Yo sí creo
Llamarlo el Grupo de la Muerte no sería excesivo. No solo San Martín, Alianza y Cristal serán difíciles, sino también Inti Gas, CNI, Total y Gálvez, especialmente los tres últimos que se juegan la categoría. Pero esta película ya la he visto varias veces y, ¿saben qué?, tengo fe. Tenemos con qué hacerla.
Veo los once puntos de ventaja de la San Martín -que pueden ser doce si logra el subcampeonato del torneo de reservas- o los cinco de Alianza -que pueden ser seis por la misma situación de los santos- y recuerdo el campañón del Apertura 2002, cuando nadie daba un peso por la crema y ganó el título, “contra todo y contra todos”, de la mano del siempre añorado Ángel Cappa. Recuerdo los diez puntos de ventaja de los blanquiazules en el 95, con goleada incluida en Matute, y cómo la definición del subtítulo se pintó de merengue gracias a un zapatazo mordido de Roberto Martínez que muchos aún no terminamos de gritar.
Veo a un campeón sin la consistencia defensiva del año pasado, con debilidades antes inexistentes o acaso mejor disimuladas. A un golero que regala tantos atajadones como dudas y a un Galván guerrero como ninguno, pero cada vez menos inmune a delanteros de piernas veloces y cimbreantes cinturas.
Veo a un club tratando de salir del caos, en medio de peleas absurdas por el poder, tironeado por incapaces y avariciosos, entrometidos y bienintencionados, fracasados y empeñosos.
Veo a un técnico tratando de reconstruir su imagen de ídolo, blindándose detrás de símbolos indiscutidos -Chumpi, el Puma-, intentando reconciliarse con la casa que negó después de jurar mil veces que nunca la dejaría de querer.
Veo más dudas que aciertos, más preguntas que respuestas, más problemas que soluciones, pero veo intacto aquello que nos diferencia del resto, que nos hace únicos, que nos permite levantar la cabeza cuando más hundidos creen que estamos. Veo garra, señores, y veo también a un plantel al que aún le revienta el pecho cuando pisa una cancha vestido de crema.
Esta liguilla la empezamos desde abajo, acopiando el desdén de la crítica y la burla del enemigo. ¡Qué importa! Apelemos a lo nuestro, a lo que fluye por nuestra sangre, a lo que respiramos por cada poro.
Esta guerra tenemos que pelearla con nuestra mejor arma: la garra. Con ella, podemos todo.
¿Qué piensan ustedes?
¿Es irremontable la ventaja que nos lleva la San Martín?
¿Cuáles serán nuestros principales rivales en esta liguilla?
Un abrazo para todos.
Quiero hacer público mi agradecimiento a Jaime Cordero por su buen criterio y profesionalismo en la administración del blog mientras duró mi ausencia. No me equivoqué cuando pensé en él para que Trinchera Crema quedara en buenas manos.
ACTUALIZACIÓN (01-09-10)
A primera vista, el fixture de la liguilla no me parece desfavorable. Pueden verlo aquí. ¿Qué piensan ustedes?