Las Voyager y su mensaje en la botella
Aunque en el papel suene sencillo, es una tarea titánica. Hace 35 años dos sondas espaciales fueron lanzadas como parte de la Misión Interestelar Voyager, nuevo nombre del programa Mariner. El objetivo era extender la exploración del sistema solar más allá de los planetas vecinos y llegar hasta otros planetas situados fuera de la influencia del Sol. La sonda Voyager 2 fue la primera en ser lanzada, el 20 de agosto de 1977. La Voyager 1 despegó el 5 de setiembre. Pese a que la segunda fue lanzada dos semanas antes, nunca alcanzará a la primera debido a que la velocidad de esta ha sido incrementada por tirones gravitacionales asistidos (por efecto de la gravedad al pasar cerca de un planeta).
En estos momentos, ambas sondas se encuentran en la heliofunda, la capa más externa de la heliósfera donde el viento solar se hace más lento por la presión del gas interestelar.
La Voyager 1 es el objeto fabricado por el hombre que más se ha alejado de la Tierra. Su velocidad es 17 kilómetros por segundo, mucho más rápido que ninguna otra sonda espacial. Ambos aparatos han sido muy importantes en la investigación espacial.
En marzo de 1979 la Voyager 1 realizó la mayor aproximación a Júpiter. Cuatro meses después, la Voyager 2 hizo lo propio. En noviembre de 1980 la sonda 1 voló hacia Saturno e inició su viaje hacia el exterior del sistema solar. La 2 llegó a Saturno en agosto de 1981 y en enero de 1986 se encontró por primera vez con Urano.
En 1988, la Voyager 2 envió a la Tierra las primeras imágenes a color de Neptuno. En agosto del año siguiente recién inicia su viaje hacia la frontera del sistema solar. En 1990 se recibieron las últimas imágenes enviadas por la misión Voyager: fue un retrato del sistema solar completo.
El 17 de febrero de 1998, la sonda Voyager 1 supera a la Pioneer 10 y se convierte en el objeto fabricado por el hombre que más lejos ha llegado en el espacio.
Esta misión se proyectó para durar cinco años. Aunque varios de sus aparatos ya no funcionan, continúan enviando datos a la Tierra.
Según el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), encargado de la misión, ambas sondas tendrán energía solo hasta el año 2025.
A manera del mensaje en una botella echado al mar, se aprovecharon las sondas Voyager para enviar el llamado Disco de Oro, para comunicar la historia de nuestro mundo a los extraterrestres.
Fueron dos discos de gramófono, con imágenes y sonidos que representan la diversidad de la Tierra. El contenido lo seleccionó un comité encabezado por Carl Sagan. Se eligieron 115 imágenes, saludos en 55 idiomas (entre ellos el quechua), 21 sonidos y 27 canciones. Entre estas últimas hay solo tres latinoamericanas: una de México y dos de Perú. Una es una canción de bodas en quechua y la otra un fragmento de “El cóndor pasa”, interpretado por zampoñas y tambores.