Stefano Peschiera navega por aguas turbias, carente de amparo (del IPD) y sin un destino garantizado. Él, desatendido a lo largo del año por quienes deberían resguardarlo -sin embargo-, ha podido sacar a flote una conquista dorada que dedica con mucho orgullo a nuestro país. En medio de su turbulenta aventura, pudo llevar su embarcación a buen puerto. Pero esto es solo el inicio del final feliz que busca en un ciclo olímpico prometedor.
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Ser campeón sudamericano en Asunción 2022 ha sido tan solo el primer paso de un largo camino que debe atravesar todavía. Se viene muy pronto la lucha por un nuevo sueño olímpico y la dura pelea que protagonizará en los Juegos Panamericanos Santiago 2023, donde espera desahogar un grito de gloria que se ha quedado atorado en su garganta ya dos veces.
En esta entrevista exclusiva con El Comercio, Peschiera nos habla sobre su reciente medalla de oro en los Juegos Odesur, su grata experiencia como capitán de la selección nacional de vela, sus próximos objetivos en este deporte y los distintos problemas que ha tenido que afrontar este año para lograr lo que ya ha logrado.
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—¿Cómo ha llevado este especial legado familiar de los Peschiera en la Vela?
Este es un deporte que ya viene en la familia por generaciones. Mi tatarabuelo trajo una de las primeras embarcaciones de vela al Perú. Luego, mi abuelo continuó con la tradición, pero a nivel recreacional en un velero antiguo que tenía. En ese mismo velero me sacaban a pasear de chico en Ancón. Casi siempre era la época de verano y así pasó esa pasión a mí. Mi mamá me inscribió en la escuela de vela el Yacht Club de Ancón de veleros optimist, que son los juveniles, botes chiquititos, que hice hasta los 15 años a un nivel bastante competitivo. Ahí es donde aprendí y me formé. Fue como la cantera y luego pasé a navegar en láser y el ILCA 7, que es lo que hago hoy en día.
—Desde entonces, ¿Cuál es la anécdota más especial que has experimentado en este deporte?
Creo que hay un montón. He tenido un montón de altos y bajos y creo que todas me han marcado y han hecho que hoy en día crezca, sea quien soy y consiga lo que lo que he conseguido. Pero mi clasificación a los Juegos Olímpicos de Río considero que marcó un antes y un después en mi carrera. Fue ahí en donde de verdad me volví profesional del deporte y decidí que iba a vivir de esto hasta cierta edad.
—¿Antes no estabas seguro que querías ser velero profesional?
Antes quería llegar a unas olimpiadas. Y si quieres conseguir una medalla en las Olimpiadas, tienes que ser 100% profesional. Yo clasifiqué con buen trabajo y con talento, pero lo hice mientras estudiaba. Para dedicarte, ser profesional y apuntar a una medalla, todo se vuelve algo mucho más estresante y es un proyecto mucho más grande con presupuestos bastante más elevados. Fue probablemente a mitad de la campaña en Río 2016, con 18 o 19 años, que me di cuenta que tengo el potencial y el talento para llegar a lo que me proponga profesionalmente. No tiré la toalla en ningún momento a pesar de las adversidades que se presentaron.
—¿Te ha limitado practicar este deporte que poco apoyo tiene a diferencia de otras disciplinas en el Perú?
En el aspecto motivacional me ha afectado muy poco. Creo que soy una persona que se guía por sus retos y los retos me hacen trabajar más fuerte. Las adversidades motivan y despiertan ese fuego interior. Entonces lo que ha hecho practicar este deporte que es menos conocido o apoyado es motivarme y hacerme seguir trabajando. Creo que yo he sido uno de los que ha hecho que hoy en día se tome cada vez más en cuenta este deporte, sea más conocido a nivel nacional y que el apoyo se direccione mejor hacia vela. Hoy en día velas es la disciplina que más medallas de oro le ha traído al Perú (Odesur). Es un poco irónico, pero creo que trabajando honestamente, siguiendo bien los planes de trabajo e invirtiendo, ha hecho que podamos dar la hora.
—¿Y a nivel económico te ha afectado?
No es fácil. Es un deporte muy caro. Al principio tuve el apoyo del club. No eran demasiados los viajes que se hacían; las competencias eran más a nivel nacional, por lo que los desembolsos económicos no eran tan grandes. Cuando empecé a conseguir títulos nacionales y a viajar a campeonatos internacionales, si bien siempre hubo un pequeño apoyo del IPD, mi familia me tuvo que ayudar bastante al principio. Luego, ya cuando empecé a conseguir títulos más importantes en la clase olímpica, los del IPD empezaron a tomar más las riendas y hoy en día completo todo mi presupuesto con la ayuda de la empresa privada también.
