La Lá presenta un fragmento de "Abuela"
La Lá presenta un fragmento de "Abuela"
Juan Carlos Fangacio Arakaki

Recuperé mis pasos/ Volví a ser de nuevo niña/ Para vivir en la pureza del dolor”. Así canta Giovanna Núñez –o La Lá– en “Milonga”, uno de los mejores temas de los diez que componen su álbum “Mito”, lanzado hace solo unos días. Un disco –el tercero de su carrera– en el que confirma su talento compositivo, pero ahora sumándole una versatilidad musical llamativa: hay en “Mito” un mayor ánimo bailable, una alegría cinética que no se le conocía hasta el momento; sin que ello implique abandonar las reflexiones sentidas y profundas: desde el recuerdo infantil y familiar hasta la protesta encendida cuando la situación así lo demanda. Sobre esos y otros temas conversamos con ella.

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¿Es un disco de cuarentena o empezó a gestarse antes?

Empecé a componerlo en el 2017, pero lo he producido en cuarentena. ¿Cambiaron los planes? Sí, porque el sistema de grabación fue a distancia, lo que me permitió también incorporar a músicos que no estaban en Perú, algo que no había visto como posibilidad antes. Pero sucedió y eso fue genial. Por otra parte, y ya fuera del disco, también se cancelaron las giras, los conciertos, que son mi actividad principal.

¿Y personalmente cómo te afectó?

Bueno, en los primeros meses mi casa era un búnker para mis hijos y para mí. Pensaba “tengo que hacer de esto el búnker más lindo posible”. Entonces veíamos películas, hacíamos tortas de chocolate. Era algo así como hacer nuestros cumpleaños aquí adentro y tratar de llevar el ánimo en alto, sobre todo por ellos. Pero a la vez era muy estresante. El afuera y el adentro eran muy distintos.

Lo primero que llama la atención de “Mito” es la exploración de sonidos: la bachata y otras cosas bailables. ¿Cómo te animaste a ello?

A mí siempre me ha gustado mucho la salsa, la guaracha, el merengue, la música tropical. Porque la he escuchado desde chica, porque es la música que más me gusta poner en casa, para bailar. Pero nunca había dejado traslucir eso en mi música, a pesar de que siempre lo había querido hacer. Y sucedió finalmente.

¿Por qué no había pasado antes?

Porque yo empecé componiendo en un género asociado a la canción de autor, que es básicamente guitarra y voz. Como no estudié música en una escuela, todo lo que iba haciendo lo aprendía poquito a poquito. Y para componer una canción que en su instrumentación tiene más elementos o que rítmicamente tiene un patrón, tienes que ganar confianza y conocimiento.

La Lá, nombre artístico de Giovanna Núñez, ha publicado los discos "Rosa" (2014) y "Zamba puta" (2017). "Mito" es el tercero de su carrera. (Foto: José Rojas Bashe)
La Lá, nombre artístico de Giovanna Núñez, ha publicado los discos "Rosa" (2014) y "Zamba puta" (2017). "Mito" es el tercero de su carrera. (Foto: José Rojas Bashe)

¿Y el género urbano, que está tan de moda, no te llamó? ¿El reguetón te atrae?

Por el momento, no. A mí de chica me gustaban las cosas tipo Ledesma, Don Chezina. Pero lo que ha venido después, ese reguetón bien urbano, no me gusta tanto. Algunas cositas por allí, pero así como que me nazca, no.

Te lo pregunto porque hay una especie de discusión entre quienes lo ven como un género hipersexualizado, que cosifica a la mujer, y otros que lo consideran hasta una forma de liberación femenina.

¿En dónde radicaría la liberación?

Hay mujeres que defienden el bailar perreo, por ejemplo, y el hecho de que nadie tiene por qué decirles que no lo hagan.

Bueno, yo creo que ser libre es hacer lo que uno quiere y lo hace sentir libre. Yo, por ejemplo, personalmente, no me siento a gusto con los arquetipos de hombre y de mujer que se repiten una y otra vez. Y hay géneros musicales que están asociados a arquetipos de hombres y de mujeres en cuya repetición hay una obligación. Hay un patrón que se exige. Creo que la libertad es personal; pero algo que se repite tanto, estéticamente incluso, sí me parece un mandato. Y eso sí lo siento. Cuando entro a mis redes sociales, veo lo que me sale en la bandeja: un montón de videos de cómo maquillarte, cómo operarte, cómo deben ser los cuerpos y las conductas y el pensamiento. Y claro, hay un tema con la sexualidad bien estandarizado también, con el que tampoco me identifico.

