Áncash: la novedosa propuesta de turismo rural en la Ruta de la Cantuta
El video y texto son de Mariana Lopez
Además de Huaraz y la histórica Chavín de Huantar, Áncash esconde hermosos parajes que, acompañados de majestuosos nevados de la cordillera del Huayhuash, dan forma a una ruta que invita a la aventura. A continuación una breve propuesta de recorrido para pasar un fin de semana diferente.
LLAMANANI A TICLLOS
El primer punto para visitar es Conococha, localidad conocida por su impresionante laguna formada por las aguas del río Santa. Desde ahí partimos a Shacshamachay, donde podemos visitar la cueva de Shacsha, lugar marcado de historia a través de petroglifos y pictogramas que datan de unos 15 mil años atrás. Aquí el visitante puede presenciar el famoso agradecimiento a los apus por parte de los pampamisayoq, encargados de realizar las ceremonias indígenas tradicionales.
Luego de recuperar las energías con un caldo de carnero y un mate de coca para aliviar los rezagos causados por la altura partimos al distrito de Ticllos, provincia de Bolognesi, dando inicio así al primer Llamanani o camino de las llamas por la Ruta de la Cantuta. Ya en el lugar, los pobladores dan al visitante una cálida bienvenida acompañada de una orquesta y de danzas típicas. Recomendamos visitar el taller de Don Bosco, donde el padre italiano Andrea Torresan lidera un proyecto de ebanistería para los artesanos de la madera.
EL CASTILLO O TAMBO GOSHTU
El recinto más antiguo del pueblo es el castillo o Tambo Goshtu que parte del camino inca y donde se puede observar restos arquitectónicos de influencia Chavín. Este era un lugar de morada para la nobleza en épocas del imperio incaico. Desde aquí se puede apreciar la belleza de los nevados del Huayhuash. La flor de la cantuta, y otras especies de flora adornan todo el recorrido de subida al mirador.
ROCA Y CUSPÓN
En la comunidad de Roca los visitantes son recibidos en medio de bailes y trajes coloridos. Aquí es posible degustar una pachamanca hecha con gran variedad de papa que ellos mismos cultivan y cosechan a gran altura. Ya satisfechos partimos hacia la comunidad campesina de Cuspón, caminando unas 3 horas y atravesando lagunas y bordeando el camino del río Pativilca. En esta ciudad vive la última “quipucamayoc”, conocida como Mama Licuna, una de las pocas personas que conserva las habilidades de leer y hacer los quipus, así como de su utilización en los rituales funerarios.
La última parada es Chiquián, el espejito del cielo. Un paraje singular que cuenta con una de las mejores vistas hacia los nevados de la cordillera. Es imprescindible adquirir sus deliciosos productos lácteos como el queso, el manjar blanco y la mantequilla.