Lo más importante es que los niños aprendan con un proceso lúdico, para que asimilen las técnicas más rápido.
Lo más importante es que los niños aprendan con un proceso lúdico, para que asimilen las técnicas más rápido.

¿Pueden los niños practicar ? Claro que sí. De hecho, la OMS recomienda que los menores realicen por lo menos 60 minutos de actividad física moderada o intensa, principalmente de ejercicios aeróbicos.

Sin embargo, los pediatras y entrenadores recomiendan que recién a partir de los 5 años el niño puede practicar esto. La razón para no hacerlo antes es porque correr requiere una postura y un grado de madurez física que el niño, a temprana edad, aún no posee. Por eso, dejar que haga running antes de tiempo es exponerlo a sufrir lesiones.

La primera condición, y quizás la más importante, para hacer que tu hijo se interese en el running, es que sea lo más lúdico posible. A partir de este concepto, se pueden ingeniar un sinfín de para mantener siempre motivados y activos a los pequeños, como estos:

1. Hacer circuitos divertidos: diseñar circuitos que combinen carreras con pruebas de habilidad y coordinación, como saltar pequeñas vallas o los clásicos circuitos con conos. Estos son muy buenos para lograr que los niños interioricen poco a poco la técnica de correr y mejoren sus capacidades motrices. Lo que se debe evitar en todo momento es ser reiterativos, porque los menores pueden aburrirse rápido cuando la prueba se vuelve tediosa y repetitiva.

2. Variar los escenarios: siempre es bueno buscar distintos para salir a correr y, si esos lugares son al aire libre, muchísimo mejor. Lo nuevo siempre atrae la atención de los niños, haciendo que se interesen más en el entrenamiento.

3. Crear desafíos entretenidos: a través de pequeñas pruebas, se pueden trabajar las aptitudes físicas del mini runner. Aunque parezca mentira, un juego como “las chapadas” permite entrenar resistencia, fuerza, potencia y velocidad. Otra forma de potenciar la velocidad y forjar el carácter competitivo del niño, es formar equipos y retarlos a cumplir con un ejercicio en el menor tiempo posible.

4. Adaptar la intensidad de la carrera: según la edad y las condiciones físicas del niño, se deben regular la intensidad del entrenamiento, sin pedirle más de lo que su cuerpo puede tolerar. Recuerde que todas las sesiones de running deben de finalizar con un juego para relajarlos.

Caso de éxito: “La milla diaria”
Hace 6 años, en Escocia, una profesora de primaria de nombre Elaine Wyllie, interrumpió su clase para llevar a todos sus alumnos al parque aledaño del colegio, pero ¿por qué hizo esto? En ese entonces, alrededor del 40% de los niños británicos, entre los 11 y los 15 años, padecían de , mientras que uno de cada diez ingresaba al colegio con obesidad. Ante esa realidad, Wyllie decidió tomar la obesidad por las astas, haciendo que sus alumnos dejaran un rato los libros para rodear el parque corriendo.

Así, una sola vuelta al parque representaba un cuarto de milla o 400 metros. Y aunque esa mañana nadie pudo lograr la meta, sí sentaron los cimientos de un cambio muy importante

Los niños no se rindieron y día tras día salían a correr. El resultado fue un salón de clases exhausto, pero feliz. Al cabo de un mes los cambios saltaban a la vista: eran niños más vivaces y no solo completaban la vuelta, sino que ahora hacían cuatro, el equivalente a una milla (1,6 kilómetros).

De esta forma nació , iniciativa que en la actualidad se ha convertido en un programa aplicado en más de 3.600 escuelas primarias de 35 países. ¿Perú será el siguiente en imitar este modelo? ¡Esperemos que sí!

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