Si tuvieras que hacer el ejercicio de ver tus tres discos uno al lado del otro, ¿cómo los compararías y diferenciarías? ¿Ves una evolución?

No diría que hay una evolución, pero sí hay bastantes giros. El primero (“Rosa”, 2014) me parece que era muy introvertido, vinculado a mis sentimientos románticos. En el segundo (“Zamba puta”, 2017) ya hay una vinculación más hacia mis congéneres y a ese sufrimiento colectivo que genera la violencia machista y la discriminación. Y eso lo reflejé allí tras haberlo vivido y sufrido, porque para mí la música es una manera de salvarme del dolor. “Mito”, el tercero, ya es como el escándalo mundial de la crisis climática y los gobiernos que parece que no se enteran, que se vuelven más crueles al defender sus sistemas depredadores. Toda esa indignación me hizo hacer un disco que también está vinculado a otros. Pero en general los tres álbumes son momentos, no sé qué podría componer después.

me parece una canción bien enigmática. ¿Cómo surge?

Mis amigos dicen que es una elegía de la vida doméstica. Y sí, habla sobre el hogar, que se supone que es bonito y bueno, y todo está bien; pero todo el sacrificio de tiempo, de salud, de vida, que representa para una mujer hacerse cargo de todo, eso es algo que no se quiere nombrar. Ahora se discute cada vez más, y se habla de la doble jornada, de los roles de género, de las obligaciones que nos imponen por estos estereotipos y estas ideas. Pero sigue siendo muy común que se asuma que la mujer está asociada al cuidado, y que ese cuidado es algo natural, como si no representara un esfuerzo, y no tuviera un lugar. Ni siquiera en la economía existe ese lugar, ese esfuerzo. Es una invisibilización bien pendenciera.

Además del estereotipo de la madre santa, inmaculada.

Claro, la mujer siempre juzgada y restringida. Que tiene que cumplir con los estándares o será castigada. Y son cosas inalcanzables, porque además de estar todo el día trapeando y cuidando y entregándote, tienes que estar hermosa, como si acabaras de salir de un spa. Porque también esa es la perversión del imaginario vigente. Eso es algo que tiene que ver con una de las preguntas anteriores: me sigo cuestionando dónde está la liberación cuando hay ese arquetipo de mujer hipersexualizada, que está más concentrado en su poto y sus tetas.

Al final de esa canción hay un audio extraño, con voz de mujer.

Soy yo, llorando y gritando. Y de verdad, porque así lo grabé. Me decía a mí misma que, si no puedo expresarme en el lenguaje en el que yo hablo, que si digo “esto es injusto, necesito dormir”, y si lo digo una vez y otra y otra, y si lo dice también mi amiga y lo decimos todas, y la respuesta sigue siendo “ay, no jodas”, pues entonces me dije que ya no importa el idioma, que iba a decirlo con mi alma. Y grité y lloré y eso fue lo que quedó.

Otra canción, , tiene que ver con la pérdida, ¿no? Pero tiene un ritmo bastante alegre.

Milagros es el nombre de la esposa de un primo mío, Toño. Ella falleció a fines del 2019 y yo le hice esta canción a mi primo porque había una tristeza por la lejanía, y porque en nuestra familia hemos perdido a muchas personas en los últimos años. Entonces soñé la canción y se la compuse al Toño como para alegrarlo, para alegrar a la familia. La escuché en mis sueños así tal cual.

Quiero hablar de , el tema que cierra el disco y en el que haces una alusión a la figura de un presidente y de la mentira (y cuando se publique esta entrevista ya habremos elegido gobernante, por cierto). ¿Cómo se articulan en tu caso la música y la política?

