Parece el comienzo de una novela o película de ciencia ficción. Un extraño objeto metálico, una columna triangular de 3,5 metros de altura, es encontrado en un rincón alejado del desierto de Utah (Estados Unidos) por trabajadores gubernamentales a mediados de noviembre, cautivando primero la atención de selectos internautas y luego la del mundo mientras noticias de su curiosa existencia se difunden. Para el 27 de noviembre, el objeto desapareció en circunstancias todavía no aclaradas y una copia fue encontrada poco después en una colina cerca de la localidad de Piatra Neamt (Rumanía), antes de desvanecerse también después de cuatro días.
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¿Extraterrestres? ¿Arte vanguardista? ¿Una novedosa campaña publicitaria? Las teorías en torno a estas peculiares instalaciones continúan cautivando a miles. Cabe señalar que el llamado monolito de Utah, como se dio a conocer al objeto, no se apega a la definición exacta de la palabra, al no ser un monumento de piedra de una sola pieza. Las fotografías difundidas de la instalación la muestran en cambio como constituida por varias placas de metal unidas por remaches y tornillos, lo que apuntan a un proyecto hecho por humanos. Y si esta es la realidad - como a todas luces parece- sus autores han sido inspirados por una tradición de objetos misteriosos que han poblado nuestra imaginación y ficción desde hace décadas.
EL MONOLITO
“La resplandeciente forma rectangular que antes pareciera no más grande que una losa de cristal, flotaba aún ante él, indiferente ante las llamas del infierno de abajo. Encerraba, sin embargo, inescrutables secretos de espacio y tiempo, pero por lo menos él comprendía algunos, y era capaz de mandar. ‘¡Cuán evidente -cuán necesaria- era aquella relación matemática de sus lados, la serie cuadrática 1:4:9! ¡Y cuán ingenuo haber imaginado que las series acababan en ese punto, en sólo tres dimensiones!’”.
Así describió el reconocido autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke al icónico monolito de “2001: Odisea del espacio”, un proyecto en el que colaboró con el director Stanley Kubrick para lanzar la aún más conocida película del mismo nombre en 1968.
Aunque hay variaciones entre ambas versiones por diferencias creativas durante la producción, tanto la película como el libro coinciden que los monolitos son misteriosas estructuras con poderes desconocidos, primero encontradas por los antepasados de la humanidad en tiempos prehistóricos.
En la versión fílmica de “2001: Odisea del espacio” la misión de los protagonistas David Bowman (Keir Dullea) y Frank Poole (Gary Lockwood) es verificar la existencia de una misteriosa señal de radio en Júpiter que termina siendo un monolito. Cuando Bowman, el único sobreviviente de la expedición, se pone en contacto con el objeto, este lo transporta en un viaje a través del espacio tiempo y lo transforma a la siguiente evolución de la humanidad.
Las novelas de Clarke expanden la historia del filme de Kubrick y señalan que los monolitos son máquinas creadas por la primera civilización intergaláctica, los Exploradores, que sirven para monitorear la evolución de las especies, con miles de estos objetos repartidos en toda la galaxia. Varían de tamaño, pero siempre conservan su icónica apariencia de una losa negra rectangular con las proporciones de 1:4:9.
Esta imagen ha sido tan distintiva que se ha filtrado a otras producciones. En la categoría de parodias ha sido aludido en diversos programas como “Los Simpson”, el programa cómico británico “Monty Python’s Flying Circus” y más recientemente en el sitcom “Community”; mientras tanto, películas de ciencia ficción como “Lucy” (con su memoria USB “llena de estrellas” al final de la cinta) e “Interstellar” (con los robots TARS y CASE) han hecho referencia a la apariencia de los monolitos.
Aprovechándose de la popularidad de la película de Kubrick a inicios de los 70, el show educativo “The Electric Company”, destinado a ayudar a los niños a aprender a leer, lanzó una serie de cortos animados donde mostraban monolitos en distintas situaciones - acompañados por la distintiva música de la cinta- que luego se desmoronaban para presentar la palabra del episodio.
Quizás el ejemplo más curioso es la tira cómica belga de fantasía “Le Grand Pouvoir du Chninkel” (“El gran poder de Chninkel”) de Jean Van Hamme y Grzegorz Rosinski, en el que el dios creador del universo, O’ne, toma la forma de un monolito negro y rectangular. El final de la historia, ambientado millones de años después de los eventos de la misma, muestra a O’ne presentándose a los antepasados de la humanidad en una directa referencia a la escena inicial de “2001: Odisea del espacio”.
OTROS MONUMENTOS MISTERIOSOS
Los rectángulos no han sido las únicas formas en que nos han visitado inteligencias extraterrestres en la ficción. La película “Esfera” (1998), basada en un libro del mismo nombre de 1987 por el prolífico autor Michael Crichton (“Jurassic Park”), muestra el encuentro de un grupo de científicos de una esfera de origen extraño en una nave espacial varada en el fondo del océano. Con el paso de la novela es revelado que la inteligencia dentro del aparato confiere la habilidad de manifestar el subconsciente de las personas que entran en la esfera en la realidad.
No son los únicos ejemplos y en series como “Agents of S.H.I.E.L.D.”, ambientada en el Universo Cinematográfico de Marvel, unos objetos conocidos como los Obeliscos fueron dejados por un grupo de rebeldes del imperio Kree para experimentar con la evolución de la humanidad. En las temporadas finales de la serie aparecieron unos objetos llamados simplemente Monolitos; capaces de proezas más allá del entendimiento humano, como dar pie a los viajes en el tiempo.
Los obeliscos también forman parte esencial de la trama de la novela y la película “Ángeles y demonios”, basada en las novelas de Dan Brown. La ficción deja de lado los extraterrestres para centrarse en la más mundana sociedad secreta de los Illuminati, quienes han construido cuatro obeliscos en la ciudad de Roma (Italia) consagrados a cada uno de los clásicos elementos (tierra, fuego, agua y aire) para ocultar sus secretos. Estos son usados por los antagonistas de la historia para asesinar a los cuatro candidatos al trono de San Pedro.
Videojuegos también han mostrado aparatos similares. En el juego de simulación “Spore”, en el que se busca evolucionar una vida desde sus inicios hasta su paso a la expansión intergaláctica, los monolitos, que mantienen la apariencia de “2001: Odisea del espacio” aunque con un enorme agujero circular en el medio, sirven para iniciar el desarrollo de una especie. Mientras tanto en juegos de rol como “Xenosaga” existen aparatos como los Zohar, extrañas mezclas entre monolitos y cruces que permiten comunicarse con la realidad donde reside un ser que puede ser considerado una divinidad.
Estos son solo algunos de los ejemplos que hemos encontrado de este tipo de misteriosos objetos. Lo cierto es que quienes estén detrás de monolito de Utah (y el de Rumanía), están utilizando décadas de ficción para su extraña campaña, cuyo propósito esperamos que sea revelado pronto.
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