¿Chalaca o chilena? Para los peruanos, la mágica pirueta nació en el Callao a fines del siglo 19, pero los sureños insisten en que ellos la inventaron. La polémica no tiene fin. Lo cierto es que con esa elástica jugada Juan Carlos Oblitas le anotó un golazo a Chile, en la victoria (3-1) que selló la clasificación de la selección peruana a las semifinales de la Copa América 1975.
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Aunque a aquel lujo del gran puntero izquierdo se le denominó ‘media chalaca’, porque su pie derecho rozaba el césped cuando lanzó el ‘latigazo’ (la ‘chalaca’ limpia, técnicamente se hace con ambos pies en el aire), pero eso fue lo de menos. El país vibró con ese golazo en un partido inolvidable. Porque derrotar con contundencia al clásico rival y eliminarlo de una competencia, siempre se disfruta de manera especial.
PERÚ DEMOLEDOR
El 20 de agosto de 1975, el estadio de Matute abrió sus puertas para ser, por segunda vez, la casa de la selección. ¿Y el Estadio Nacional? Había sido reservado para la disputa del Sudamericano Sub 20, que consagró campeón a Uruguay.
Las selecciones de Perú y Chile definían la clasificación por el Grupo B de la Copa América. Y el optimismo era desbordante, porque la bicolor solo necesitaba de un empate para avanzar a la siguiente fase.
La campaña del equipo de Marcos Calderón era casi perfecta: empató 1-1 en Santiago, logró un triunfo que parecía imposible a más de 3700 m.s.n.m. de Oruro (1-0) y volvió a vencer a Bolivia, en Lima (3-1). Por eso Chile, con solo un triunfo (4-0 a Bolivia), necesitaba una hazaña ante Perú.
Calderón apostó por el tradicional sistema 4-3-3 y contó con casi todas sus estrellas. El único ausente fue Hugo Sotil, quien no fue cedido por Barcelona de España. Eran las épocas donde los clubes pesaban más que las selecciones, con la venia de la FIFA.
La fiesta empezó de inmediato. Apenas a los tres minutos, Percy Rojas abrió el marcador con una certera volea de zurda, aprovechando una floja salida del portero Nef. El ‘Trucha’, que también había anotado en Santiago, solía lucirse ante los chilenos. De hecho, tendría participación directa en los otros dos goles peruanos.
CHALACA ETERNA
Cuarenta y cinco años después, el gol todavía asombra y emociona en los videos en blanco y negro que se aprecian en YouTube. El ‘Ciego’ Oblitas anotó el 2-0 de forma extraordinaria. “Fue el gol más hermoso de mi carrera”, rememora el actual Director Deportivo de la FPF.
La jugada la inició Héctor Chumpitaz desde la media cancha, con su habitual cambio de frente para explotar la habilidad de Percy, quien por derecha le ‘quebró’ la cintura a Daniel Díaz y sacó el centro al corazón del área. Ahí apareció Oblitas para dominar el balón la pierna derecha, sostenerla con el muslo izquierdo y, de espaldas al arco, ante la marca de tres rivales sacar el remate que se incrustó en las redes. El felino salto de Nef solo sirvió para hacer aún más estético el golazo.
GRAN VICTORIA
El partido se ‘cerró’ a los 39 minutos. Eleazar Soria, de zurda, lanzó el centro y ‘Cachito’ Ramírez, por arriba, llevó el peligro al área. Otra vez Percy, ambicioso, buscó el gol y forzó la salida de Nef. El balón le quedó justo para el fino pie derecho de Teófilo Cubillas, quien definió con categoría.
“No fue un gran gol, porque la empujé nomás, pero no saben cómo me alegré de hacerle un gol a Chile. Tenía la espina clavada por la eliminación de 1973”, le dijo el ‘Nene’ a la revista El Gráfico-Perú, en 2004. Allí también declaró Percy Rojas: “Ese primer tiempo fue de lo mejor que hicimos en el torneo. Creo que pudimos hacer más de cinco goles”.
Chile ahora debía hacer cuatro goles, cuando no tenía con qué hacer daño al bloque defensivo peruano comandado por el ‘Capitán de América’ Chumpitaz, secundado por Julio Meléndez, quien se lució como en sus mejores épocas en Boca Juniors. Sin Carlos Caszely ni Elías Figueroa, el equipo de la ‘estrella solitaria’ perdió peso. Entonces, los pupilos de Pedro Morales perdieron el control y apelaron al golpe artero. Por eso, Araneda fue expulsado tras golpear a José Navarro.
“Ya estábamos clasificados y no queríamos exponernos a una lesión o a alguna expulsión. Por eso bajamos el ritmo en el segundo tiempo. Lo mejor fue mantener la calma y no entrar al juego sucio”, nos explicó Oblitas.
Perú, sin embargo, se descuidó. A los 77′, Carlos Reinoso -el mejor de Chile- se ‘avivó’ y descontó con un tiro libre, cuando ni siquiera se había formado la barrera que ordenó Sartor. Y un minuto después, Raúl Párraga vio la roja por golpear a Reinoso. Esa expulsión le costaría perder el puesto, porque lo reemplazó Santiago Ojeda y no salió más del once titular.
A falta de 10 minutos Leonardo ‘Pollo’ Veliz le aplicó un codazo al imparable Oblitas y luego de ver la tarjeta roja, enloqueció y ‘noqueó’ al árbitro uruguayo Fortunato. La Conmebol lo suspendió un año por su conducta antideportiva.
A PASO DE CAMPEÓN
El 3-1 fue un marcador mezquino para lo que se vio en la cancha, pero bastó para clasificar. Ahí se improvisó una vuelta olímpica en estadio de Matute, que sería el preludio de que lo vendría dos meses después, con la obtención de la Copa América.
Ese equipo se armó sin el apoyo de la Federación -por orden del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado- y se sostuvo por la gestión dirigencial de Augusto Moral, titular de la Asociación de Fútbol y el compromiso de los jugadores. Por ejemplo, el ‘Nene’ Cubillas, figura del Porto de Portugal, acumuló 170 horas de vuelo, con tediosas escalas, para poder jugar los primeros cuatro partidos.
Ese triunfo sirvió para desatar la euforia de un país hambriento de revancha. Dos años atrás, Chile nos impidió clasificar al Mundial de Alemania 1974. Y dos meses antes, el campeón sureño Unión Española había eliminado a Universitario, en la semifinal de la Copa Libertadores.
En 1975, se especulaba que el gobierno de Velasco ya tenía todo listo para declararle la guerra a Chile. Al final, el conflicto no se produjo. Al final, el único choque del Pacífico se produjo en la cancha. Y ahí, la bicolor flameó en lo más alto.
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