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Antes de que el humo blanco brote por la chimenea de la Capilla Sixtina y la concurrencia en la Plaza San Pedro estalle en vítores de júbilo, el proceso para escoger a un nuevo Papa es arduo y bastante tenso, aunque envuelto en un secretismo casi inexpugnable. Y eso es lo que intenta relatar el cineasta alemán Edward Berger en “Cónclave”, ficción ambientada en el Vaticano que nos muestra las disputas entre más de 100 cardenales de todo el mundo para definir quién será la próxima cabeza de la Iglesia Católica.
La cinta de Berger está marcada por el suspenso, la intriga, y las puñaladas por la espalda que se clavan estos poco santos candidatos a Sumo Pontífice. En la disputa hay varios favoritos: el veterano actor John Litgow, por ejemplo, interpreta al cardenal canadiense Joseph Tremblay, de postura moderada, pero con secretos detrás; Stanley Tucci es Aldo Bellini, un arzobispo estadounidense más bien progresista; Sergio Castellitto encarna al cardenal Tedesco, un italiano tradicionalista; y Ralph Fiennes (el verdadero protagonista) es el cardenal británico Thomas Lawrence, encargado de sacar adelante el cónclave, pero con pocas ganas de asumir el papado.
A ese grupo de experimentados –delante y detrás de las cámaras– se le suma un novato tanto en la ficción como en la realidad: el mexicano Carlos Diehz, quien interpreta a Vincent Benítez, un cardenal mexicano que trabaja en Afganistán. Porque así como el personaje aparece en la trama casi como un invitado de piedra, en su vida diaria es también un inexperimentado: un arquitecto de 53 años que ha trabajado en una película por primera vez. ¿Cómo llegó hasta allí para codearse con figuras de tanto nivel?
“El director [Edward Berger] quería a alguien prácticamente desconocido, o poco conocido, para el papel del cardenal Benítez –cuenta Carlos Diehz en conversación con El Comercio–. Lo que buscaba es que esa sensación de recién llegado se sintiera dentro y fuera del set. Y así ocurrió: Ralph [Fiennes], Stanley [Tucci] y John [Litgow] se me acercaban a preguntarme cuándo había empezado, cómo había llegado allí, etc.”.
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Largo proceso
Tras más de 30 años dedicado a la arquitectura, Diehz comenzó tímidamente a seguir algunos talleres de actuación durante la pandemia. Como muchos afectados por el confinamiento, quería aprender algo nuevo y diferente. Hasta que apareció la convocatoria para “Cónclave”, pasó los castings, y fue elegido para el papel. De esa forma es como se convirtió en un cincuentón debutante en la gran pantalla.
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Diehz confiesa que, al principio, fue abrumador pensar en la idea de trabajar con actores de tan larga carrera como los ya mencionados, a los que se suma otra figura como Isabella Rossellini, ni más ni menos. “Pero ha sido un ejercicio de autoestima constante, de confiar en el proceso. Y estando en el set, fue fantástico tener el apoyo de todos ellos, recibir sus consejos”, señala el mexicano, quien en la película tiene un par de momentos –un monólogo y un diálogo– de gran exigencia, pero de los que sale airoso.
Aunque tuvo más de un ‘coach’ en el proceso, y varios de ellos le recomendaron no buscar referencias e inspiraciones para no “contaminarse” y caer en la imitación, Diehz reconoce que la actuación de Robert Powell en la recordada miniserie “Jesús de Nazaret” de Franco Zeffirelli le sirvió muchísimo para construir a su personaje. Y también fueron gravitantes dos figuras históricas: San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola.
“Yo mismo tuve una etapa espiritual, casi mística, cuando tenía 19 o 20 años –nos cuenta–. Pensé en irme de servicio, cambiar el mundo. Leí sobre la vida de San Francisco y San Ignacio, me clavé mucho en eso. Hasta que un sacerdote que era mi guía espiritual me dijo ‘Tranquilo. Vive, termina una carrera, y después ves si este es verdaderamente tu llamado’. Y bueno, 30 años después, con este personaje de Benítez, pienso que así me habría gustado ser si hubiese seguido ese camino”.
“Cónclave” ya se encuentra disponible en cines locales.
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