"The Walking Dead": un nuevo comienzo
Iniciar y cerrar en grande con momentos tibios en el medio (a excepción de algunas sorpresas). Se podría decir que esta es la fórmula que ha encontrado “The Walking Dead”. Siguiendo esa línea, el último capítulo cumplió las expectativas: acción y tensión, carnicería de zombis y un final explosivo fueron sus principales ingredientes. ¿Qué más podría pedir para ser feliz?
La introducción de Negan, el más grande villano de la saga hasta el momento, se hará esperar. Lo que vimos hasta el momento fue solo un aperitivo para lo que vendrá después. Cuando pensábamos que sus secuaces tenían acorralados a Daryl, Sasha y Abraham -y que nos podríamos de despedir de uno o más de ellos- Daryl decide demostrar lo rudos que son eliminando a los nuevos malos de un solo golpe. Adiós ballesta, hola lanzacohete. ¡Bang! Estamos enganchados, queremos seguir viendo.
Luego vendría el desenlace de una muerte ya anunciada. Rick y compañía, disfrazados de zombis, caminando en medio de una Alexandria infestada de no muertos. El pequeño Sam estalla en crisis y todo va de mal en peor. Él y su familia mueren mientras Carl recibe un disparo (fans del cómic, es su momento para debatir qué tan leal a la historieta fue esta escena).
Tras dejar a su hijo en el “hospital”, Rick es cegado por su ira. Regresa a las calles para enfrentarse solo contra la gigantesca horda de zombis. Lo que pudo convertirse en su funeral -clase de supervivencia 01: nunca perder la cabeza y enfrentarte a un gran número de enemigos- termina siendo la chispa que iniciará la reconquista de Alexandria.
Por una vez nadie se queda con los brazos cruzados y todos los sobrevivientes salen a apoyarlo. Es momento de luchar por lo perdido y solo si toda la comunidad se une podrán conseguirlo. Es un capítulo que nos muestra que las personas son capaces de cambiar para bien. Los cobardes padre Gabriel y Eugene dejan sus escondites para pelear por su ciudad, Enid regresa para creer en la gente y apoyar a Glenn y hasta el Lobo encuentra su redención al salvar a Denise.
Tras las constantes pérdidas -tanto de amigos como de la seguridad que fue vivir en la prisión- por fin vemos un nuevo y esperanzador comienzo. Rick también ha cambiado y está decidido a confiar en estas personas para construir juntos una fuerte comunidad. Sabemos que no lo tendrá sencillo y por eso será interesante ver cómo (y si es que) lo consigue.