Las bravatas de Corea del Norte también golpean al cómic (o cómo se paralizó la película basada en "Pyongyang")
Las amenazas provenientes de Corea del Norte sobre ejecutar actos terroristas no solo han golpeado en el estreno y la distribución de la película “The interview” de Sony, la ácida comedia que protagonizan James Franco y Seth Rogen, sino también en una producción que parecía bien encaminada y que ahora entrará de sopetón al limbo de la espera (que desespera).
Se trata de la adaptación a la pantalla grande de una extraordinaria novela gráfica, nada menos que “Pyongyang”, del canadiense Guy Delisle, quizás la mejor crónica (no solo visual) que se haya hecho sobre ese país regido por la demencia y el autoritarismo en sus extremos más descabellados. Un clásico del noveno arte que fue editado en el 2003 pero que se mantiene -tristemente- vigente hasta hoy.
El filme iba a ser dirigido por Gore Verbinski, el mismo de la saga de “Piratas del Caribe”, con guion de Steve Conrad y con el actor cómico Steve Carell como protagonista. No obstante, ahora se presenta como víctima colateral del entramado alrededor de “The interview”.
El primero en difundir la noticia de la cancelación del proyecto de “Pyongyang” fue el portal www.deadline.com, el cual describía la idea del filme como un thriller paranoico. La información la dio el 17 de diciembre y puntualizaba que la producción a cargo de New Regency, un estudio perteneciente a Fox, se iba a iniciar en marzo.
“Fuentes del estudio dicen que en las actuales circunstancias, simplemente no tiene sentido seguir adelante”, indicó la web sin ahondar en más detalles.
El primero en lamentar la decisión del estudio fue Carell, quien perdió la sonrisa y compartió en Twitter -aunque sin mencionar expresamente el hecho- sus sentimientos:
Sad day for creative expression. #feareatsthesoul
— Steve Carell (@SteveCarell) diciembre 17, 2014
“Día triste para la expresión creativa. #elmiedocomeelalma”.
El 19 de diciembre, fue el turno de Guy Delisle. El dibujante escribió en su blog que esa mañana se había enterado de la suspensión de la película.
Contó que no había tenido mayor contacto con el equipo de producción desde hacía dos años, cuando los derechos para la adaptación fueron vendidos, pero que ya sabía que la filmación empezaría en marzo, en Serbia.
Tras compartir su desazón y remarcar que seguramente esta misma frustración es la que debe sentir el equipo con el cineasta Verbinski a la cabeza, Delisle subrayó que lo que más le entristece es que “uno habría imaginado que una gran corporación no se doblaría tan fácilmente bajo las amenazas de un grupo de hackers de Corea del Norte”.
“Aparentemente golpearon un nervio sensible”, remató.
¿Pero de qué va el cómic “Pyongyang”?
Pues se trata de una crónica autobiográfica, el relato que Guy Delisle hizo de su estadía de dos meses en la capital de Corea del Norte, adonde viajó para supervisar el trabajo en un estudio de animación en ese país para una serie francesa de dibujos animados.
En la novela gráfica se cuenta cómo pasa un extranjero sus días en el país comunista y sus observaciones sobre una tierra que por momentos asemeja una mala comedia de tiranozuelos, y que por ratos evoca la peor materialización posible de la novela “1984″ de George Orwell.
Allí pasamos de la gran comedia que se arma para que los visitantes crean (o finjan creer) que los líderes políticos -en ese entonces Kim jong-il, heredero de Kim il-sung- son poco menos que dioses, a visitar palacios y monumentos gigantescos construidos para enaltecer egos e idolatrías. Y nos hace testigos de la sujeción moral y mental de un pueblo a través de sus costumbres, los silencios y las arbitrariedades que ocurren a ojos y paciencia y miedo de todos.
“Somos una nación muy homogénea y todos los norcoreanos nacen fuertes, inteligentes y saludables” es, por citar un ejemplo, la explicación que recibe Delisle cuando le pregunta a su guía por qué no ha visto a un solo discapacitado en todo su viaje. “Y por el tono de voz creo que lo pensaba de verdad”, añade con estupor, resignación y pena.
Pero lo peor de todo es que Delisle ha visto apenas del país lo que ese guía y su traductor le han dejado ver, personajes ambos que lo acompañan en todos sus movimientos y que se convierten en coprotagonistas de la novela gráfica pero que quedan en evidencia como protagonistas -hasta su muerte- de esa tragicomedia.
Esa es la sensación que queda al leer “Pyongyang”: uno quisiera reír a carcajadas frente a todos sus militares uniformados, preguntarles a los norcoreanos “¡hey, imbécil!, ¿en verdad crees en que tus bienamados líderes son los elegidos?”, pero también entiende que el temor, la pasividad, la mansedumbre han echado fétidas raíces y son casi imposibles de arrancar.
Según se comenta, en la película de Bervinski la historia se iba a centrar en un animador de dibujos que era acusado erróneamente de espionaje. Habrá que esperar a ver si el estudio, pasada la tormenta, retoma el proyecto. Ojalá.
¿Y A TI TU GUSTARÍA LEER “PYONGYANG”?
p.d.: A raíz de este post, el primero del 2015, he vuelto a leer el cómic de Guy Delisle. No tiene pierde. Recomendable a ojos cerrados.