La historia de Phillis Wheatley (Senegal, 8 de mayo de 1753-Boston, 5 de diciembre de 1784) es tan terrible como maravillosa. Terrible porque no hay otra palabra para definir la esclavitud o el hecho de raptar a una niña de siete años para condenarla a este destino. Maravillosa porque su suerte fue otra: accedió a una educación que en el siglo XVIII estaba vetada para las esclavas y llegó a convertirse en la primera afroamericana en publicar un libro de poemas…aunque antes tuvo que demostrar en la corte que eran suyos.
Phillis recibió este nombre porque así se llamaba el barco que la trajo desde África hasta las colonias británicas de América. Tras ser raptada por traficantes, llegó a los Estados Unidos, específicamente a Boston, el 11 de junio de 1761. Siguiendo la tradición, tomó el apellido de la familia que la acogió. John Wheatley, un próspero comerciante de Boston, compró a la niña como sirvienta personal para su esposa, Susana.
El intelectual afroamericano Henry Louis Jr. Gates escribió sobre ella en The New Yorker, el año 2003. Dice su texto: “Probablemente era hablante nativa de wolof de la costa senegambiana, era "una niña delgada, frágil y femenina", desnuda excepto por una falda escocesa hecha de "una cantidad de alfombra sucia", como escribió un descendiente de sus dueños en 1834”.
Los Wheatley supieron apreciar el talento y la sensibilidad de Phillis, por lo que la alejaron de las tareas domésticas para centrarse en su educación. Aprendió a leer y escribir en inglés con el apoyo de Mary y Nathaniel, hijos de la pareja. También aprendió a leer la Biblia, estudió griego y latín, y leyó a Virgilio, Horacio, Ovidio, y Milton. Influenciada por la familia que le dio el apellido, Phillips se hizo protestante y esta fe se refleja mucho en su poesía. Con el patrocinio de intelectuales blancos publicó su primer poema: “On Messrs. Hussey and Coffin”, el 21 de diciembre de 1767 en la revista Newport Mercury, con solo catorce años.
El día del juicio
Conscientes de la valía de Phillis, los Wheatley la animaron a que reúna sus escritos en un libro, pero publicarlo en Boston fue imposible, pues ninguna editorial quiso publicar el trabajo de una esclava. Peor aún, pusieron en duda su autoría. Fue tal el revuelo que causó el asunto que el 8 de octubre de 1722 Phillis Wheatley fue llevada a la corte de Boston para que su trabajo sea examinado por un panel de pensadores y políticos influyentes.
El panel fue integrado por John Erving, el reverendo Charles Chauncey y John Hancock, y autoridades como el gobernador de Massachusetts, Thomas Hutchinson. examinó sus capacidades, llegando a la conclusión de que efectivamente había creado los poemas que le eran atribuidos. Pero, como anota Henry Louis Jr. Gates, el panel se había reunido no solo para verificar la autoría de sus poemas, sino también para responder una pregunta mucho más amplia: ¿Era un negro capaz de producir literatura?
Los detalles de la reunión se han perdido en la historia, pero sabemos que tras aprobar el examen Phillis Wheatley recibió un certificado acreditando ser la autora de su obra. Dicho documento sería, meses después, consignado en el prólogo de su primer y único libro: Poemas sobre diversos asuntos, religiosos y morales, publicado en Londres en septiembre de 1773. Fue impreso en Europa y no en Norteamérica porque, pese al dictamen del tribunal, ninguna editorial en Boston aceptó publicarla.
A propósito de la publicación en Inglaterra Phillis viajó con los Weathley al viejo continente. Se dice que en ese viaje conoció a Benjamin Franklin y a otras personalidades de la ciencia y la cultura. El mismo año de la publicación de su libro dejó de ser esclava, aunque no está muy claro si ella compró su libertad o los Weathley la liberaron de propia voluntad.
El nombre completo de la publicación fue Poemas sobre diversos temas, religiosos y morales, por Phillis Wheatley, sirvienta negra del señor John Wheatley de Boston. Según cuenta Henry Louis Jr. Gates, un mes antes de que el libro viera la luz cinco anuncios que se publicaron en el London Morning Post & Daily Advertiser destacando la declaración del panel de Boston como prueba de que Wheatley era el "verdadero autor".
