Desde el Congreso se han aprobado leyes, como fijar topes a las tasas de interés, porque se cree que la concentración bancaria reduce la competencia y el bienestar de las personas. También, han aprobado el retiro de los fondos privados de pensiones con el mismo deseo.
Desde Perú Libre, cuyo candidato estaría más próximo a ganar las elecciones, se ha señalado, en campaña, propuestas radicales que buscarían aumentar el financiamiento a las empresas de menor tamaño, así como generar más competencia, más trabajo, etc.
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Sin embargo, lejos de los buenos deseos del Congreso y de Perú Libre, lo que se ha ocasionado, con las medidas del primero y propuestas del segundo, es una gran incertidumbre que ha redundado en una reducción y concentración del crédito empresarial en la banca, el encarecimiento del costo de financiamiento para las empresas, el aumento del riesgo de incumplimiento de pago en las compañías, así como la paralización de proyectos de inversión que repercuten en menor contratación o eliminación del empleo formal, que paga impuestos y derechos laborales, conclusión a la que llegan los especialistas entrevistados.
Incertidumbre
Una prueba de lo anterior es la evolución que han tenido los créditos corporativos en la banca y en el mercado de capitales local.
Según la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), el crédito corporativo cayó en 8,5%, en mayo, frente a similar periodo del 2020. Asimismo, según la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), apenas hubo una emisión de deuda, de muy corto plazo, después de la segunda vuelta electoral.
De acuerdo con la lectura de Mauricio Olaya, líder en la práctica de fusiones y adquisiciones en el mercado peruano, la reducción del financiamiento obedece a la incertidumbre que generó el contexto político sobre el futuro del país.
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“En el Perú había temas de los cuales ni se hablaban por el daño que nos ocasionaron en el pasado. Temas como tipos de cambios diferenciados y control de precios no estaban en la matriz de riesgos de una empresa peruana. Cuando empiezan a aparecer ese tipo de conversaciones es cuando surge el miedo en los agentes”, menciona Olaya.
“Desde conocidas las primeras encuestas de cara a la segunda vuelta de elecciones presidenciales, el mercado de emisiones de valores local se vio sustancialmente afectado. Así, la colocación de instrumentos financieros, especialmente de largo plazo, se ha postergado hasta nuevo aviso”, anota Juan Valdiviezo, gerente de inversiones de la aseguradora Protecta Security.
Otro factor político que ha contribuido con la incertidumbre y ha tenido impacto en el sistema financiero, según Rafael Alcázar, socio de Rebaza, Alcázar & De Las Casas, fue las leyes aprobadas por el Congreso, en el ámbito del sistema privado de pensiones. Dado que estas normas explican, en parte, la menor emisión de deuda de mayor horizonte temporal en el mercado de valores local.
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Fernando Manrique, gerente de inversiones de mercados públicos de AFP Integra, explica que, producto de que las AFP se encuentran en pleno proceso de devolución de los fondos, un monto que se prevé que llegue a entre el 20% y 25% del patrimonio total administrado, les ha quitado capacidad para financiar deuda de mediano y de largo plazo en el mercado de capitales local.
“[…] En cuanto a los papeles de más largo plazo, los compradores naturales de esas deudas suelen ser las AFP y las compañías de seguros. Sin embargo, las AFP estamos en el proceso de pagar a los afiliados por las normativas del Congreso y no nos queda tanto músculo como para demandar y financiar esos bonos”, indica Manrique.
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“Ante la menor demanda de bonos [por parte de las AFP] y menores emisiones [por parte de las empresas], el sector corporativo no puede financiarse tan fácilmente en el mercado de capitales. Inclusive el costo de financiamiento ha subido tanto en soles como en dólares para los distintos emisores”, agrega el especialista de AFP Integra.
Por esa razón, el financiamiento de la deuda de las compañías, de mayor plazo, se ha concentrado en la banca.
“Algo que está beneficiando la demanda de préstamos, en el lado bancario, es que a raíz de la incertidumbre que hay con las AFP, es más complejo sacar un bono en el mercado de capitales local. Las empresas que tienen costumbre de financiarse en ese mercado ahora están yendo a los bancos”, precisa Víctor Gordillo, head of global clients de BBVA en Perú.
Alza de tasas de interés
Tanto Gordillo como Fernando Lancho, gerente de banca corporativa del Banbif, señalan que existe una menor demanda de financiamiento por parte de las empresas peruanas para gastos de capital, como proyectos de inversión. Esto, asociado por la incertidumbre política.
Ambos detallan, incluso, que la falta de predictibilidad sobre el modelo económico ha generado una mayor demanda de financiamiento de muy corto plazo, por parte de las compañías, para reducir el riesgo de no encontrar liquidez o de hallarla a tasas muy altas.
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“Durante la pandemia, la mayoría de las empresas tomó financiamiento, de corto plazo, por un tema de liquidez, para enfrentar la incertidumbre y cuando se dieron cuenta que las cosas no iban tan mal y había Reactiva comenzaron a pagarlo. Lo que hemos visto en los últimos dos o tres meses es que [la demanda de liquidez] ha vuelto a subir por las mismas razones [la incertidumbre]”, dice Gordillo.
