Julissa Reque, la mujer que se atrevió a empezar desde cero
Dejó la seguridad de un sueldo fijo y la comodidad de una carrera consolidada para apostar todos sus ahorros a un camino nuevo. Con resiliencia y coraje, Julissa aprendió que empezar desde cero no es fracasar.

A veces, los sueños no se cumplen. Y eso no significa fracasar, aunque en el momento duela como si lo fuera. La vida se encarga de recordarnos que no siempre seguimos la ruta que imaginamos, pero también que hay otros caminos donde descubrirnos, rearmarnos y volver a empezar.
Julissa Reque lo sabe. De niña soñaba con ser médico, pero el destino y las circunstancias familiares la llevaron por otro sendero. Fue la menor de cuatro hermanos y, desde pequeña, decidió que llegaría lejos: quería ser la primera en su familia en alcanzar una carrera exitosa. Eligió la tecnología médica como manera de acercarse a lo que amaba y, desde los 16 años, se sumergió en hospitales y laboratorios, convencida de que ella sí terminaría lo que empezó. “Yo no voy a fallar”, se repetía.
En medio de sus estudios, un episodio doloroso la enfrentó con su mayor miedo: decepcionar a sus padres. Guardó silencio, convencida de que cargar sola con esa cruz era la única forma de protegerlos. “Vi llorar tantas veces a mi papá… Ellos fueron mi fuerza, mi ancla”, recuerda. No dejó que esa herida la detuviera. Al contrario, la convirtió en impulso. Terminó su carrera universitaria y se convirtió en una de las profesionales más reconocidas en su campo.
Pero la vida volvería a sacudirla. Años después, con una carrera sólida y con una relación de más de cinco años que parecía llevarla al matrimonio, Julissa enfrentó otra gran ruptura. Esta vez no se conformó con seguir adelante: decidió empezar de nuevo. Cambió de trabajo, de círculo y de rumbo. Volvió a empezar, literalmente desde cero.
Dejó la seguridad de un sueldo para arriesgarse a poner todos sus ahorros en una nueva etapa que no prometía certezas. Pasó de la estabilidad económica a ganar apenas el sueldo mínimo. Sin embargo, su disciplina en las finanzas y la previsión de haber ahorrado le dieron el valor necesario para dar ese salto.
El deporte, refugio de su infancia, reapareció como un faro. Su primo le recordó esa pasión dormida y ella se inscribió en un curso de personal trainer en la Videna, sin imaginar que esa decisión sería la semilla de su nueva profesión. Ahí encontró no solo otra vocación, sino también una oportunidad: abrir un centro de entrenamiento. Así nació Kett Club Perú, un proyecto al que se entregó al 100% junto a sus socios.
Tres meses después llegó la pandemia y, con ella, la necesidad de reinventarse una vez más. Esta vez sin un respaldo económico, pero con el apoyo incondicional de su familia, su verdadero motor para vencer cualquier obstáculo.
Julissa es consciente de que, aunque la vida a veces nos despoje de todo lo que creemos seguro, siempre existe la posibilidad de comenzar nuevamente.
Hoy pasa sus días en Kett Club Perú, centro de entrenamiento personalizado, donde no solo entrena cuerpos, sino que inspira a otros con la misma fuerza con la que ella eligió volver a empezar. Porque empezar desde cero es una forma de volver a la vida.
Si te gustó este contenido, te invito a seguirme en Instagram y Facebook.

:quality(75)/2.blogs.elcomercio.pe/service/img/yosoytu/autor.jpg)