Una comedia real
Sin haber presentado un gran primer episodio, “The Crazy Ones” tiene en pantalla todo el talento que ofrece Robin Williams. No tiene nada de malo que la comedia gire alrededor de él, y justamente en este caso cae muy bien. Me explico: a diferencia de otros ‘shows-que-giran-al-rededor-de-un-solo-personaje-famoso’ como “Super Fun Night” con Rebel Wilson o “Mom” con Anna Faris, en “The Crazy Ones” Williams cae superdivertido (de verdad) y es un padre excepcional (a pesar de sus errores en la vida).
Robin Williams se desempeña en lo que mejor sabe hacer: ser él mismo. O al menos la mejor versión cómica que pudimos ver de él en la televisión: sus primeros sketches en “The Richard Pryor Show” o su loco personaje en “Mork y Mindy”.
Pasaron muchos años de eso y ahora realmente vemos cuánto hacía falta un humor como el suyo en la TV.
“The Crazy Ones” no solo es una comedia sobre un publicista genial en sus tiempos y que ahora pretende dirigir su agencia con la ayuda de su hija (interpretada por Sarah Michelle Gellar), sino que es la historia de la relación de un padre con su hija. De cómo él se enfrenta a los nuevos tiempos con una locura romántica para mantener a sus clientes y las nuevas ideas que se proponen hoy en día en publicidad mientras su hija se resiste pero termina apoyándolo.
El gran acierto es que todos nos hemos sentido como el personaje que interpreta Williams: nostálgicos porque las cosas ya no son como ayer y tratando de luchar cada día para salir adelante en un mundo que a veces ya no habla nuestro mismo idioma. Es entonces cuando vemos a las nuevas generaciones y comenzamos a creer en ellas. Por todo esto la serie de Williams es grande. Larga vida y prosperidad.