AFP: Sistema Privado de Pensiones | Trome
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Enrique Castellanos

No hay necesidad de tumbarse una casa para luego hacerla de nuevo. Por el contrario, debemos sumar y construir sobre lo que ya tenemos. En este sentido, , más bien, complementémoslas con otros productos previsionales que puedan pacíficamente convivir con ellas.

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Hace más de un año propuse la idea de crear la Cuenta de Retiro Individual (CRI), como una alternativa complementaria a las AFP. El concepto –por supuesto– no es original, pues existen muchas versiones de cuentas de retiro en otros países desde hace décadas.

Bajo este sistema, un trabajador abre una CRI en el banco o caja de su preferencia e instruye a su empleador que deposite mensualmente un porcentaje de su sueldo. Una CRI reditúa intereses pero –ojo– no es de libre disponibilidad. Similar a otros productos previsionales, la CRI solo estaría disponibles en función a la edad de jubilación y algunas circunstancias particulares.

Una CRI así descrita tiene muchos beneficios. En primer lugar, el concepto es simple y muy fácil de entender. Todos los que trabajamos sabemos qué es una cuenta CTS. Pues bien, esta CRI se comportaría de la misma manera. Además, a diferencia de un fondo de AFP, una CRI no estaría sujeta a los vaivenes del mercado. Ello dado que no invertirían en ADR, bonos titulizados o fondos privados de capital, inversiones inentendibles para los afiliados y que, cuando bajan de precio, saca a todos de quicio.

En segundo lugar, una CRI estaría disponible casi inmediatamente. No se necesitaría gastar en implementación, pues la tecnología y los procesos ya están prácticamente listos. Hoy en día, todos los bancos y cajas ofrecen cuentas CTS, a nivel de sistemas los bancos solo tendrían que hacer copy-paste al módulo de la CTS para lanzar este nuevo producto. Imagínense: dos semanas de implementación versus meses o años en esperar que venga la anunciada “reforma integral del sistema”. Además, en el Perú, cada vez que usamos las palabras histórica, estratégica o integral para calificar una iniciativa es para ponerse a temblar con los Frankenstein que normalmente producen estos adjetivos.

Tercero, la CRI sería un producto flexible. El afiliado puede llevarla de uno a otro banco en función a las tasas de interés ofrecidas. Adicionalmente, el porcentaje del aporte mensual podría ser –sujeto a un mínimo legal– elevado o reducido en el tiempo por el titular en función de cómo vaya su economía personal.

La jubilación, tanto en el sistema privado como en el estatal, es una cuenta pendiente para el Estado peruano.
La jubilación, tanto en el sistema privado como en el estatal, es una cuenta pendiente para el Estado peruano.

Además, si bien los fondos no son de libre disponibilidad, podrían establecerse excepciones para acceder a ellos: compra de la primera vivienda, gastos en educación, discapacidad permanente, gastos médicos, etc.

Una última pero importante ventaja es la “libertad de escoger”, la famosa frase del economista Milton Friedman sobre el derecho inalienable de cada persona sobre ser el capitán de su destino. Es decir, cada afiliado debería poder escoger la forma en que ahorra para su jubilación y se le quitaría, de esta manera, el rótulo de monopolio que cargan en la frente las AFP.

UNA REFORMA NECESARIA

En mi opinión, la única forma para que las AFP sobrevivan esta difícil coyuntura es que coexistan lado a lado con varios productos o sistemas pensionarios (llámense CRI u otros que puedan crear bancos y aseguradoras), o que se abra el mercado local a la oferta de otras AFP del exterior. Además, un escenario así descrito promovería la competencia entre los diferentes sistemas pensionarios y, naturalmente, bajarían las satanizadas comisiones cobradas por las AFP.

Hace ya mucho rato que el debate sobre las AFP se volvió una discusión de sordos. Lo único cierto hoy, es que este sistema requiere urgentemente entrar al quirófano, es decir, necesitamos tomar acciones concretas para que el sistema privado previsional subsista.

Ahora es la pandemia y mañana será la crisis económica, o cualquier otra cosa, que se le ocurra al siguiente (político) populista y oportunista. Como dice la canción, “de esos que veo por ahí…”.

*Enrique Castellanos es profesor de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico.

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