Yo creo que todas las personas en una sociedad son seres políticos. Que quieras hacerte cargo de tu rol político o no, es una cosa personal. Pero todos estamos participando en la política incluso con nuestra indiferencia, cuando somos “apolíticos”, así, entre comillas. Ser indiferente también es una posición política porque la ausencia de tu voto, de tu interés, determina que ciertas cosas sucedan o no, que ciertas leyes existen o no. Cuando yo hablo de política lo hago desde mi ciudadanía, no tanto desde mi música. Lo hago a través de mis redes, porque siento que es un espacio que puede ser bueno para comunicar, porque hay gente que me sigue y me lee. Esa canción, “Mito”, yo la escribí cuando había sido elegido Trump en Estados Unidos y luego Bolsonaro en Brasil. Yo no podía creerlo. Me dolió bastante. Y no sabía que Bolsonaro se hacía llamar ‘Mito’. Me lo contaron unos amigos brasileño-peruanos. Es una canción sobre estas personas que usan la mentira para aterrar a la gente, para conducirnos a ese abismo donde nos desbarrancan a nosotros, y ellos salen victoriosos. Así que cualquier parecido con nuestra realidad no es coincidencia. Se refuerza el miedo y la mentira para manipular a la gente, pero no pueden quitarnos la esperanza de vivir una vida buena y digna. Ahora último he escuchado mucho eso de “te crees muy digno”. ¡Como si la dignidad fuera una cosa ridiculizable!

Otro tema del que se ocupa tu música, y ya lo hemos hablado, es el de la mujer y sus libertades. El panorama tampoco es muy alentador respecto a ello, ¿no?

Creo que como ciudadanía el mejor escenario que podemos pensar ahora es el escenario en el que se nos permita incidir en la política. Que se nos permita pedir lo que necesitamos, que haya un respeto en la ciudadanía, y que seamos más activos y activas, que podamos articularnos. Porque si los avances no vienen del propio Estado, creo que lo mejor que podría pasar es que al menos ese Estado nos permita participar.

La Lá, a los 14 años, junto a su abuela Chela. A ella le dedica una de las diez canciones del disco, justamente titulada “Abuela”. (Archivo personal)
La Lá, a los 14 años, junto a su abuela Chela. A ella le dedica una de las diez canciones del disco, justamente titulada “Abuela”. (Archivo personal)

En dices “se va el dolor, la injusticia; se queda el color”. ¿Es un mensaje esperanzador hacia el futuro, pese a todo?

Sí, es que en esencia lo más fuerte y lo más grande y lo que está al inicio y al final de todo es el amor. Y la naturaleza es una expresión de ese amor. Yo encuentro que en la vida, en las personas, en lo que nos une, hay mucha esperanza y mucha posibilidad. En el hecho de no separarnos de la tierra, de la naturaleza, en saber que somos parte de ella. En saber que somos diferentes, y que no tiene sentido odiar y pelear. Y aquí hago un mea culpa porque yo misma a veces puedo tomar posiciones conflictivas. Pero mi aspiración y mi ilusión es esa: que haya un amor profundo entre los seres humanos, incluso los que no se conocen. Yo siento que esa es una verdad que sí podemos vivir y sentir, si nos quitamos tantos miedos de encima.

Quería preguntarte por , simplemente porque es la canción que más me gusta del disco.

Ese tema surgió en mi tiempo de terapia, en el que cavilaba mucho sobre las mochilas que yo me había puesto a partir de lo que había escuchado desde chica. “Tú eres esto, tú eres lo otro”. Cuántas de esas cosas venían del hecho de que yo era mujer y se esperaba de mí otra cosa, ¿no? Siendo mujer se cargan muchos estigmas y exigencias, como el de “cánsate, pero no te quejes” o el “limpia, pero con tacos”. Lo estoy caricaturizando, pero en realidad sí hay unas pretensiones bastante ridículas e imposibles de cumplir. Y también puedes no tener ganas de cumplir con el modo de ser que se te pide. Liberarme de eso y también de la culpa de no haberlos cumplido me hizo hacer esta canción.

Por último, ¿qué piensas de los conciertos en la situación actual? ¿No te apuras?

Yo estoy apurada desde que cerraron todo en marzo del 2020 (risas). Porque es lo que más me gusta hacer, tocar en público. Pero ahorita creo que vamos a tener que pedir algo porque, en verdad, mira: abren los restaurantes, donde toda la gente está comiendo como si nuestro amor por Mistura hiciera que el virus no entre en ti. Es locazo eso. O el hecho de que puedas ir a centros comerciales, pero no a la playa... Entonces, ¿por qué no puedes ir a un concierto en un lugar abierto? Me parece muy perverso restringir el contacto con la naturaleza, con la cultura, con la educación. Es como si hubiera una pereza de pensar en la manera correcta de sacarle la vuelta a la pandemia.

Portada de "Mito", tercer álbum de La Lá. (Fotografía: Juan Pablo Murrugarra)
Portada de "Mito", tercer álbum de La Lá. (Fotografía: Juan Pablo Murrugarra)

El dato

  • “Mito” ya puede escuchar en Spotify, YouTube y otras plataformas.


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