Al respecto, el investigador de la Universidad de Alcalá, Joaquín Saravia, escribió en el texto “Narrativas de emancipación: Literatura afroamericana de mujeres a la luz del feminismo negro”, que el proceso por el cual pasó Phillis —obtener el aval de intelectuales blancos, tanto en Boston como en Londres—no murió en el siglo XVIII. “Estos procesos que coartaban la libertad artística, la asunción de legitimidad y el reconocimiento de los méritos literarios de la comunidad negra, continuaron incluso hasta principios del siglo XX”, señala.
Importancia literaria
La publicación del libro representó un momento significativo para la literatura hecha por afrodescendientes. El libro de Wheatley fue ampliamente revisado y discutido en Inglaterra y en Estados Unidos, donde estuvo disponible en 1774. Incluso Voltaire escribió que Phillis Wheatley había demostrado que los negros podían escribir poesía.
Joaquín Saravia, analizando la poesía de Phillis, explica que esta refleja una intensa convicción cristiana, pero a través de la simbología politeísta y de la poesía grecolatinas se conecta con pulsiones paganas, de hierofante, y con las religiones solares de su África natal. “Testigo del tumulto revolucionario de su país, sus críticas al sistema político colonial fueron sutiles. En el poema de su viaje de África a América parece incluso alabar la esclavitud que la llevó a la revelación del cristianismo, aunque en los últimos versos proclama la igualdad de todas las razas. En otros poemas sí criticó la esclavitud con más vehemencia”, añade.
Saravia explica que para un grupo de estudiosos Wheatley es una artista contrahegemónica, y para otros una poeta que, por motivos religiosos, idealizaba el trayecto desde la libertad a la esclavitud, al concebir el paso de África a los Estados Unidos como escribe en uno de sus poemas: “la liberación del paganismo, la redención del alma como consecuencia de la esclavitud del cuerpo”.
Estas posiciones opuestas sobre Wheatley —continúa Saravia— son recurrentes: El hecho de introducir la perspectiva de su minoría se reconoció como un acto de rebeldía, pero el hacerlo en la lengua de su opresor y no en la de sus raíces, fue entendido por muchos como un acto de capitulación.
Pero una de las cosas más interesantes del trabajo de Saravia, y que permite entender mejor a Phillis Wheatley, se puede resumir en este párrafo: “Al acercarnos al contexto de la poeta bostoniana hay que tener en cuenta el alto grado de oposición a la normativa racista y patriarcal que suponía el mero hecho de escribir poesía. En primer lugar, su habilidad para aprender en un siglo XVIII en el que la educación estaba prohibida para los negros, tanto hombres como mujeres, y la ignorancia se consideraba una característica esencial de su comunidad. En segundo lugar, el saber leer y escribir acompañado de su dominio de la producción poética, demostrado en sus aclamadas traducciones de Ovidio o una fama que según The Oxford Companion to African American Literature (2001) la llevaría a reunirse con Benjamin Franklin y recibir halagos de Voltaire, la convirtió en un símbolo visible de la barbarie y supuso un golpe a los cimientos sobre los que estaba construida la estructura social esclavista. Su legado literario, unido al de las narrativas de la esclavitud, fue un arma clave para la humanización de los afroamericanos y la concienciación de los estados del norte que daría inicio a la Guerra Civil Estadounidense, la misma que tendría como uno de sus objetivos y más relevante resultado el fin de la esclavitud, conseguida en 1865”.
Tras conseguir su libertad y afectada por la muerte de los Wheatley, la carrera literaria de Phillis se truncó. Se casó con un esclavo liberto John Peters, pero no tuvo un matrimonio feliz. Trabajó de lavandera para mantenerse, su marido fue encarcelado por deudas y perdió a sus hijos. Phillis Wheatley, la mujer que, en 1775, compartió correspondencia con George Washington y recibió halagos de la más diversa índole, murió en la pobreza a los 31 años, el 5 de diciembre de 1784. Se estima que alrededor de 145 poemas de su autoría permanecen extraviados.
Pero aún podemos leer en inglés su primer y único libro Poemas sobre diversos asuntos, religiosos y morales, gracias a archive.org, entrando a este enlace.