Los 70 años de la voz de Cuba: Pablo Milanés
Pocos saben que su nombre completo es Pablo Milanés Arias, pero muchos deben saber que el cantautor cubano más conocido en el mundo -junto con Silvio Rodríguez- nació el 24 de febrero de 1943 en la localidad de Bayamo, en la provincia de Granma. Es decir, cumple 70 años de edad, e increíblemente su música resuena como el primer día en que cogió una guitarra y empezó a soñar con letras y melodías.
Desde que estudió piano en el Conservatorio Municipal de La Habana, en los años ’50, el joven Pablo Milanés sabía que lo suyo era el ritmo y la letra con sentido social. Pero tuvo maestros que le dieron grandes lecciones.
Dos de estos fueron el pianista y compositor Candito Ruiz, y el declamador y pianista Luis Carbonell. No obstante, sus historiadores dicen que su mejor escuela fueron los músicos tradicionales cubanos, es decir, la ‘Vieja Trova’. Entre estos destacaron Barbarito Diez, Benny Moré y Vicentico Valdés. Otros indican que tuvo mucha influencia sobre él, el bolerista chileno Lucho Gatica.
En los primeros años de Revolución cubana, Milanés cantaba en agrupaciones vocales como el Cuarteto del Rey (1959-1963), como primera voz. Y luego se empapó en casa de su maestro Carbonell de la música barroca, especialmente del genio de Johann Sebastian Bach. Después integró el grupo Los Bucaneros (1964-1966).
Fue época de influencias y trabajo creativo. El gran Pablo cantaba en Nights Club, a guitarra pelada. La música brasileña, la experimental, así como cantantes europeos de las décadas pasadas, le ayudaron a ser el gran artista que todos conocemos.
Pero no hay otra experiencia vital más profunda en su carrera que haber formado parte del movimiento de la Nueva Trova cubana, junto con Noel Nicola y Silvio Rodríguez. A partir de ese momento, se hizo un personaje de la música continental.
Los puntos de inflexión en la vida artística de Pablo Milanés son muchos. Uno de ellos fue la aparición en 1965 de ‘Mis 22 años’, un disco que experimentó con el feeling y la Nueva Trova cubana. Es decir, hacer canciones con guitarra y poesía. Nada más. Una tradición popular muy arraigada en la isla caribeña.
Encontrarse en ese contexto político, musical y cultural con Silvio Rodríguez, su coetáneo, fue excepcionalmente importante para él. Era 1968, y cantó junto a su gran amigo en la Casa de las Américas. Fue un concierto fundacional.
Ya en 1972 el movimiento musical popular tomó forma, y así la Nueva Trova convocó a numerosos músicos latinoamericanos, quienes desde sus países desarrollaron una música de poesía y reflexión humana.
Milanés se sintió entonces parte de algo más grande que él mismo. El son cubano y la denominada ‘canción de protesta’ eran dos opciones que a veces lograba fusionar, pero lo suyo casi siempre iba hacia lo poético, lo esencial, y en grandes pasajes de su carrera por lo romántico.
Como miembro del Grupo de Experimentación Sonora compuso incluso temas para cine. Los años ‘70 vieron a la luz canciones de una gran sensibilidad. ‘Yo no te pido’, ‘Hoy la vi’ o el famoso canto al amor ‘Yolanda’, surgieron al lado de otras más sociales como ‘No me pidas’ o ‘Yo pisaré las calles nuevamente’.
Los años ‘80 fueron de gran producción musical para el trovador cubano. En 1986 salió a la venta el disco ‘Querido Pablo’, con canciones de la década anterior y de los últimos años, al lado de viejos amigos de la música y de la vida, como Víctor Manuel, Ana Belén, Luis Eduardo Aute y la gran Mercedes Sosa.
Pablo en el corazón del Perú
La presencia de Pablo Milanés ha sido recurrente en el Perú. Especialmente desde los años ’90, cuando de España y Europa en general, regresaba a sus raíces, a América. El 18 de noviembre de 1995 el cubano cantó en Lima, al lado de Víctor Manuel, como parte de una gira que incluiría Argentina, Colombia y Ecuador. La sede fue la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Un año después, el 12 de octubre de 1996, volvió a sensibilizar al público limeño en el mismo lugar universitario, pero esta vez estuvo acompañado por otro gran trovador: el español Joaquín Sabina, en un concierto muy celebrado y cantado hasta la medianoche.
La Feria del Hogar lo recibió en su gran estelar dos noches seguidas: el 23 y 24 de julio de 1999. Era el retorno de un grande de la música latinoamericana, aunque tuvo que superar problemas de salud, que hacía poco tiempo había provocado que no cantara en algunos sitios de Chile.
Dos años después, el 2001, el regreso de Pablo Milanés a Lima ocurrió el 28 de setiembre. El concierto se denominó “Todas las sangres y culturas: homenaje al Perú”, en el que se unieron en el canto también los argentinos Mercedes Sosa y Víctor Heredia.
Después de muchos años, el cubano trabajaba un disco completo, en todas las etapas del proceso. Fue en abril de 2008 que concluyó la tarea. Lo llamó ‘Regalo’. De ese disco declaró en su momento:
“Me parece que retornar, lograr hacer ese trabajo, tener fuerzas a estas alturas, me rejuvenece y me hace mucho más feliz indudablemente”.
El álbum combinaba baladas con toques de jazz, pero también los temas de protesta y de ilusión alrededor de imágenes de la realidad de su país.
Lima lo vería ya bastante mayor, pero con la potencia y clase de siempre, el 1 de diciembre de 2012. Su concierto, en el Polideportivo de la PUCP fue muy tierno, sólido musicalmente y emotivo, al recordar clásicos de su repertorio musical.
Entre la gente, esa noche sabatina, hubo hasta tres generaciones marcadas de abuelos, padres e hijos, que vibraban con la misma pasión por la música de Pablo Milanés, el amigo del Perú, el gran trovador.
(Carlos Batalla)
Fotos. Archivo Histórico El Comercio