Carro en mi puerta
En Navidad, un carro se estacionó en mi puerta. Rojo, tipo Tojoy hatchback, diseño exterior a cargo de compañía italiana, motor japonés Mitsubishi, rendimiento deportivo y cinco puertas. No es un juguete ni me lo trajo Papá Noel sino el mensajero de un correo exprés. Aún no lo estreno.
Y no podré estrenarlo a menos que me haga liliputiense. Mi nuevo carro rojo es un perfecto modelo a escala del juvenil Tongyue fabricado por la Compañía de Automóviles Jianghaui (JAC), una de las diez mayores de su tipo en China.
No pude acudir a la ceremonia de JAC por sus primeros 2 millones de vehículos vendidos, así que la compañía “estacionó” este auto en mi puerta de camino a Latinoamérica. JAC acaba de anunciar que en la próxima década exportará 620.000 vehículos a Brasil con motores que funcionan a base de etanol.
El objetivo de JAC es conquistar Brasil, que es el cuarto mayor mercado automotriz del mundo y abrirse paso en América Latina. China ocupa el primer lugar desde el 2009 cuando desplazó a EEUU. Pero Brasil, un mercado dominado por compañías estadounidenses y europeas, será todo un reto.
JAC no es el único ni el primer fabricante chino que se lanza a la conquista de América Latina. De acuerdo con la estrategia gubernamental china, varias compañías locales ya han establecido plantas de fabricación de automóviles o ensamblaje en México, Uruguay y Brasil, o tienen planes de hacerlo este año.
Solo en el Perú se venderán 20.300 autos de distintas marcas chinas en el 2011, según cálculos de expertos del sector, lo que representaría un incremento de 36,3 por ciento con respecto al año anterior. Todavía la mayor demanda se produce en el segmento de vehículos pesados donde los precios chinos no tienen competencia.
En China, un nuevo récord de 18,06 millones de vehículos vendidos se estableció en el 2010, anunció la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China. (CAAM). Pero la felicidad llegó a su meta. Este año, se teme que la cifra descienda drásticamente.
¿Por culpa del alza de los precios del combustible?
Más fácil aún. Con el 2010 terminó la política de subsidios para la compra de autos con motores de menos de 1,6 litros que se lanzó en pleno año de la crisis financiera mundial. El descuento fue para los carros impulsados por energías limpias y con un consumo más eficiente de combustible.
Los consumidores chinos compraban carros cuando el Mundo se ajustaba los bolsillos. No tengo que decirte que tantas personas adquirieron el soñado “auto propio” que el tráfico volvió a ser el problema de moda a pesar de las gigantescas avenidas chinas y caminos aéreos.
A partir del 1 de enero de este año, sobre estos mismos autos recae un impuesto de 10 por ciento. Más aún, la municipalidad de Beijing ha tomado la decisión de restringir a 240.000 las nuevas matrículas en 2011, un tercio de las permitidas el año pasado.
Así que por el momento me limitaré a contemplar mi modelo a escala y continuaré recorriendo Beijing en mi bicicleta que afortunadamente también es roja.
¿Y tú tienes un carro chino o estás pensando comprar uno?
Pregúntame y madame Patricia –que cambió su Toyota por una bicicleta para venir a China- te leerá el futuro en el Año del Conejo.
Este post se irá actualizando a partir de nueva información y la dinámica de comentarios de los lectores. Toda clase de opiniones y dudas son bienvenidas. Así que a comentar que el mundo se va a acabar. Piensa, luego existes.