— ¿Sientes que no se maneja bien el apoyo del IPD a los deportistas?
El problema con el apoyo del gobierno es que es muy intermitente. Hay años Olímpicos o años Panamericanos, en donde el Perú desembolsa un montón de plata y sentimos mucho el apoyo del gobierno, pero hay años después en donde se olvidan un poco de nosotros, porque ya no hay esos eventos. Nosotros necesitamos consistencia en nuestro trabajo durante los cuatro años de campaña y, en mi caso, durante los ocho años si es que quiero llegar a conseguir una medalla, para poder tener la mejor preparación. Si es que el apoyo es intermitente, entonces no sabes mucho que esperar y la verdad es que no te puedes preparar al mismo nivel que tus competidores más fuertes. Con la ayuda de la empresa privada he logrado complementar un poco eso, pero hoy en día no puedo costear los costos de lo que sería la campaña más eficiente que podría hacer. Eso me da un poco de pena, pero trato de sacar lo mejor con lo que tengo.
—¿Y cómo lidias con eso?
El año pasado de las Olimpiadas y el anterior hice 12 eventos al año; este año he hecho cinco, lo cual probablemente haga que mi nivel del próximo año se perjudique. En temas mentales y de experiencia he crecido muchísimo, entonces he compensado con eso y este año ha sido en el que he conseguido uno de mis mejores resultados. Probablemente es el mejor año de mi carrera irónicamente con el menor apoyo que he recibido en los últimos cinco años. No creo que eso sea algo que perdure si es que seguimos en la misma situación. Se habla de que van a salir proyectos para los Panamericanos y para las Olimpiadas, pero todavía no vemos ese apoyo. Entonces nos sentimos un poquito confundidos con el tema de si el gobierno nos va a ayudar o no. Entonces, ese es el tema y yo creo que es imposible mirar para otro lado, tratar de no distraerte en eso y concentrarte 100% en tu deporte cuando el aspecto económico es una parte importantísima de la campaña olímpica. Es necesario.
— Como dices, este deporte es caro y muchos se desaniman en el camino por no tener los recursos necesarios para practicarlo. Personalmente, ¿cómo ves este tema?
Hoy en el Perú el deporte no está visto como una opción de carrera. La gente va a estudiar y se olvida del deporte. Creo que se puede mejorar respecto al apoyo a los deportistas que tienen el talento y el potencial. Deberían hacerse programas de canteras, en donde se seleccionan talentos y se les va apoyando a lo largo de su carrera. Lo que se hace hoy en día es un poco apoyarlos conjuntamente con sus familias, pero hay deportistas que sus familias no tienen para costear ni un poquito. Entonces el gobierno debería mojarse un poco más y apoyar un proyecto a largo plazo que les traiga medallas. Ellos esperan ver resultados para luego dar el apoyo y creo que debería ser al revés, obviamente siempre siendo honestos con cómo se está yendo y haciendo un seguimiento cercano, porque tampoco puedes desperdiciar los recursos del Estado en deportistas que no tienen el potencial o que no lo demuestran. Entonces tendría que haber un compromiso mutuo, tanto del deportista como del gobierno, para que funcione un programa de tal tipo. Me gustaría en el futuro poder crear una organización que pueda ayudar a deportistas con menos recursos a poder llegar a representar al Perú en este deporte.
— Actualmente, muchos deportistas peruanos han tenido problemas con el escaso apoyo de su Federación. ¿En tu caso es igual?
El principal problema hoy en día es la Federación. También el gobierno le exige muchísimo en temas de papeleo de documentación, lo cual nos hace el camino muy estresante a nosotros. El tema de la rendición de cuentas, cuando ni siquiera nos han desembolsado la plata, es muy estresante. Durante el evento tenemos que estar consiguiendo facturas a nombre de tal con los datos exactos y todo para ver recién ahí si es que nos van a desembolsar post evento. Entonces, en mi caso, ya van todos estos meses del año en donde no he recibido un sol de la Federación, que es la plata que viene del IPD. Entonces, eso hace que no pueda confiar demasiado en la plata del gobierno y tenga que armar yo mis propios planes con el presupuesto que tengo de mis auspiciadores -Redondos y Reebok- y de mis ahorros que tampoco son mucho. Mi objetivo siempre fue tratar de no depender de mi familia, porque si era así, no era sostenible que lo practique. Lo sigo haciendo así y trato de ir cumpliendo con eso lo máximo posible.
