La primera etapa de la campaña libertadora en el Perú —en esos turbulentos meses finales de 1820— fue, en esencia, una guerra de recursos. Mientras el ejército libertador ocupó estratégicamente la costa del Pacífico, otro irregular, conformado por indígenas y mestizos, tuvo la difícil tarea de internarse por la sierra de Ica hacia Ayacucho, Huancayo y, después, Pasco. Esa campaña, que se inició el 4 de octubre de 1820, tenía, en síntesis, dos objetivos: involucrar a los pueblos del Perú en la causa independentista y mantener alejadas de Lima a las huestes realistas. Estas acciones hubieran sido imposibles sin la figura de Juan Antonio Álvarez de Arenales, un estratega de eso que se conoció como guerra de guerrillas y montoneras, acciones que él ya había desarrollado con éxito, con los indígenas del Alto Perú, entre 1809 y 1810.
Contenido sugerido
Contenido GEC