fueron Cuba, Nicaragua, Chile, El Salvador y España.
“Me acuerdo que Alan García me llamaba y decía: `Ya vamos un voto más´. Era toda una alegría, luego yo comunicaba a la población: `Teníamos cinco, ahora tenemos seis´”, cuenta entre risas Azcueta.
Casi todos los países querían saber de esta ciudad que se encontraba al otro lado del mundo. “Muchos llamaban para saber de qué se trataba Villa El Salvador, me escribían y yo contestaba explicándoles nuestro trabajo. Quien nos apoyó mucho en España fue Joaquín Ruíz Jiménez, el primer Defensor del Pueblo de España”, recuerda.
La última etapa se acercaba. El voto definitivo fue de Enrique Iglesias, entonces ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay y luego Presidente del BID.
“Gracias a Uruguay ganamos” dice Azcueta. Esta premiación tuvo mucha repercusión en América Latina por la participación de los países. Las portadas de los principales diarios latinoamericanos, incluido El Comercio, resaltaban el triunfo de Villa El Salvador, un pueblo que surgió de los arenales.
“Eran las 6 de la mañana cuando me llaman y me dan la gran noticia, para las 8 ya todos los colegios, los mercados, todos lo sabían. Era extraordinario”.
Con las maletas a medio hacer salieron Michel Azcueta, María Elena Moyano y Roel Barrenzuela rumbo a España. A su regreso, una semana después, Villa El Salvador vivió su propia fiesta.
Como dice su ex alcalde, este fue un premio colectivo, dirigido a cada uno de los pobladores de Villa El Salvador.
Ahora más que nunca vale recordar los 25 años de esta premiación, pues es un motivo más para celebrar los 41 años de vida de este distrito, que surgió de la nada, como solo lo hacen los grandes.
(María Fernández Arribasplata)
Fotos: Archivo Michael Azcueta
Archivo El Comercio