Leer y darse cuenta
Uno de los asistentes al taller de historias era un poeta llamado J, que quería aventurarse en el campo de la narrativa. Era un vanguardista y, por tanto, muy difícil de entender. Le dije que para ser un buen poeta hay que saber elaborar fórmulas metafóricas. No solo se trata de unir palabras sino que todas en su conjunto signifiquen algo.
Así que me dispuse a desafiarlo. Escribí rápidamente un poema y le pedí que lo interpretara y no lo logró. El poema es el que sigue:
“Turbadas aves
torvos que enturbian
hijas de las tormentas
temor que arredra
pronto trueno.
Lluvia que picotea
el vidrio trémulo.
Terror de trizas
tromba que arrecia.
La mala hora
de las turbias aguas
abre a la luz palabras
palabras que se tienden
sobre la yerba pálida.
El sol se pone en el dormidero,
de la vida el pájaro
el batir las alas.
La luz invade
entre sosiegos
leche caliente
material espeso
bracea la colcha
entibia el lecho
se desmonta el peso
anuda el cielo
prontos hombres a nacer
amnióticos destellos.
Senda que se abre
en celeste brasa
y en el seno el cuerpo
de acogedoras llamas
de la divina majestad
los sublimes pechos.
Rutila la sustancia,
del rosa purpurada:
vierten azucenas blancas”.
Le sugerí que pensara en lo primero que le venía a la mente con aquel poema y guardó silencio. El lance estaba en mis manos: “Imagina a un hombre y a una mujer en una cabaña en la noche densa, bastante oscura ymuy aterradora. Imagina ahora truenos, estampidos feroces que atemorizan a la dama, que retumban en la ventana. Lluvia. La mujer se refugia en los brazos de él, se acuestan sobre una cama (Yerba pálida). Pasa lo que debe pasar y ambos se protegen con ternura y pasión a la vez, mientras se entregan debajo de una noche que socava sus nervios. Pero juntos dejan de temer. Es el preciso instante de la simiente de una nueva vida. Ella ahora albergará un nuevo ser en su interior. Incluso el tramo final del acto, la culminación explosiva, se describe bien…”
Según J la poesía, finalmente, expresa más que las historias ¿Será?