Sofía Ruíz Burneo, la mujer que decidió ser amiga de su peor enemigo: el cáncer de mama
Hace unos meses me enteré que Sofía Ruiz Burneo, abogada de profesión y miembro de MammAlive Perú (un movimiento internacional que a través del yoga kundalini ayuda a mujeres con cáncer de mama), había dejado este mundo.
Conocí a Sofy, como le decía de cariño, hace dos años, cuando me encargaron entrevistar a alguien que había padecido cáncer de mama y en un grupo de Facebook me dieron su contacto. Recuerdo que nos juntamos en El Olivar, frente a la biblioteca de San Isidro, muy cerca a su casa, para que me cuente sobre su proceso y cómo cambió su vida. Conversamos por más de dos horas, me contó que en verano de ese año se había casado con su pareja de hacía 13 años, que fue ella la que le propuso matrimonio y que su boda había sido hermosa. Hablamos de la maternidad, le conté de mis temores de ser madre y ella me contó de lo orgullosa que estaba de sus dos hijas y de su hijo, de lo importante que era practicar yoga, de las relaciones que no suman en todos los aspectos… hablamos de todo. Desde ese día, después de escuchar su historia de lucha y amor, se convirtió en unas de mis mujeres guías.
Una de las grandes lecciones que me dejó Sofy, además de su gran sonrisa, fue “ser amiga de la enfermedad”, aceptarla y abrazarla. Algo que empecé a aplicar hace unos meses, cuando decidí que la Fibro sería mi mejor amiga. Por eso, hoy 19 de octubre, Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, quiero rendirle homenaje y compartir la entrevista que le hice en agosto del 2018 y que publiqué en este blog en noviembre de ese mismo año. Porque estoy segura que la historia de Sofía ayudará e inspirará a muchas mujeres que están pasando por lo mismo que ella pasó y también a los amigos y familiares. A continuación la entrevista:
¿Cómo te enteras que tienes cáncer? Yo siempre me chequeaba y un día me doy cuenta que tenía el pezón retraído, yo sabía que era una de los síntomas visibles del cáncer a la mama, así que de inmediato fui a chequearme. Me hicieron dos biopsias y los resultados arrojaron cáncer de tercer grado, tipo HER2, un cáncer muy agresivo. Entré en shock, luego me puse a llorar, mis tres hijos aún eran pequeños. Pase de la sorpresa a la rabia, de la rabia a la pena, de la pena al ‘Dios mío, ¿ahora qué hago?’. Por suerte, caí en las manos de un maravilloso médico, el Dr. Henry Gómez y empecé el tratamiento.
Y ahí cambió toda tu vida. Sí. Fue un cambio radical. Tengo otro tipo de alimentación, otra forma de afrontar la vida y la percepción que tenía de ella. He aprendido a valorarla al 100%. Lo que yo no sabía es que las probabilidades de una caída o residencia son casi seguras. No supe nada de eso hasta hace poco.
Cuando el cáncer regresó a tu vida… Así es, a mí me ha vuelto como tres veces más, porque mi cáncer es metastásico. Me dieron cinco años de vida, pero ya he duplicado ese pronóstico.
¿Cuál ha sido el momento más difícil de este proceso? El momento más difícil fue cuando me quisieron sacar del trabajo por esta enfermedad. Tuve un hostigamiento laboral durante un año. Me atendía en el Seguro Social y cada vez que me tocaba recibir medicina me sentía un poco cansada, pero mi jefa creía que yo mentía. Me hicieron la vida imposible. Sin embargo, como el cáncer me enseñó a no tener relaciones tóxicas, negocié mi salida y hoy estoy bien.
¿Cómo eras antes? Yo siempre he sido muy positiva, siempre le he dado valor a la vida, pero verdaderamente después de esto tú dices: la vida es 100 % valiosa y además hay que disfrutarla y vivirla. Yo había vivido muchos momentos de stress, primero por el divorcio y temas con mi ex esposo, luego el mal de mi madre, son todas cosas que te afectan cosas que te estresan. Tenía doble trabajo, llegaba a las 9:00 p.m. a cocinar, seguía siendo mamá, además de abogada. Entonces, el estrés en el que yo viví en esa época debe haber sido el detonante. Porque definitivamente está demostrado que el estrés es el principal causante de las enfermedades.
¿En este camino de lucha el yoga ha sido tu aliado? Sí. En este camino encontré la práctica de yoga kundalini, hace casi seis años. Hoy estoy a punto de hacer lo último para graduarme como instructora. Por ese entonces quería encontrar una disciplina que me ayudara a relajarme y desconectar la mente pero en realidad logré encontrarme a mí misma. Luego mi maestra me informó de un curso llamado Healthy breast (mamas saludables), que relaciona el yoga kundalini con la prevención y tratamiento de cáncer, me he ido formando como educadora y llevamos estas charlas a distintos lugares. En el yoga kundalini, además de las posturas, predominan los ejercicios de respiración, repetición de mantras y meditación. El fin de esta práctica es despertar al ser humano a un estado de plenitud.
¿Cómo se llama el grupo en el que estás y qué actividades realizan? Nuestra misión es educar a otras mujeres, ayudarlas a prevenir el cáncer o en todo caso a quienes ya están pasando por ese proceso acompañarlas en ese camino. El grupo se llama MammAlife Perú y somos siete mujeres que trabajamos fuertemente.
¿Cuánto tiempo tienen haciendo esta labor? Nos vamos por el tercer año. Es difícil porque la gente tiene mucho miedo de hablar del cáncer, lo relacionan mucho con la muerte, y la verdad que no siempre es así. Queremos enseñarles a las mujeres a alimentarse sanamente, a vivir sanamente, a respetar sus horas de sueño, a hacer ejercicios, a tener relaciones saludables con las personas que les rodean, porque si tienen una relación tóxica tampoco van a contribuir con su recuperación.
¿Qué consideras que te falta realizar? Quiero ver a mis nietos, disfrutar lo bonita que es la vida, viajar más, llegar a más mujeres con el grupo. Hace poco entré en contacto con la doctora argentina María Laura Nasi, ella es oncóloga integrativa, tiene un programa maravilloso y un blog. Empecé a seguirla y un día vi que venía a Perú, averigüé quién la traía, la contacté, le escribí y tuvimos una reunión con las chicas del grupo. Fue una linda experiencia y así quiero tener más.
¿En algún momento has sentido que ya no puedes más? No, en ningún momento. Me he sentido mal, fatal, me venían náuseas, mareos, pero tirar la toalla no. Jamás.
¿Tú eres una mujer de mucha fe? Si, muchísima fe. Creo en Dios y en María firmemente, pero sobre todo creo que el amor infinito de Dios es el que finalmente obra en ti, aunque yo le digo todavía tengo chamba por hacer.
Sofy era una mujer, que a pesar de lo duro de su enfermedad, siguió trabajando, ayudando a los que podía y no dejó de soñar. El año pasado cumplió uno de sus sueños: viajar a Europa con su esposo, el hombre al que le propuso matrimonio después de trece años de relación y con quien se casó en verano del 2018. Gracias por la sabiduría compartida y por tu amistad.
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