De San Juan, su fiesta
La fiesta de San Juan Bautista se celebra en todo el país el 24 de junio. Esta festividad de nuestra amazonia atrae a turistas de todos los rincones del Perú y el mundo. No hay local, vivienda o calle donde los alegres personajes dejen de bailar, comer y beber. Huellas Digitales les muestran algunos pasajes de la gran fiesta.
La vieja y nueva tradición en la Amazonia
Antiguamente, en la víspera del día central, la tradición guiaba a los lugareños durante la noche a acudir a los ríos para purificarse. Para algunos, esta actividad recuerda cuando San Juan Bautista bendecía las aguas de los ríos, asegurando la felicidad y la salud de quien se bañe en ellas. Una tradición que lucha por no desaparecer. Ahora, las ciudades de la selva no se detienen -no es un día para descansar- sino que se animan en familia y amigos al lado de la música, la chicha y el rico juane.
De San Juan, su Juane
La mañana del 24 de junio empieza con el ajetreo de las mujeres que preparan el potaje tradicional. El juane es la versión moderna de un viejo hábito. Cuando los pobladores amazónicos se internaban en la selva llevaban sus alimentos envueltos en hojas. Pero fue la costumbre de salir al campo durante el día de San Juan la que creó el vínculo de este plato con la fiesta. De allí su nombre.
El tiempo se encargó de moldearlo y crear variedades: “juane” de yuca, de chancho, “avispa-juane” (asociado a las avispas del monte) o el “nine juane”, cocido en brasas ardientes. Se cree que en un principio fueron solo trozos de yuca con carne de animales, pero luego se introdujeron el arroz, las aceitunas y otros ingredientes que no son típicos de la Amazonia.
En la actualidad, la costumbre más oriunda es la de desayunar, almorzar y cenar juanes. Hacerlo es como comulgar. Están envueltos en hojas del bijao y acompañados de una salsa de cebolla y ají de cocona. Cada bocado ensancha la sonrisa del hombre amazónico y alimenta su mirada con el orgullo que produce nuestra identidad.
El Santo
Y el ángel Garbriel dijo: “No temas Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada, y tu mujer dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan“. La vida de Juan Bautista fue un ejemplo de fidelidad a la misión que Dios le había encomendado. Sacrificado y austero, predicaba un bautismo de penitencia para preparar la venida del Mesías. Cuando llegó Cristo dio testimonio de él: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. A petición del mismo Jesucristo lo bautizó.
Fiesta de todos
Los preparativos arrancan la noche del 23. Los charapas encienden grandes fogatas hechas de “shuntos” y brincan sobre ellas, para luego arrojarse a las cochas en un acto de purificación. Esa noche los ríos y cochas se tornan purificadoras y los creyentes se hunden en ella en una celebración que perdura hasta avanzada la mañana.
La música y la buena comida colaboran en gran medida con la alegría de la fiesta. Las luces artificiales iluminan la noche y la tradicional chicha de maíz fermentada, trago oficial para las actividades de San Juan, no falta.
En la tarde, la fiesta llega a su apogeo al compás de la pandillada y la comparsa. Además se realiza el corte de las “unshas” por parte de parejas tomadas del brazo. Mientras bailan con herramienta en mano, lanzan hachazos contra el árbol hasta que caiga. La pareja que propine el golpe decisivo será la encargada de devolver una “unsha” idéntica el año siguiente. Así crecerá la expectativa hasta el próximo mes de junio cuando se celebrará la Fiesta de San Juan Bautista. Sin duda.
Marleny López
Fotos: Archivo El Comercio
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