Investigadores hallan anormalidades severas en las mariposas de Fukushima
Un grupo de científicos japoneses confirmó a través de una investigación que el material radiactivo expulsado tras el colapso de la planta nuclear de Fukushima Dai-ichi, en marzo del año pasado, tuvo impacto en la zona. De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Ryukyu (Okinawa), el accidente causó serios daños fisiológicos y genéticos a la ‘Zizeeria maha’, una mariposa común en Japón. Los resultados de la primera evaluación biológica sobre el impacto de este accidente en animales, que fueron publicados en el portal Scientific Reports de la revista científica “Nature”, señalan que hay una relación directa –comprobada a través de pruebas de laboratorio– entre las mutaciones presentadas y el material radiactivo encontrado en la zona del desastre.
Según la web de la cadena BBC, dos meses después del accidente de Fukushima un equipo de investigadores recolectó 144 mariposas adultas de la especie ‘Zizeeria maha’ de 10 zonas distintas de Japón, incluyendo el área del desastre nuclear. El sitio web agrega que, cuando sucedió el accidente, las mariposas adultas eran larvas. Algunos de estos especímenes mostraron “anormalidades leves” y, en una segunda generación, anomalías “más severas”.
Otros 238 ejemplares adultos recogidos en una segunda etapa –medio año después de que se produjera el accidente nuclear en Fukushima– presentaban mutaciones aun más pronunciadas, sobre todo en las alas y los ojos, que en los estudiados en mayo.
Anormalidades similares se reprodujeron de manera experimental (en laboratorio) en algunos especímenes recolectados en áreas no contaminadas. Estos fueron expuestos a bajas dosis de radiación de manera interna y externa.
Según los científicos japoneses, con el experimento es posible demostrar que la exposición a dosis pequeñas de contaminación radiactiva en especies como las mariposas “tiene implicaciones inestimables” para conocer los futuros efectos de la radiación en el resto de los animales que se encuentran en torno a la maltrecha planta.
“Siempre se ha creído que las mariposas eran muy resistentes a la radiación”, señaló Joji Otaki, uno de los principales investigadores. “En ese sentido, los resultados fueron totalmente inesperados”, agregó.
Este grupo de científicos japoneses lleva más de 10 años dedicado a estudiar esta especie específica de mariposa y, desde antes del accidente de Fukushima, consideraban a estos insectos como un indicador ambiental.
“Antes hemos reportado la evolución en tiempo real de los patrones de colores en esta mariposa, como consecuencia del calentamiento global. Este insecto se encuentra en espacios artificiales como jardines y parques públicos, por lo que cumple una gran labor supervisando los ambientes humanos”, indicó Otaki.
Estos hallazgos coinciden con estudios previos que indicaron que las aves y las mariposas son herramientas importantes para investigar el impacto a largo plazo de los contaminantes radiactivos en el medio ambiente.