— ¿Cómo pudiste organizar bien tu año sin el apoyo del IPD?
Este año ha sido bien difícil. Lo qué he hecho es reducir la cantidad de eventos este año, priorizar cuáles son los más importantes y, de manera profesional, atacarlos. No he hecho casi ningún entrenamiento fuera del Perú, que es algo que hacía muchísimo antes para subir mi nivel con los mejores del mundo, porque ellos me invitan a entrenamientos y campeonatos, pero no puedo asistir porque simplemente no cuento con el presupuesto. Eso es algo duro mentalmente, pero yo lo tomo de la mejor manera posible y saco lo más positivo de eso.
— Justamente, ¿cómo trabajas lo mental en lo deportivo? ¿Te has venido abajo en algún momento?
Sí he tenido momentos difíciles. De hecho los momentos más críticos han sido las dos Olimpiadas a las que he ido y los dos juegos Panamericanos en donde no se dieron los resultados que podía conseguir. Realísticamente, podía ganar medallas en los Panamericanos y quedar en el top 15 o top 10 de las Olimpiadas y simplemente no se dio por un tema mental. No tuvo que ver con el tema del apoyo ni nada de eso; es un tema propio que por inexperiencia no supe manejar bien los eventos. Pero ya vengo creciendo y trabajo con un psicólogo deportivo que me ayuda en todos estos momentos. Obviamente esos han sido cuatro eventos de mi vida. Yo creo que he tenido muchísimo más éxitos que derrotas. Eso es lo que me motiva. Pero creo que en ningún momento he tocado fondo, en ningún momento he estado así desesperado, muy triste o deprimido. Soy una persona muy positiva, que pasa un evento malo y ya estoy viendo qué es lo que viene después.
— Acabas de ganar una medalla de oro en los Odesur. ¿Cuál fue la clave de este logro?
Creo que la clave del logro fue la confianza con la que entré a competir. Conozco a mis rivales y conozco mi potencial. Pude controlar todas las variables necesarias para poder ser un deportista consistente a la hora de competir. En mi deporte es importantísimo la consistencia, porque son varias carreras y se van sumando los puntajes. Entonces puedes tener una muy buena, pero después una muy mala y ese promedio no es muy bueno digamos. La idea es ir teniendo regatas buenas todo el tiempo y no necesariamente ganar todas, pero estar arriba en todas, no tener errores muy grandes. Eso es lo que yo vengo trabajando hace 15 años. Entonces creo que el hecho de haber mantenido la cabeza fría y respetar a mis rivales, pero demostrarles de qué estoy hecho ha sido clave y se han dado cuenta que cuando estoy en mis mejores condiciones me salen bien las cosas y puedo ganar los eventos.
— ¿Qué se siente ser campeón sudamericano?
Ser campeón sudamericano es algo en lo que soñé y ya he sido campeón sudamericano en distintas categorías, pero ser campeón sudamericano en lo más absoluto, en la categoría olímpica, es algo que ningún peruano había hecho antes. Entonces, ganar la primera y qué sea de oro es importantísimo para mí. Es un objetivo que siempre me planteo, pero creo que eso simplemente me da jerarquía y el respeto de mis rivales a nivel Sudamérica y eso es importante tenerlo. Es una medalla clave y de hecho, con miras a los Juegos Panamericanos, esto me va encaminando a llegar con la mentalidad correcta.
— En el ciclo anterior, fuiste el primer peruano clasificado a los JJ.OO, ¿Cuál es la meta en este nuevo ciclo olímpico?
La clasificación a los Juegos Olímpicos se viene antes, pero mi objetivo para el próximo año es necesariamente los Juegos Panamericanos. Dentro de la agenda va a estar ir a clasificar a las Olimpiadas, pero creo que tengo esa espina de no haber ganado una medalla panamericana todavía cuando de repente fui favorito en Lima 2019. Esa espina es la que me quiero quitar en Santiago 2023 más que cualquier otra cosa. Es cuestión de hacer las cosas bien, entrenar tranquilo e ir a buscar esa medalla. Lo de clasificar a las Olimpiadas hay algunos eventos y no es algo fácil, pero ya lo vengo haciendo dos veces seguidos y creo que tengo la confianza y el nivel hoy en día para conseguir un nuevo cupo a París 2024. La primera oportunidad va a ser el Mundial de la clase ILCA 7 en Holanda y espero quedar entre los primeros países para conseguir el cupo olímpico.
