Diego Camacho

En medio de importantes choques de oferta, fuertes presiones de demanda y un complejo escenario geopolítico, los últimos años han sido testigos de un marcado aumento en la volatilidad de los mercados globales de referencia. Tras la pandemia, la incertidumbre asociada a la persistencia de las presiones de inflación, los cambios en los patrones de consumo a favor de una mayor demanda de servicios y el desarrollo de tecnologías disruptivas han elevado el nivel de complejidad al que debe hacer frente el análisis económico y financiero.

Asimismo, en los últimos dos años los inversionistas empiezan a entender, con dificultad, que contrario a lo observado tras la gran crisis financiera de 2008, la guía prospectiva presentada por la FED ya no puede considerarse como un elemento de certeza, sino que, por el contrario, la evolución de tal información es parte de la compleja incertidumbre que enfrenta el mercado.

Por ejemplo, aunque el avance de la inflación empezó a generar inquietudes desde finales del primer trimestre de 2021, Powell defendió la tesis de que el choque de inflación era de naturaleza temporal hasta la reunión de política monetaria de enero de 2022.

En la siguiente reunión del FOMC en marzo del mismo año, Powell sorprendió al señalar que las presiones de precios estaban tan arraigas que la FED tendría que iniciar rápidamente un ciclo de incrementos en la tasa de política orientado a combatir la inflación.

Posteriormente, en marzo de 2023 cuando el agresivo ritmo de incrementos en la tasa de referencia generó cuestionamientos sobre el impacto tanto en la economía como en la estabilidad financiera, en declaraciones ante el Congreso, Powell aseguró que no anticipaba ningún tipo de presión en el sector financiero, ni en particular en el sector bancario. Una semana después, las tensiones en la banca regional llevaron a la autoridad monetaria a crear un nuevo vehículo de suministro de liquidez.

A inicios de diciembre de 2023, cuando la inflación se había estabilizado cerca del 3%, Powell aseguró que el FOMC no descartaba nuevos incrementos en la tasa de referencia. Unas semanas más tarde, en la última reunión del año, la FED no sólo sorprendió sugiriendo un ciclo de recortes hasta por 75 puntos base durante el presente año, sino que adicionalmente, Powell afirmó que “el FOMC no quiere cometer el error de tener una tasa de referencia muy alta por mucho tiempo”.

Ante este giro de 180 grados en el énfasis de la FED, el mercado rápidamente ajustó sus expectativas especulando con la posibilidad de que el ciclo de recortes fuese mayor a 100 puntos base y que se iniciaría tan pronto como en marzo 2024.

En esa línea, impulsados por la propia Reserva Federal, los mercados globales de renta fija reportaron una importante valorización en las primeras semanas del año, de forma que una vez más, se relajaron las condiciones financieras, llevando nuevamente a los miembros del FOMC a cuestionar las bases de las recién formadas perspectivas de mercado. Con el paso del tiempo, las apuestas respecto al inminente inicio de un ciclo de recortes en la tasa de referencia de la FED se fueron ajustando ante la publicación de reportes que evidenciaron niveles de actividad superiores a lo esperado y mayor persistencia de la inflación en cercanías al 3%.

En este contexto, varios miembros con voto del FOMC manifestaron que, dada la coyuntura, el FOMC no tendría ninguna urgencia en adelantar un ciclo de recortes, apuntalando una corrección al alza en las tasas de negociación en los referentes globales de renta fija. Esta dinámica encontró un impulso adicional con la publicación de las minutas de la reunión de política monetaria de la FED de enero de 2024, en donde el mensaje central no fue otro que “para la mayoría del FOMC la mayor preocupación es recortar las tasas demasiado rápido y no el mantenerlas altas por demasiado tiempo”.

Con todo el recuento de algunos de los puntos de inflexión en la comunicación de la FED observados recientemente, queda claro cómo los giros relevantes en sus mensajes han impactado en la evolución de los mercados y que están más próximos a aumentar la volatilidad de mercado que a consolidar una perspectiva de más largo aliento.

Diego Camacho, Economista senior internacional de Credicorp Capital.

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