Gina Pezet nunca imaginó que una visita a la selva de Junín, hace más de 20 años, le cambiaría la vida para siempre. El abandono y las carencias que presenció en la niñez de ese lugar le impulsaron a fundar Creciendo, una iniciativa que no solo construye aulas y nutre cuerpos y sueños, sino que también siembra esperanza en los corazones de quienes representan el futuro de nuestra sociedad.
“Después de vivir muchos años en Europa, regresé al Perú y en un viaje con mi padre a Satipo vi el hambre, el abandono, las mosquitas volando alrededor de los niños. Todo ello me llevó a crear Creciendo, y lo hice y sin pensar en que sería mi ‘cuarto hijo’. Empecé sola en el 2003, luego por recomendación de un amigo, se convirtió en una asociación, y en el 2013 pasó a ser una ONG pequeña. No tenemos el capital humano, ni tampoco el dinero para postular a los grandes fondos internacionales”, reconoce Pezet.
Creciendo fue concebida con el propósito de transformar la educación rural en una oportunidad que brinde equidad a la niñez de estas zonas. Desde sus inicios hasta hoy, Gina ha enfrentado numerosos desafíos y ha tenido que superar grandes obstáculos para mantener a flote este proyecto altruista, asegura.
“Una familia nativa tiene entre 8 y 9 hijos, y pronto esas personas van a dirigir este país. Si seguimos mirándolos de costado y no nos preocupamos en capacitarlos ni educarlos las cosas nunca van a cambiar. Llevo 20 años de mi vida en esto, avanzando mucho dentro de las limitaciones que representa estar en un país donde todo el mundo se queja de lo mal que está, pero percibo que a la agente de mi condición económica le da lo mismo qué cosa pase con la niñez”, señala.
“No te voy a negar que algunas veces me sentí agotada, porque es nadar contra la corriente; pero una de las razones por la que sigo aquí, es porque cuando empecé en el centro poblado Alto Villa Victoria tenía 52 alumnos y hoy tiene 298″, señala emocionada.
Evento solidario
A través de eventos como “Pianos y cuerdas solidarias”, ‘Creciendo’ busca no solo financiamiento, sino también concienciar sobre la importancia de la educación integral, que abarque no solo lo académico, además del arte, la música y el deporte.
“Pensé que con mi círculo de amistades y con las de mi esposo iba a tener 300 asociados que pusieran 50 soles cada mes. Tenemos 18. Siempre hemos financiado nuestras obras con eventos, pues no tenemos el financiamiento extranjero, que se supone deberíamos tener. Yo no tenía 5000 dólares para pagarle a un experto para que me haga un proyecto y lo que hacemos es subsanar las falencias que tiene el Estado y que son muchas con respecto a la educación. En Alemania por ejemplo, un profesor gana más que un médico acá, cuando yo empecé aquella vez un profesor ganaba 550 soles en el 2003. Qué puedes pedirle a una persona con ese sueldo”, destaca.
“Pianos y cuerdas solidarias” es más que música; es un llamado a la solidaridad y la transformación. El evento contará con el talento de Lisandro Gramajo en el piano, y el emotivo virtuosismo de Carlos Costa y Marielena Pacheco en el violín. La cita es este 29 de abril, en el auditorio Alexander Von Humboldt, a las 7:30 p.m..
“Tenemos que vender 500 entradas y ya estoy escuchando a muchos decir que es caro, que la gente no tiene plata, sin embargo al final, logramos convencer a gente de buen corazón, que además va a disfrutar de un evento maravilloso con tres músicos de primer nivel. La idea es que la gente conozca un poco más el trabajo sacrificado que hacemos. Lo recaudado servirá para contratar dos profesores para nuestros niños, que enseñarán música arte y deporte, tan importantes para el desarrollo de la niñez”, explica Pezet.
“Siempre digo que Dios me necesita acá y que voy a vivir hasta los 120 años para seguir cambiando la vida de muchos niños. Siento satisfacción de haber hecho las cosas bien, en chiquito, pero bien”, subraya.
La donación es de S/100 soles
WhatsApp: 977447806 / 928084640
BCP: C.C.S/.: 194-2005314-0-96
CCI: 00219400200531409696