— ¿Sueñas con una medalla en París 2024?
Sí, obvio. Siempre se sueña con medallas en cualquier evento, pero una medalla olímpica sería algo increíble para el país y para mí también, pero es algo en lo que se tiene que trabajar día a día y cada día cuenta. Entonces, estamos en la cuenta regresiva. Es cuestión de clasificar, prepararse de la mejor manera posible y yo creo que tengo el potencial para estar ahí.
— Ya con tu experiencia en Río y Tokio, ¿Qué sientes que debes cambiar de cara a París para conseguir tus objetivos?
La preparación para Río fue baja comparada a la de mis rivales, porque estaba yendo a la universidad todavía. Era joven inexperto. Para Tokio sí se hizo una preparación mucho más importante, que hubiera hecho que esté en Top 10 si tenía un buen desempeño. Para París quiero llegar con la misma preparación que la de Tokio, pero lo que va a cambiar es la manera en la que afronto mentalmente el evento. Voy a llegar mucho más tranquilo, tratar de no ponerme presión en mí mismo y disfrutar de lo que podrían ser mis últimos Juegos Olímpicos.
— En junio fuiste el capitán de Perú en la Star Sailors League Gold Cup, ¿de qué trató esta novedosa competición?
Ha empezado hace muy poquito. Quieren hacer lo que es el Mundial de fútbol, pero en vela madre. En el caso del fútbol solo existe el fútbol y categorías menores, pero el juego es el mismo. En el caso nuestro tenemos muchos distintos tipos de velero. Lo que hacen los de la Star Sailors League es agarrar todos los resultados de todos los tipos de veleros y rankean a todos los navegantes del mundo en un ranking general. A los mejores de cada país de ese ranking le dan la oportunidad de clasificar y competir juntos como selección contra otros países en la misma embarcación. Por ejemplo, podemos competir contra Australia, que es una potencia mundial cuando antes ni podíamos soñar de competir contra ellos a nivel de selección, porque los botes son muy caros. Entonces esta organización nos da la oportunidad de tener la misma embarcación que Australia y tratar de competir contra ellos con las mismas herramientas. Lo que hicimos en junio fue clasificar al Mundial, ganando nuestro grupo de cuatro contra Uruguay y Chile, que son potencias de vela en Sudamérica, y Venezuela. Demostramos el talento escondido que tenemos en Perú, que yo como capitán he tratado de reflotar.
— ¿Cómo sentiste esa nueva experiencia en tu deporte?
Ha sido de los mejores sentimientos que he tenido a la par de clasificar a las olimpiadas y todo esto. El equipo hoy en día confía mucho en mí como capitán y eso me ayuda un montón tanto en la vela selección como individualmente. Un deportista muchas veces se hace la pregunta si eres suficientemente bueno o si tengo el talento que se necesita. Entonces, esto ha hecho que yo confirme que sí debería estar ahí y seguir haciendo esto, porque básicamente he nacido para hacerlo. Tengo ese don, obviamente siempre con humildad y reconociendo también tus debilidades. Sí me emociona mucho haber podido compartir con ellos y ha sido un hito increíble en mi carrera deportiva el poder no solo navegar individualmente, sino también llevar un equipo de nueve a conseguir esta clasificación.
— ¿Cómo es la función de cada uno en esa novedosa modalidad?
En la embarcación solo uno maneja el bote, que en este caso soy yo. Yo tengo el timón, que es circular. En el ILCA 7 es una pala, pero en esta modalidad sí es un velero grande de 47 pies. De atrás para adelante, primero está el estratega, Luis Olcese, va detrás mío diciéndome qué hacer y yo soy el encargado de llevar el bote lo más rápido posible hacia lo que él me diga. Él hace la estrategia, a veces la discutimos un poquito, pero no hay mucho tiempo, entonces normalmente yo solo cumplo. Tienes que confiar mucho en tu estratega, porque como equipo todos dependen de él. Adelante mío van los ‘trimmers’ de la vela (3), Javier Arribas, Christian Sas y Augusto Nicolini, que hacen que las velas estén en forma correctas para que el bote aproveche el viento lo mejor posible para ir lo más rápido posible. Después está el grinder, Jean Paul de Trazegnies, que es una persona que hace fuerza en el bote, mueve un sistema de engranajes que hace que se muevan molinetes para jalar las velas, subirlas o bajarlas. Adelante de ellos vienen Joaquín Razetto, Eduardo Cano y Alonso Collantes, que se encargan de las maniobras más que nada. Todos tienen que ir colgados hacia afuera del bote con su pita, no es que haya un cable especial para agarrarte. Cada uno agarra su cabo, se cuelga afuera del bote y es bien físico. El único que no se cuelga soy yo jajaja. Me es un poco raro estar solo sentado y todo el mundo colgado cuando normalmente es al revés. Pero así es el bote y siempre es comunicación entre las oficinas, como le llamamos.
