La pampa y la puna de Carlos Valderrama
Trujillo es la tierra de grandes compositores peruanos. Uno de los más recordados por su exitosa carrera y labor educativa es Carlos Valderrama Herrera quien este 4 de noviembre cumpliría 125 años.
Nació en la ciudad de la primavera el 4 de noviembre de 1887. A los 11 años escribió sus primeras composiciones, siendo un vals y un nocturno sus preferidas. Los maestros Ricardo Tejada y Daniel Hoyle Castro le enseñaron las primeras nociones de música en su natal Trujillo.
En 1899 realiza su primera presentación artística en el Teatro Municipal de Trujillo. “Aquel día me pareció muy grande el Teatro y sentí viva conmoción” recordó el músico en una entrevista concedida a El Comercio años más tarde.
Su vocación artística se abría paso contra la voluntad de su familia, a pesar de que su padre, el magistrado Jacinto Valderrama, tenía como pasatiempo tocar la flauta y su madre cantaba a viva voz.
Viajó a Estados Unidos para estudiar ingeniería electrónica en la Universidad de Nueva York. A escondidas siguió afianzando sus conocimientos musicales e incluso dio recitales de música latinoaméricana. En 1920 su talento le abrió las puertas del prestigioso “Carnegie Hall” de Nueva York donde ofreció el primer recital de música peruana. Después de este concierto el joven compositor llevó sus melodías incaicas a Panamá, Chile, Venezuela y Bolivia.
Valderrama dedicó más de 30 años de su carrera artística a fomentar en los niños y jóvenes el amor por los bienes artísticos del país. En 1917 organizó su primer coro integrado por la Brigada de Boy Scouts del Colegio Nacional de San Juan en Trujillo. Junto a 80 jóvenes recorrió a pie la ruta hacia Cajamarca, realizando presentaciones para pagar el viaje.
El maestro inculcaba a sus alumnos desde el primer momento que son los dueños de su triunfo. Al cantar se apoderaban sin sentirlo de un mundo de belleza y encanto hasta entonces desconocidos por ellos.
Viajó por todo el país organizando veladas artísticas para enseñar a los jóvenes la música peruana. Una de las más recordadas es la presentación de su ópera Inti Raymi, en Cartavio, a la que asistió numerosas familias de Trujillo y el valle de Chicama.
La melodía más famosa del maestro es “La Pampa y la Puna”. Valderrama contó a El Comercio el origen de esta composición: “En una hacienda de mi padre en el valle de Chicama veía llegar a los indios de la sierra del norte y escuchaba absorto sus canciones teñidas de una extraña melancolía. Entonces fue que escribí `La Pampa y la Puna´; su nombre no era este sino `Nocturno Incaico´ ”.
Con una sentida semblanza, El Comercio daba cuenta de la muerte del maestro un primero de agosto de 1950, hace 62 años. Valderrama fue despedido por su familia, amigos y personalidades del ámbito cultural y artístico en el Club Trujillo de Lima. El maestro peruano dejó una vasta herencia musical que enaltece los sentimientos de amor a la patria.
(Lilia Córdova Tábori)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio