Ante la paralización de la mayoría de labores por el estado de emergencia, el Ejecutivo prevé que 1,07 millones de trabajadores de micro y pequeñas empresas perderán sus empleos. En conversación con El Comercio, Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade, comparte su perspectiva sobre qué esperar para la actividad laboral en el corto plazo.
— ¿Usted considera que la cifra del Ejecutivo se ajusta a la realidad?
Yo creo que podría ser bastante mayor. Si miras la rotación normal, en el primer cuatrimestre entre 8% a 10% de los contratos laborales entre empresas y trabajadores terminan, en promedio mensual. Al mismo tiempo, se crean nuevos empleos y nuevos contratos laborales por 1% más. Esa es la dinámica si se analizan los últimos cuatro años.
Si asumimos que en marzo y abril las empresas no contratan nada, que es un supuesto realista [en este contexto], se perdería más o menos entre 16% y 20% del empleo formal [en ese periodo], simplemente por esta característica secular de la economía e incluso si las empresas no botan a nadie debido al coronavirus. [De considerarse despidos] podemos estar viendo pérdidas del empleo formal bastante más del 20%, inclusive.
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— ¿Qué tan rápido se podrían recuperar los empleos perdidos? ¿El coronavirus marcará un antes y un después en la mecánica del empleo?
Creo que el horizonte para comenzar a retomar actividad normal es, por lo menos, un año. Quizás conviene mirarlo en dos etapas: una es en la que estamos ahora, con fuertes restricciones al trabajo. Esta durará por lo menos tres meses. Si tengo un hotel pequeño en Cusco, para mí es clave saber cuándo van a reabrirse los vuelos internacionales. Mientras eso no se tenga, es difícil calibrar la respuesta de la demanda.
Luego, hasta no tener una vacuna está la posibilidad de que haya un nuevo brote de casos. Ese es un elemento que hace que la incertidumbre se prolongue. Considero que la recuperación de esta crisis va a ser lenta y probablemente lo veamos más el próximo año que este.
— ¿A qué tasas tendrá que crecer el empleo luego de la pandemia para que la actividad tome este proceso de recuperación?
Eso va a depender de cuánto caiga el empleo producto de esta crisis. Si el empleo cae bastante, veremos tasas de crecimiento del empleo altas con suerte hacia fines de este año. Esto en la medida en que las industrias puedan recuperar su ritmo de producción. Al comienzo eso va a significar recuperar una porción pequeña de lo que pierda en empleo. Pero esta es una crisis inesperada. Estamos acostumbrados a lidiar con crisis financieras, pero esta es diferente. No tenemos mucha guía para saber cómo se va a recuperar la economía internacional.
“Creo que la pérdida de empleo se va a ver en todos los tamaños de empresas y en todos los sectores”.
— ¿Este impacto se vería diferenciado entre pequeñas, medianas y grandes empresas?
Pienso que la pérdida de empleo se va a ver en todos los tamaños de empresas y en todos los sectores. Las pequeñas empresas son más frágiles financieramente y por lo tanto van a tener más dificultades para bandearse en esta coyuntura sin despedir a trabajadores; para las empresas más grandes, [la coyuntura] tampoco es positiva.
— La ministra Rocío Barrios (Produce) ha hablado de una reinserción al trabajo progresiva y uno de los criterios es priorizar actividades que generen mayor valor agregado a la economía. ¿Considera que es una estrategia adecuada?
Hay varios conflictos ahí. La ministra habló de varios criterios y mi reacción es que esos no marchan en una misma dirección, sino que puede haber muchas disyuntivas. Si ves cuáles son los sectores que más contribuyen al producto, de repente implican reunir a más gente en los centros de trabajo y por razones sanitarias no van a poder salir primero. Hay más o menos consenso de que las zonas rurales van a ser bastante menos afectadas por el COVID-19. Por ello actividades ligadas a la agricultura podrían volver a la actividad regular más pronto. No hay concentración de población, los trabajadores laboran al aire libre y así la posibilidad de contagio es más pequeña. Por ahí va una racionalidad con más sentido de que actividades ligadas a la agricultura puedan volver a la actividad regular más rápido.
— ¿Qué sectores identifica como los más golpeados de esta crisis?
Sin duda el más golpeado va a ser el de servicios turísticos. Es un sector bien intensivo en empleo donde no hay mucha automatización, [por lo que] probablemente tendrá la pegada más fuerte. Hay un segundo elemento: sectores que tienen capacidad de operar remotamente están viendo menos demanda porque trabajan con otros rubros que están siendo afectados por la crisis. Son impactados de forma colateral.
LOS COSTOS NO SALARIALES
— Se ha habilitado que el Estado asuma un 35% de las planillas en las empresas en el caso de trabajadores que ganan S/1.500 o menos. ¿Cree que podría ampliarse este límite?
Es una opción a considerar. Estamos hablando de un estímulo de 12 puntos del PBI, que es una cosa enorme. Hay que pensar cómo se quiere gastar este dinero para que sea efectivo. Me parece que 35% se puede quedar un poco corto, eso es un poco menos del valor de los costos no salariales [que están en alrededor de 41% y 45% según cálculos del 2018]. ¿Qué tanto va a impedir eso que empresas que no están produciendo y no tienen certeza de cuándo van a empezar a producir retengan a sus trabajadores? Me parece que es un estímulo pequeño.
“Mientras que en Europa y EE.UU. el 80% de la fuerza laboral son asalariados, nosotros no llegamos ni al 50%. De esos, la mitad no tiene contratos. Estamos hablando del 25% de la PEA que tendría cobertura de un seguro de desempleo; nada más”.
— Si hablamos sobre los costos no salariales, ¿considera que habrá mayores intenciones por realizar una reforma laboral después de que esto pase?
No es el mejor momento para pensar en reformas estructurales ahorita, pero el diseño de los instrumentos para estimular a la economía tiene que considerar la estructura del mercado laboral peruano, donde el 70% del empleo es informal. Un tema clave para tener estímulos adecuados es que esos no generen más informalidad.
— ¿Qué podemos esperar que ocurra con la informalidad laboral? ¿Aumentará en estas circunstancias?
Lo que ya venía ocurriendo es que el empleo informal estaba creciendo más rápido que el empleo formal. Tienes a un sector asalariado en el que muchos han perdido el empleo, y la mayoría de ellos van a transitar al autoempleo informal. Yo esperaría que la respuesta va a ser aumento del desempleo y aumento del empleo informal. [...] El riesgo de perder empleo formal es que estás perdiendo productividad; ese es uno de los costos. [Por ello], un foco importante de los estímulos debería ser preservar el empleo formal.
— En el informe de la Comisión de Protección Social, a la que usted perteneció, se concluyó que bajo las condiciones actuales del mercado laboral no se podía tener un seguro de desempleo.
Que hubiese sido muy útil en este contexto. La conclusión a la que llegamos es que no se podía implementar porque la población que atendería es muy pequeña, pues son asalariados. Mientras que en Europa y EE.UU. el 80% de la fuerza laboral son asalariados, nosotros no llegamos ni al 50%. De esos, la mitad no tiene contratos. Estamos hablando del 25% de la PEA que tendría la cobertura de un seguro de desempleo; nada más. Si vemos la parte de los contratos, tres cuartas partes de estos son temporales en el Perú. ¿Cómo ofrecer un seguro de desempleo a contratos que tienen una fecha de terminación? Al final te quedas con una porción muy pequeña de la PEA a la que puedes ofrecerle esto. La propuesta era incentivar más el trabajo asalariado formal y eso deberíamos tomarlo más en serio.
— ¿Qué hace falta para que se implemente ese seguro de desempleo en el futuro?
Otros colegas que participamos en la comisión también deben estar observando la ironía de que en ese momento la principal crítica a las propuestas era que eran muy caras. El aseguramiento universal en salud para todos los peruanos era una cosa jalada de los pelos. La principal crítica era que estábamos "pidiendo un Ferrari cuando el Perú puede pagar un Volkswagen”. Pero los números de los que nos habla la ministra ahora son infinitamente superiores al costo de esas reformas. No pretendíamos que se aceptaran las propuestas ni su costo tal como se habían hecho, pero sí abrir el debate sobre qué tipo de protección social queremos para el país. Es una pregunta que tenemos pendiente. De repente es un momento oportuno para volver a considerar propuestas que hubiesen incrementado la red de protección a los ciudadanos y tener elementos para hacerlo sostenible y de aplicación gradual. Ahora que ya no nos asustan los números grandes, tal vez sea oportuno retomar esta discusión.
“Otros colegas que participamos en la comisión [de Protección Social] también deben estar observando la ironía de que en ese momento la principal crítica a las propuestas era que eran muy caras. El aseguramiento universal en salud para todos los peruanos era una cosa jalada de los pelos”.
JÓVENES EN RIESGO
— El empleo juvenil ya ha sido afectado en los últimos años. La participación de los jóvenes en el mercado laboral el 2019 retrocedió 8,7% en relación al 2018. ¿Esto sería aún más pronunciado este año?
Cuando miras evidencia y experiencias anteriores de shocks económicos y cómo responde el empleo, los primeros que pierden el empleo son jóvenes, mujeres y trabajadores no calificados. Sin duda de esta crisis en términos de empleo son los jóvenes los más afectados. Tienen menos experiencia laboral, menos capital humano específico en al empresa; es más fácil sustituir a un trabajador que tiene poco tiempo en la empresa que a un trabajador que ya conoce la cultura organizacional y ya tiene 10 años. Cuando se decide recortar la planilla, se va primero por la gente que tiene menos tiempo.
— ¿Se podrían focalizar medidas en el empleo juvenil para evitar que la pérdida de empleos sea sustancial?
Sí. El truco está en cómo se diseñan los estímulos. Se podrían contemplar medidas particulares hacia ese fin.
— El futuro del mercado laboral ya venía marcado por la automatización de labores. ¿Cómo impactará ello tras esta crisis?
Mientras más autónomo sea el trabajador para ejercer su profesión de manera más independiente, eso se considerará como un activo. Si puedo hacer el trabajo desde mi casa, conectarme a la empresa y ser igual de productivo, es un valor enorme. Creo que el valor de trabajadores que pueden hacer su trabajo autónomamente se va a incrementar mucho, porque mi expectativa es que va a tomar un buen tiempo para volver a recuperarnos de esto.
— ¿Qué hace falta desde su punto de vista para minimizar el impacto del coronavirus en la economía?
El tema ahorita es tener una estrategia más inteligente para atacar al virus, que tiene que estar basada en evidencia. Si hablamos del número de pruebas que estamos haciendo, Corea del Sur a pesar de aplanar la curva hace en la actualidad más pruebas de las que nosotros hacemos. Ese es un trabajo más científico y minucioso. Eso es lo que uno no ve en la estrategia del gobierno.
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¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el covid-19.
En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.
¿Qué es la covid-19?
La covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.
¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?
Entre los síntomas más comunes del covid-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.
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