— El Mundial ya está a la vuelta de la esquina, ¿Qué expectativas tienen y cuál es la meta a conseguir como equipo?
El Mundial se iba a disputar ahora en Bahrein en octubre y noviembre de este año, pero acaba de llegar la noticia hace dos días que la van a postergar, porque ha habido problemas de incumplimientos logísticos por parte de los organizadores. De igual forma, es un mundial un poquito distinto al del fútbol. Las llaves son iguales, todo es igual, pero el tema es que siempre son grupos de 4 y siempre se eliminan 2 y pasan 2. Es algo distinto a lo que es vela normalmente que es acumulando resultado. Entonces, creo que realísticamente podríamos pasar tres etapas y llegar a cuartos de final. Lo que sí es verdad es que hay muchos países de los buenos que entran más adelante en la llave, ya están sembrados en semis y cuartos, porque tienen un mejor ranking y porque si no, duraría demasiado el evento. Ponen a los que clasificaron, como nosotros, a llenar a los primeros grupos de 4. Por ejemplo, Australia recién entraba al campeonato en cuartos, nosotros ya íbamos a tener toda la práctica de las fases anteriores cuando nos toque con ellos. De repente le ganábamos. Creo que hubiera podido ser algo increíble.
— ¿Sientes que este tipo de competencias hacen crecer a tu deporte?
Totalmente. De hecho habían diseñado camisetas, habían diseñado todo como para venderlo a nivel nacional o hasta regalarlo para promocionar el evento. PROMPERÚ ya se estaba apuntando para ser nuestro auspiciador. Si bien la organización era la que nos costeaba los gastos, hacia etapas futuras ellos querían que consigamos nuestros propios auspiciadores. Hasta el día de hoy es algo muy bonito y nos han dicho que tienen intención de continuar con la idea. La idea es que se vayan consolidando y la gente del Perú no solo diga “¡Ah, se viene un mundial de fútbol!”. Idealmente, de repente no en el mismo año, ahora que digan “¡Ah, se viene el mundial de vela!, la selección está compuesta por tal y tal”. Muchos de nosotros somos conocidos a nivel nacional
— A propósito de ello, ¿qué se siente representar al país y llevar la bandera a lo más alto?
Se siente increíble. Lo vengo haciendo desde los nueve años, cuando hice mi primera competencia y levantando título desde los once. Entonces, creo que es algo a lo que me he acostumbrado un poco, cada vez más. Pero en eventos como los Odesur o importantes, cuando suena tu himno porque ganaste la de oro -y solo suena un himno en el podio- es emocionante, te da una felicidad tremenda y creo que eso es lo que más me llena a mí. No solo darle una alegría al país, que es algo increíble, sino también generarle esperanzas a todo el mundo que quiere y se propone algo. Justo estaba viendo comentarios en facebook de la noticia de mi medalla y todo es positivo, increíble e inspiras a un montón de gente. Por ese lado también estoy muy agradecido con la oportunidad de poder dar esas esperanzas a la gente.
— ¿Cuál es tu principal sueño en este deporte?
No estoy seguro. Cuando era pequeño quería ser campeón mundial. Hoy en día he ganado una etapa del circuito mundial que lo considero algo igual. Entonces, creo que poder ir y hacer una performance de diploma olímpico capaz en las Olimpiadas es algo que busco.
— Por lo pronto, ¿qué otros desafíos se te vienen en el futuro y qué expectativas tienes?
Quiero ganarme una medalla en Santiago 2023. Quiero ir a hacer lo mejor posible, sé que dando todo de mí y llevando mi potencial al máximo, voy a poder estar en posiciones de medalla. Capaz voy a Chile a reconocer la cancha de los Panamericanos a un evento prueba y se viene el europeo de LASER, que estoy evaluando si voy a ir o no.
— ¿Cómo te ves de aquí a cinco años?
De repente con un saco y una corbata en una oficina. No estoy seguro, la verdad es que no sé, vamos a ver qué dice el tiempo. Podría ser navegando o en una oficina.