‘Andahuaylazo’: a una década de un año nuevo sangriento
Ese 1 de enero del 2005, a las 4 y 30 de la madrugada, ciento sesenta “etnocaceristas” tomaron la comandancia de la Policía Nacional en Andahuaylas, Apurímac. Los subversivos estaban liderados por el mayor (r) EP Antauro Humala, hermano del hoy presidente de la República, Ollanta Humala. Ellos exigían el derrocamiento del gobierno de Alejandro Toledo. El saldo fue sangriento. Además de 7 heridos, cuatro policías fueron asesinados durante el tiroteo en el puente Colonial al sur de la ciudad. Hace 10 años esta revuelta remeció el país y el mundo.
La asonada encabezada por el hoy preso Antauro Humala tenía el apoyo inicial de los andahuaylinos, que esa misma mañana no solo hostigaron a los agentes policiales que trataban de recuperar el orden público, sino también a los primeros periodistas que llegaron a la zona de conflicto.
Al mediodía, algunos pobladores entregaron alimentos y ropa a los humalistas. Y a eso de las tres de la tarde, Ollanta Humala declaraba por una emisora radial desde Corea del Sur que su hermano Antauro depondría las armas. Los hechos se iban agravando, hasta que el Ministerio del Interior exigió a los subversivos deponer su actitud. Algo andaba mal para que las autoridades pidieran que los vecinos a la comisaría abandonaran sus viviendas.
Antes de que cayera la tarde, llegó a la ciudad andahuaylina el director de la PNP, Félix Murazzo. La policía y el Ejército tenían rodeado el local tomado por los humalistas. Esas primeras horas la violencia “etnocacerista” tuvo sus primeras consecuencias: cinco policías y dos subversivos heridos.
Fatal consecuencia
El 2 de enero sucedió lo peor, pues se confirmó la muerte de 4 policías: el capitán PNP Carlos Cahuana Pacheco, el teniente PNP Luis Chávez Vásquez, el suboficial de segunda PNP Ricardo Rivera Fernández y el suboficial de tercera PNP Abelardo Cerrón Carbajal.
Antauro Humala dijo entonces que esto era una consecuencia de la mala política económica del Gobierno y de la medida de pase a retiro de muchos oficiales de la Fuerzas Armadas. Acusó a Toledo y lo responsabilizó por las víctimas de la revuelta andahuaylina.
En comunicación radial, Antauro explicó por qué eligió Andahuaylas: “En Andahuaylas se formó el último ejército cacerista en la campaña de la Breña. Ahora hemos considerado volver a retomar el lugar donde quedó el último ejército”.
Al día siguiente, 3 de enero, Humala y seis de sus seguidores fueron detenidos por la policía luego de que se frustrara el diálogo para la rendición. El 6 de enero, la policía detuvo a 74 humalistas más en los distritos andahuaylinos de Talavera y San Jerónimo.
El proceso de investigación policial a cargo de la Dircote concluyó con la redacción final del atestado, el 14 de enero de ese mismo año. Se acusó a Antauro Humala y a sus seguidores de los delitos de rebelión, homicidio calificado, secuestro y tenencia ilegal de armas.
Subversivo condenado
Humala fue condenado inicialmente a 25 años de cárcel, pero luego la sala cambió el delito de homicidio calificado a homicidio simple. Es por ello que hubo una rebaja de la pena.
El 2011 el subversivo fue sentenciado a 19 años de cárcel acusado de rebelión, secuestro agravado, sustracción de armas de fuego, daños agravados y homicidio.
Por último, el Tribunal Constitucional cerró el proceso declarando improcedente el recurso de hábeas corpus presentado por la defensa del acusado, con lo que esperaban que este quedara libre.
Antauro Humala, el hermano del primer mandatario de la República, permanecerá encarcelado hasta el 2024.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo El Comercio