Roxana Stewart, la mujer que logró revertir dos enfermedades autoinmunes
La historia de Roxana Stewart, peruana de 43 años que actualmente vive en Lousiana (USA), parece sacada de una serie o película de Netflix. En el 2004, se ganó la residencia del programa ‘Lotería de visas’ del Gobierno de Estados Unidos. Llegó a ese país con solo 26 años sin hablar inglés, tener familia o amigos.
Ocho años después de haberse consolidado y trabajar en el sector de la banca, casarse, tener a su primera hija y tras sentir un fuerte dolor en las articulaciones de las piernas, fue diagnosticada con artritis reumatoide. Al recibir esta noticia, Roxana se derrumbó y se preguntó ¿por qué a mí?
“En ese momento, yo no tenía ni idea de qué era eso, fue muy difícil de procesar. Lo primero que pensé fue que mi vida sería muy corta. Me dijeron que esta enfermedad no tenía cura, que iba a vivir con ella hasta mis últimos días”, me cuenta. El médico le dijo que debía empezar con el tratamiento farmacológico de inmediato, pues de no hacerlo en un par de años iba a estar en una silla de ruedas.
Roxana me confiesa que sintió mucho miedo de que su salud se deteriore cada vez más y de forma rápida. “Tenía miedo de ser una carga para mi esposo”. Pero fue ese mismo miedo, lo que la impulsó a investigar sobre por qué su sistema inmune no estaba modulado y no funcionaba cómo debía, por qué su cuerpo se atacaba de una manera tan agresiva. Estaba en ese camino, cuando una nueva molestia la llevó otra vez al hospital. Roxana había desarrollado la enfermedad o síndrome de Hashimoto (enfermedad que ataca a la glándula de la tiroides).
Antes de seguir leyendo el post, te invito a ver la entrevista en video que grabamos con Roxana. Estoy segura que ayudará a más de una de nosotras:
Roxana, solo tomó el medicamento que le recetaron por dos semanas. “Comencé a creer que mi cuerpo podía regresar al balance. Entendí que hay ciertos factores que tienen su origen en daños emocionales, físicos o cargas genéticas, que al sanarlos ayudan al cuerpo a regresar a la armonía que es la salud”, explica. Asumió la responsabilidad y riesgo que esta decisión le podía traer. Total, ¿qué más podía perder?
Por seis meses continuos empezó una desintoxicación con jugos verdes y manteniendo una dieta alimenticia balanceada. Además, realizó varios métodos de sanación de la medicina alternativa y holística, cambió sus hábitos cotidianos, empezó a practicar la conciencia plena, a orar mucho, a hacer yoga y a ejercitarse. Poco a poco empezó a sentirse mejor. A los tres meses los síntomas disminuyeron y a los seis meses, ya no sentía dolores.
Cuando aparentemente “todo iba bien”, le detectaron cáncer de mamas y tuvo que someterse a una operación de alto riesgo, de más de ocho horas, donde le removieron todo el tejido mamario para que el cáncer no se expanda.
En ese momento se aferró a Dios, cuenta que sin él no hubiese podido resistir. Y es que, como bien dice Roxana, cuando te enfrentas a tu propia muerte piensas en lo corta que es la vida y que nadie sabe cuántos años va a vivir.
“Yo le dije: Señor, si este es tu plan y tengo que irme, lo acepto, pero si me das la oportunidad de seguir viviendo glorificaré tu nombre y compartiré todos mis testimonios de las enfermedades autoinmunes”. Por años, Roxana lidió con la vergüenza de aceptar las enfermedades que padecía. No quería que la traten de una manera distinta o que sientan pena por su condición.
Hoy, cuando ve las fotos y videos que documentó, confiesa que siente mucha compasión por ella misma. “Siento que físicamente fui violada, siento mucho dolor y sufrimiento físico. Es algo que me afecta hasta ahorita”. Al mirarse en tercera persona, se pregunta ¿por qué esta mujer tenía que sufrir tanto en la vida?
El testimonio de Roxana busca brindar esperanza a muchas personas que sufren de enfermedades complejas y que no están encontrando un tratamiento que pueda ayudarlas a revertir dicha condición o a tener una mejor calidad de vida.
Nota de la autora. Es una tarde muy calurosa del mes de abril, estamos en una juguería de batidos naturales en Convington (una ciudad del municipio de St. Tammany, en Louisiana), Roxana ha llegado a la entrevista con su amado Jason, su esposo y padre de sus hijos. Mientras ella me cuenta su historia con la voz quebrada, él sostiene su mano y la mira con ojos de quien luchó con la muerte para mantener viva a su compañera de aventuras.
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