El ejecutivo del BBVA indica que también las tasas de interés de los créditos corporativos y empresariales tanto de corto como de mediano y largo plazo se han encarecido por la coyuntura.
Gordillo, explica que, en primer lugar, las tasas de interés, en dólares, han subido por la salida fuerte de esta divisa de la economía, por partes de empresas y familias peruanas, en busca de activos más seguros, la que algunos banqueros estiman en más de US$7.000 millones, en los seis primeros meses del año.
“Ha salido mucho dinero del Perú, es indudable. Hay muchísimo dinero que ha salido de las personas naturales o de los accionistas de las empresas. ¿Cuánto de eso regresará?, va a depender de cómo el gobierno dé señales para recuperar la confianza”, manifiesta Olaya.
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En segundo lugar, agrega Gordillo, el costo del crédito corporativo, de mayor plazo, ha subido debido al aumento de las tasas de interés de los bonos del Gobierno peruano tanto en soles (bonos soberanos) como en dólares (bonos globales), asociado a la venta de estos activos por parte de inversionistas extranjeros aversos al riesgo.
“A raíz de lo que ha sucedido en las elecciones, hemos visto que algunos inversionistas extranjeros han salido de sus posiciones en bonos soberanos y globales [peruanos], muchas veces con muy poco volumen; y cuando ello sucede, la diferencia entre el precio de venta y el precio de compra se alarga y puede mover mucho la curva [la tasa de interés]”, indica.
En tercer lugar, el ejecutivo del Banbif, señala que las tasas de interés de mayor plazo han aumentado por el mayor riesgo de incumplimiento de pago que, en el largo plazo, enfrentan las empresas, debido a la falta de lineamientos claros en materia económica.
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Así, de acuerdo con Manrique, las tasas de interés, en soles, a un plazo de 5 a 7 años, para empresas con categoría de riesgo similar al Estado peruano (triple B), llegaban alrededor del 3,4% y 4% antes de las elecciones. Sin embargo, por los factores antes mencionados, llegan a entre 5% y 5,5%.
Manrique añade que en el caso de las firmas de menor calificación de riesgo (doble BB), accedían a tasas de 6% y hoy acceden a tasas de 8,5%.
Con esta coyuntura, Valdiviezo señala que los inversionistas y empresas del mercado de valores han “dejado de tener claridad” sobre las condiciones idóneas para continuar con la estructuración de nuevas emisiones de deuda.
“No solo es un tema de saber cuál rendimiento es el correcto para valorizar los riesgos futuros, sino que tampoco existe claridad sobre qué sectores pueden verse más o menos afectados, en función a potenciales políticas que impacten su desempeño”, sostiene el especialista de Protecta Security.
Rafael Alcázar sostiene que se deberá esperar para ver qué es lo que viene en el resto del semestre que acaba de empezar, quiénes serán las autoridades que asumirán el banco central y el regulador del sistema financiero, quién será el nuevo ministro de economía y cuáles serán las primeras medidas que tomará. De esto dependerá, según Alcázar, aclarar en dónde estamos y hacia dónde vamos.
“Hay varias cosas por hacer todavía”, concluye el experto.
Así, la situación ha empeorado para la inversión de las empresas, muchos proyectos no se van a concretar en este año y, con ello, tardará más la recuperación del empleo y la mejora de su calidad.
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Demanda del exterior favorece
Los proyectos de inversión, cuya demanda depende más del exterior o están vinculados a determinados bienes y servicios básicos son menos golpeados por la coyuntura política, de acuerdo con los especialistas consultados.
Víctor Gordillo, head of global clients de BBVA en Perú, sostiene que la minería, pesca y agroindustria continúa con sus proyectos, pese al encarecimiento del costo de financiamiento, debido a los favorables precios de los productos de exportación.
Por ejemplo, Fernando Manrique, gerente de inversiones de mercados públicos de AFP Integra, señala que conocido que Compañía de Minas Buenaventura, el próximo martes, emitirá deuda en el mercado de capitales internacional por US$550 millones.
“Lo más probable es que mientras los mercados de afuera sigan bien, esas empresas [cuya demanda depende del exterior] van a continuar invirtiendo”, dice Gordillo.
A estos se suman los sectores vinculados a bienes y servicios de primera necesidad como el de energía.
Por ejemplo, recientemente Cálidda se financió por US$80 millones con el BBVA, mediante un préstamo vinculado a parámetros de sostenibilidad. De acuerdo con Mario Caballero, CFO de Cálidda, el financiamiento es para expandir las conexiones de gas natural en los distritos más vulnerables de Lima y Callao.
Los especialistas en fusiones y adquisiciones Rafael Alcázar y Mauricio Olaya sostienen que, aunque gran parte de fusiones y adquisiciones se han detenido por la coyuntura, hay otras que se han acelerado. Precisan que el resto de las operaciones dependerán de las señales que dé el próximo gobierno en el tercer trimestre.
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